Capítulo 19

12.5K 1.3K 83
                                    


—Puedo caminar por mi propia cuenta —gruño y tiro de mi mano, para evitar seguir siendo arrastrada por el centro comercial, como una niña pequeña—. Supongo que ya no veremos la película.

—No.

Acelera el paso, y debo casi que correr para mantenerme a su lado. Frustrada, cuando veo que no desacelera para poder seguir su ritmo, resoplo y me dirijo hacia la fila de taxis en el parqueadero del centro comercial.

—¿A dónde crees que vas?

Escucho a Pablo tras de mí, pero lo ignoro. Continúo mi camino hasta que una mano me hala del codo.

—¿Qué estás haciendo?, ¿Susana?

—Voy a tomar un taxi.

—¿Taxi?, ¿Para qué?

—Para ir a casa, para qué más.

—Detente —ordena y me enfurezco. Me vuelvo bruscamente casi que chocando con su pecho, lo empujo un poco y lo fulmino con la mirada.

—No me hables como si fuera una niña —gruño—, y tampoco me trates como una.

—Yo... ¿de qué estás hablando? No estoy haciendo nada de eso.

—¿Ah no? entonces ¿Qué es eso de arrastrarme como una muñeca por todo este lugar, o el ordenarme y gruñirme?

Sus ojos se abren un poco por mi altanería, suspira y rasca su mejilla, justo donde está su cicatriz.

—Debemos irnos.

—¿Por qué? y no importa cuál sea la razón, eso no te da el derecho de tratarme así.

—Debemos irnos —dice entre dientes, mirando por encima de mi hombro—. Ahora.

Estrecho mis ojos hacia él, y me cruzo de brazos. —No me hables así.

—¡Por Dios Susana! ¡Camina hacia el jodido auto y larguémonos de aquí!

Aunque su tono es fuerte y su rostro luce mortalmente furioso, hay cierta urgencia y temor en su voz, que me hacen caminar rápidamente hacia el auto. Extiende su mano para tomar la mía, pero me alejo y lo miro molesta. Frota su rostro y camina tras de mí.

Llegamos a su auto, desbloquea el seguro, pero antes de que pueda abrir la puerta, me subo y la cierro de un portazo. Lo veo empuñar sus manos fuera y tomar una respiración profunda, sube y nos conduce en completo silencio, de regreso a casa.

Son los minutos más largos de mi vida. La tensión dentro del auto es tan fuerte, que deseo arrojarme del auto y alejarme. Además, estoy tan confundida y molesta, que tengo que morder mi lengua para no decirle a Pablo unas cuantas cositas.

Parquea frente a mi casa y abro la puerta, apenas y termina de frenar.

—Susana, lo sien...

—¿Vas a decirme qué demonios sucedió?, ¿Quién carajos son ellos y por qué razón me sacaste corriendo del lugar? —Me mira, su mandíbula se tensa y sus nudillos se vuelven blancos, al apretar demasiado fuerte el manubrio—. Buenas noches, Pablo.

Salgo rápidamente y entro de la misma manera a mi casa. Me recuesto sobre la puerta y espero escuchar al auto alejarse y frenar en casa de Pablo. Cuando es así, voy hasta mi cuarto y me dejo caer en mi cama. Frustrada y confundida.

Mi teléfono vibra y veo que Jenny acaba de enviarme un mensaje.

Jenny: El idiota de tu ex está en el club esta noche. Preguntó por ti, le dije que estabas felizmente siendo revolcada por un súper hombre. No le gustó mucho la información que compartí. Creo que va a llamarte.

Desde Mi VentanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora