Screaming And Fighting

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{ Harry }

Oh soy un idiota.

Se suponía que me disculparía con ella, pero volví a meter la pata. No sé qué me pasó, yo solamente ataqué cuando me gritó. Internamente me sentí humillado que supiera que estaba casi llorando por ella, entonces para no verme tan avergonzado, le grité. Y es que tengo un problema de aceptación, no quiero admitir mis sentimientos por ella, no quiero aceptar que soy sensible. Y es que hay dos tipos de comienzos; o empiezas a enamorarte, o caes enamorado, y yo estaba cometiendo el error de caer porque no estábamos bien. Nadie de los dos estaba en lo correcto. O tal vez sí, pero no lo aceptamos.

Esperen, ¿pensé en "enamorado"? No, no, solamente me atrae. 

Los dos pasamos la peor la noche. Volvimos a pelearnos en el departamento y todo empezó porque ella me dejó afuera, o sea, tuve que dormir en el sofá nuevamente. No dormí, porque oí sus sollozos toda la noche, y mi orgullo otra vez me decepcionó porque no fui a disculparme, la dejé sufrir en silencio. A la mañana siguiente, ella salió sin decirme nada, lo que era obvio porque está enojada conmigo. Y yo volví a enojarme con ella. 

Es un círculo sin fin. 

— Harry, tienes muy bajos puntos, no creo que pases el semestre, chico. Ni sacando 100 en el examen final lograrías pasar — habló el profesor con una mueca. Éste me había citado después de clases para hablar con él en su cubículo — Cuando entraste a clases, obtuviste puntos,— me miró sobre sus gafas, en sus manos tenía un expediente mío — Eres muy inteligente, pero no lo aprovechas. Sacaste 80 en tu proyecto final de la canción, hubieras sacado un 90 pero el desastre que ocasionaste te provocó quitarte más puntos. Y es que eres un chico muy desordenado, Styles. 

— Lo sé, ¿puedo irme? — alcé una ceja.

El profesor suspiró cansado.

— Llamaré a tus padres en uno de estos días, Harry. Tienes que enterarse de tus calificaciones, de tu situación escolar. ¿Ellos saben que eres así de escandaloso? — preguntó.

— Desde el jardín de infantes.— dije sin interés, recordando cómo siempre he estado en la oficina de los profesores o del director en cada escuela que he puesto un pie. 

— ¿Y por qué no hablan contigo seriamente?

— No tienen tiempo para mis errores. ¿Puedo irme? — dije y él asintió lentamente.

Me paré de la silla y salí con mi mochila sin nada de libros adentro. Andaba muy mal en mis calificaciones y realmente no me interesaba, era de esperarse. Mamá y papá estarían furiosos conmigo, ya tengo su sermón en mi cabeza.

— Hola, Harry — una chica paró frente a mí, una chica guapa que mordía su labio inferior mientras me miraba fijamente a los ojos — ¿Crees que podríamos salir a algún lado? Digo, podríamos divertirnos mucho — tocó mi hombro con su mano.

— No quiero, lo siento. Tengo a mi chica — quité su mano, ella entreabrió sus labios con sorpresa — Uh, justamente está allá. 

Apunté a Amanda con mi mirada, ella estaba a unos metros mirándonos a lo lejos. Cuando se dio cuenta que ambos la vimos, ella se sonrojó y se dio la media vuelta para hacerse la que no vio nada.

— ¿Ella? ¿qué clase de chica ignora a su novio? — musitó — Además, soy más bonita que ella.

— Créeme, no lo eres — le guiñé el ojo, ella se fue indignada. Caminé hacia la pequeña y me recargué en el muro que estaba a su frente, para así posar mi mano sobre su cintura y acercarla un poco a mí pecho — Hola, preciosa.

Sonreí, mirando sus labios. Vi su rostro, ella estaba aún sonrojada pero tenía el ceño fruncido. 

— No hagas eso, ¿te da pena que te vean conmigo, no? — me alejó.

Entonces la sorprendí cuando me acerqué a ella y besé de un pico sus labios. Nuestros labios resonaron cuando ambos nos separamos. Le mostré una sonrisa, como la de un niño pequeño feliz por haber conseguido un caramelo, pero en este caso, feliz por haberle dado un beso. Quería enseñarle que no me importaba ellos. Y volvió a abofetearme.

— Joder, ¿por qué haces eso? — gruñí, poniendo mi mano sobre mi mejilla.

— ¡No puedes hacer lo que se te da la gana! — me gritó, por suerte nadie nos miraba.

No te enojes. No lo hagas. No dañes sus sentimientos. Contrólate. 

Me esquivó, yéndose. Pero me di la vuelta y caminé detrás de ella. Amanda giró un poco su cabeza para ver que la estaba persiguiendo, entonces volteó su cabeza hacia el frente y empezó a acelerar su paso, y yo hice lo mismo. Cuando salió de la facultad, empezó a caminar con prisa. 

— ¡Amanda! — me detuve — ¿No crees que es increíble cómo huyes de mí cuando yo solía hacerlo por ti?

Dije fuerte y claro, ella se detuvo.

— Me estás regresando las cosas. No soportabas mi odio hacia ti y ahora yo no soporto tu odio hacia mí. Las cosas se regresan, me estoy dando cuenta. — bajé mi vista.

Escuché sus pasos, creí que se marchó, pero al levantar mi vista la vi frente a mí. Sonreí sin mostrar mis dientes, apretando mis labios un poco. Sin embargo, me abofeteó nuevamente. En su rostro no expresaba nada mas que seriedad. Yo la vi nuevamente, ni siquiera me importó que hiciera eso porque lo merecía. Lo más sorprendente es que se acercó a mí para pararse de puntillas y dejarme un beso justamente en el lado derecho de mi cuello. Me dio un beso húmedo, donde sentí mi corazón acelerarse por la sensación. Ella se separó y mostró una pequeña sonrisa, aún se le veía triste.

— Quiero verte en el café, hoy por la tarde. A las 5 p.m. — me advirtió, yo asentí rápidamente con mi cabeza. — ¡Pero por favor nada de juegos ni mentiras que ya me cansé! ¿De acuerdo? Quiero que hablemos bien, que podamos hablar tranquilamente sin la necesidad de pelear.

— Suena perfecto. Eh yo... estaré ahí — sonreí.

— Más te vale — se dio la vuelta y empezó a caminar.

— ¡Oye! ¿A dónde vas?— le grité al ver que estaba yendo a otra dirección que no era la de nuestro departamento.

— ¡Iré a la sala de computo para hacer mis trabajos! Saliendo te veré allá. — me gritó de vuelta, pero no me miró.

Solté un suspiro y sonreí una vez más. Caminé con un buenos ánimos hacia mi departamento, ¿Qué podría darle para nuestra primera cita?, ¿chocolates?, ¿peluches? Oh coño no, una parte sensible de mí está saliendo y era jodidamente absurdo. Borré esos pensamientos, y me enfoqué en mi camino. Al caminar por los pasillos del departamento, me topé con Georgina.

—  ¿Qué haces aquí? — alcé una ceja.

— Bueno, ¿qué no puedo estar aquí? — me miró un poco nerviosa.

— Tú estás en el edificio 3, éste es el 2 — reí sin gracia.

— Callado eres más guapo, ¿lo sabes? — palmeó suavemente mi mejilla con la palma de su mano — Adiós, Harry.

Se fue, yo me le quedé viendo con confusión, pero decidí ir por mi camino. Casi llegando, me llegó un olor extraño. Me di cuenta que la puerta de nuestro departamento estaba abierta, con más prisa fui hacia allá y el olor era más fuerte. Al entrar tapé mi nariz y el sitio tenía una capa muy ligera de humo. Entré al cuarto, que ahí era donde venía el olor. Me quité la mano del rostro cuando vi la ropa y las cosas de Amanda quemadas en el suelo. Todos tenían un aspecto negro, donde salía poco humo de ahí. 

Georgina quemó sus cosas.

Me fijé en las mías y estaban intactas en su sitio. Todo lo de Amanda estaba tirado en el suelo quemado, con un aspecto horrible. Sus libros, sus peluches, su ropa, todo. Todo fue culpa de la Georgina. 


My Room, My Rules | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora