La mente del Psicópata © [Trastornos 1] ✔

Todo está en tu imaginación

...

V E I N T I D O S

»La persona afectada presenta
lagunas de memoria para los acontecimientos cotidianos, información personal importante y acontecimientos traumáticos o estresantes.

...

—Lamento haberte causado este problema, llorona.

Ethan cerró la puerta tras él y avanzó en dirección a la chica. No se sorprendió al verla amarrada a una silla, ni con un corto vestido nuevamente. Su rostro no llegaba a verse, pues tenía la cabeza ligeramente incinada hacia adelante.

Casey levantó la cabeza de forma cansada cuando el castaño se detuvo frente a ella y sus ojos azules lo observaron con tristeza.

—No me mires así —habló con fingido arrepentimiento— Que me dan ganas de soltarte.

—Sé que no lo harás —susurró ella, pero el castaño pareció escucharla.

—Lo haría solo para molestarlo.

"Lo sé", pensó Casey con un pinchazo de decepción.

—Me parece que ya tuvimos una conversación parecida —dijo Ethan, soltando una risa al recordar la primera vez que vio a Casey amarrada a la cama y no la soltó— Que recuerdos...

Se interrumpió cuando sus ojos chocaron con los de la chica. Casey seguía observandolo con tristeza sin decir ni una palabra, luego bajó la mirada y una lágrima cayó por su mejilla.

Ethan sintió algo extraño en el pecho.

¿Acaso era...culpa?

Sacudió la cabeza incómodo y volvió a mirarla. Definitivamente sentía culpa y no solo eso. De pronto unas inmensas ganas de desatarla por completo y secar sus lágrimas se apoderaron de él.

Frunció el ceño y casi se abofeteo a sí mismo por pensamientos como aquellos. ¿Qué le estaba pasando?

«Yo también creo que es muy linda»

«¿Otra vez tú, Adam?»

« Fuera de aquí»

«Deberíamos unirnos para dejarla escapar ¿No crees?»

«¿Qué?»

«Por tu culpa estoy sintiendo cosas raras, largo»

"¿De qué están hablando?", la voz de Matt apareció de la nada con un toque de molestia.

«Nada, nada. Quiero un helado»

Ethan sacudió la cabeza, haciendo a un lado las voces de Adam y Matt.

Volvió a mirar a la chica pensando que la extraña sensación desaparecería pero no fue así.

—Vaya, realmente me siento mal si me miras así. No lo hagas.

Casey no apartó la mirada en ningún momento, así que Ethan empezó a caminar por la habitación, incómodo. Estuvo a punto de darle la espalda cuando se percató de que había una venda al rededor del cuello de la chica.

Se detuvo con una sonrisa y se acercó nuevamente para tomar el pedazo de tela entre sus manos.

—No te atrevas...—intentó decir Casey al darse cuenta de lo que pretendía el chico, pero fue demasiado tarde.