No More Words

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{ Amanda }

Después de haber terminado un cansado trabajo escrito decidí irme al departamento a ducharme y cambiarme para salir con Harry. Salir con Harry. Era extraño pensarlo, jamás creí que ambos saldríamos, por así decirlo, a una cita juntos. Aunque íbamos solamente a hablar, nadie podía asegurar qué podría pasar. Estar con él todo era posible y la verdad tengo miedo de que pueda salir de su boca, o de la mía. Me he dado cuenta que las palabras de Harry eran tan delicadas para mí que podía sentirla como balas. Pero hoy, hoy me besó. Me ha dado un beso. Aunque fuera corto, que me haya besado en el pasillo frente a todos, me hizo una gran ilusión. No le importó, no le importó que lo vieran conmigo, y mejor aún, besándome. Jamás había sentido sus labios en un beso real pero de lo poco que he podido sentir de aquellos es que estoy encantada. Adoraba la sensación de nuestros labios juntos. Cuando lo recuerdo, siento escalofríos. No quiero que nada lo arruine.

Solté una sonrisa feliz.

Entré al edificio y saludé a la señorita de la recepción. Estaba de buen humor. Hoy me pondría lo mejor de mi armario para impresionarlo. Quiero que me vea guapa, yo quiero sentirme bella. Mientras caminaba, un extraño olor llegó a mis fosas nasales. Podría darle importancia, pero no lo estaba haciendo por pensar en Harry. 

La puerta del departamento estaba abierta, y mientras más me acercaba, más el olor me llegaba. Fruncí mi ceño al llegar y ver el ambiente raro. Dejé mi mochila en el suelo y busqué a Harry con la mirada. ¿Él estaba aquí, no?

Caminé hacia el cuarto, la puerta también estaba abierta. Al entrar, lo vi parado. Él me miró con sorpresa, o tal vez miedo. Algo llamó mi atención... una bola de cosas tornadas de color negro puro. Abrí mi boca, pues logré notar que el suéter que me regaló mi abuela estaba completamente quemado. Rápidamente me hinqué y solté un grito. Las cosas se estaban poniendo cenizas. Lo tocaba, y se destruía. 

Mis cartas, mis libros, mi ropa,  mis fotos, mis peluches, mis cuadernos, mis trabajos. Todo, todo estaba quemado.

— ¡No! — solté un chillido, un sonido desgarrador salió de mi garganta y luego solté en un gran llanto.

— ¡A-Amanda, y-yo no fui si es lo que piensas! — balbuceó, sonando nervioso.

Él.

Él y su estúpida manera de actuar.

— ¡¿Entonces quién, idiota?! — me levanté del suelo y lo miré de frente. Mis lágrimas me nublaban la vista.

— ¡Fue Georgina, ella lo hizo para vengarse!

— ¡¿Y cómo jodidos entró si no tiene nuestra llave?! ¡Tú la tienes, o tú se la diste! — golpeo su pecho, más y más lágrimas salían de mis ojos.

 — ¡Yo no le di nada a Georgina, niña! ¡Ella entró con una copia, o no sé, tuvo alguna manera de hacerlo pero yo la vi saliendo de este pasillo y casualmente la puerta de este departamento estaba abierta! ¡Ella lo hizo! ¡Se quiso vengar de ti! — me gritó.

— O quizás tú también, ¿no?

— ¿Eh? — me miró confuso.

— ¡Te he estado tratando mal esta semana pero es porque lo mereces! ¡Y oh, mira! ¡Te aprovechaste mientras yo no estaba y quemaste mis cosas con o sin ella, no sé, pero estoy segura que tú también lo hiciste porque vi tu rostro mientras te abofeteé esta tarde! Te enojaste, pero te contuviste porque rechacé tu falso beso. Y aquí está, tu venganza — exclamé con toda mi furia.

— ¡No es así! ¡No te grité porque estaba tratando de comportarme contigo y hacer funcionar lo nuestro! ¡Me costó mucho, eso sí, pero no te hice ninguna maldita y asquerosa venganza! — vuelve a gritarme.

My Room, My Rules | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora