Inmune al síndrome de Estocolmo

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...

D O C E

»Uno de los signos característicos son los intensos dolores de cabeza

...





Matt había despertado en un lugar extraño, un callejón de una calle que no conocía para ser exactos. Por mas que quiso este no fue el primer lugar al que se dirigió cuando descubrió el camino. No podía levantar sospechas.

Llovía cuando después de ir a su propia casa y luego a la escuela, fue directo a donde tenía secuestrada a Casey. Caminó con rabia acumulada por el bosque mientras la lluvia empapaba totalmente su ropa, pero no parecía importarle.

Cuando llegó, encontró a la chica dormida en la cama. Observó su rostro totalmente tranquilo, su cabello largo y tan oscuro. Moría por ver sus asombrosos ojos azules y sin poder evitarlo, levantó una mano hasta su mejilla acariciándola. Por un momento, así como estaba, podía pensar que ella no repudiaba su contacto pero ese momento no duró mucho porque empezó a removerse incómoda.

Casey abrió los ojos de golpe, cuando sintió el tacto helado en su mejilla, topándose con Matt o una de sus personalidades. Antes de que pudiera decir algo la levantó en brazos como si no pesara nada y empezó a caminar con ella en dirección a la salida.

—¿Quién eres?

El castaño no respondió, pero su mirada sombría le fue suficiente para saber que Matt había vuelto.


No, no era Matt. Adam había dicho que ese no era su nombre, entonces ¿Matt era otra identidad y él utilizaba su nombre?

Casey pasó saliva con el miedo creciendo en su interior, pero frunció el ceño al darse cuenta de que el cabello de Matt estaba mojado, las gotas descendían por su frente e incluso caían sobre ella. Pero no era solo su cabello. Él estaba completamente empapado, sus movimientos eran algo lentos y sus ojos lucían cansados pero demostrando la molestia que sentía.

Matt camino con la chica en brazos hasta fuera de la habitación, llevándola hacia la suya en la misma recta del pasillo. Cuando estuvieron dentro la depositó en el suelo. Casey se quedó helada porque quedó frente a un escritorio y sobre el vio no uno, ni dos, sino prácticamente una colección de cuchillos.

—¿Puedo preguntarte algo? —cuestionó tomando uno de los cuchillos y avanzando en dirección a ella— ¿Me quieres?

¿Era enserio? ¿Le preguntaba con una colección de cuchillos al frente? Era como si le preguntara con uno aplastando su garganta. Casey se quedó muda. No sabía que decir.

Al ver que la chica no respondió al instante, tomó un cuchillo y avanzó en su dirección. Ella, en su lugar empezó a retroceder.

—Ya veo, que lastima —miró el cuchillo en su mano, con apariencia cansada— Entonces me odias —la espalda de Casey chocó contra la pared y el castaño aprovechó para acorralarla— Pero yo no te odio.

" Al parecer moriré hoy", pensó Casey.

—Sabes, lo afile hace poco —desvió la mirada hacia el cuello de la chica y empezó a trazar un camino imaginario con la punta del cuchillo —Me gustaría verlo clavado aquí...

El cuchillo bajo hasta su clavícula y la chica ahogó un grito cuando sintió que la presión se incrementaba.

—¿Te duele? —preguntó con fingido arrepentimiento— No te preocupes, le daré un beso para que se cure.

Casey se estremeció cuando sintió los labios de Matt en su cuello.

—Listo —susurró, alejándose unos centímetros para quedar de frente, pero su mirada cayó primero en los labios de la chica.

Al ver que no opuso resistencia, acortó la poca distancia que los separaba y estampó sus labios contra los de ella. La besó lentamente, contrario a lo que pudo imaginar, mientras ella reprimía las ganas de apartarlo.

Parecía que Matt estaba débil pero el cuchillo dificultaba cualquier idea de escapar. Así que, en lugar de empujarlo, tomó la mano del castaño que ejercía la presión de la afilada hoja, y la alejó de su cuello.

—¿Me pregunto que tengo que hacer para que me quieras? —cuestionó el castaño al separase de ella, ya que no le siguió el beso.

Claramente no esto. Te daré clases gratis, no te preocupes.

Ignoró la voz de Ethan en su cabeza.

—Déjame ir —la chica pensó que en su estado Zombie sería más fácil razonar con él.

—Eso no se puede.

—No le diré nada a la policía, lo prometo —habló con rapidez— Lo olvidaré todo...

—¿Cuando te vas a enamorar de mi? —la ignoró, cansado— ¿Eres inmune al síndrome de Estocolmo o algo así?

Las palabras que iba a pronunciar Casey, quedaron atrapadas en su garganta porque Matt cayó hacia adelante aplastando su cuerpo y su cabeza quedó apoyada en el hombro de la chica. Por fin se dio cuenta de que el castaño ardía en fiebre.

" Al parecer está enfermo", pensó la chica.

—Tengo frío —murmuró con sus labios casi pegados a su cuello.

¿Frío? " Ay, que se muere", pensó la chica pero una pizca de esperanza se instaló en ella al pensar que podría escapar.

—Si intentas escapar —murmuró con pesadez como si leyera sus pensamientos—, te mataré.

Matt se desplomó al instante después de pronunciar lo anterior. Casey no podía con su peso así que por más que intentó mantenerlo de pie, terminó deslizándose junto a él hasta que acabaron en el suelo. Matt ahora estaba apoyado en las piernas de la chica con los ojos cerrados con fuerza.

—No te vayas.

Casey levantó la mirada. Observó la puerta sin decir nada mientras el castaño tomaba su mano y la apretaba ligeramente.

—Si te quedas te contaré un secreto.

Le hizo una seña para que se acercara y la chica dudó por un segundo pero terminó accediendo. Cuando estuvo cerca de él, escuchó unos susurros que apenas entendió, pero significaban más de lo que podía imaginar.

—Tenías razón. No soy él.



La mente del Psicópata © [Trastornos 1] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora