I'm Done With You G

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{ Amanda }

Si él tuviera la oportunidad, Harry podría escribir un libro de cómo arruinarle a alguien su día perfecto.

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— Los cuatro están castigados, dos horas limpiando el auditorio. A ver si así aprenden a no pelearse a golpes. Lo quiero bien limpio, empiecen jóvenes — el profesor anunció furioso y se fue, dejándonos a los cuatro solos.

— Pero yo no soy de esta facultad — admitió Trevor, haciendo una mueca de disgusto.

Todos bufamos y cada quien agarró su material de limpieza. Yo cogí un trapo y empecé a limpiar las sillas con pocos ánimos. Sentí una mirada, y cuando vi al causante, me topé con la mirada de Harry. Yo le ignoré, pues estaba aún dolida. 

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— Qué tristeza que no pueda decir lo mismo — comenzó a decirme — Amanda, me gusta molestarte porque eres el punto blanco más fácil de irritar. ¿O no?

— P-pero ¡¿por qué solamente yo?! ¡hay miles de chicas también aquí! — grité, él sabía cómo ponerme histérica.

— ¿Lo ves? — sonrió con burla.

Entonces me sentí una gran estúpida. ¿Por qué tuve que admitirle tal cosa? Ahora quedé en ridículo y la burla por parte de él sería más grande. 

— Te odio.— admití.

 — No, no lo haces.

-:-:-:-

— Amanda, ¿puedes ayudarme con ésto, por favor? — preguntó Trevor, señalando los reflectores.

— Uh, claro — le respondí y fui hacia él — ¿Qué pasa?

— Ayúdame acomodar ésto — movió uno y yo moví el otro hacia el otro extremo que era donde ponían todas los focos ahí guardados.

— Gracias — respondió él con una sonrisa.

Le sonreí un poco y asentí con mi cabeza. De todas formas Trevor seguía siendo alguien muy querido por mí, pues fue mi mejor amigo durante todo este tiempo. Aunque a mí me gustaba, el cariño de amigos era imposible de olvidar. 

— ¡¿Pueden dejar de ligar?! ¡Tienen que ayudarnos a limpiar!— chilló Georgina, ambos le vimos.

— ¡Georgina tiene razón, hagan algo! — gruñó Harry, a un lado de Georgina.

Giré mis ojos y me separé de Trevor para seguir limpiando las sillas. De pronto, la rubia y Harry empezaron a pelear. Todo comenzó porque Georgina le recordó su "engaño", y ahora parecía una loca reclamándole que lo odiaba pero que también lo amaba. El chico trataba de ignorarla, pero le era imposible con los gritos de ella. Ambos estaban gritando al fin de cuentas. 

— ¡¿Quieren callarse?! — les grité, ellos no pararon, seguían en lo suyo.

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— ¿Entonces por qué me escribiste una canción? — pregunté, mirando fijamente sus ojos, esperando una buena respuesta por parte de él.

My Room, My Rules | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora