Tenemos que irnos

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...

C I N C O

»En ocasiones, las personas que no padecen este trastorno pueden determinar el momento en que se produce el cambio entre identidades en base a algunos puntos como un cambio en el sonido o timbre de la voz

...


El chico sentía la mirada de la chica clavada en su nuca. Le sorprendía que no se hubiera echado a correr, después de todo había dejado la puerta sin seguro. Claro que solo había pasado unos segundos bajo la atenta mirada de ella, pero él lo había sentido como demasiado tiempo.

No quería voltear, tal vez porque sabía que lo más difícil sería explicarle por qué tenía el mismo rostro que su secuestrador.

A Casey se le hizo extremadamente familiar el chico frente a ella, estaba volteado pero había algo en él, en su castaño cabello ligeramente despeinado o en esa extraña marca en su nuca. ¿Por qué la soltó y luego se volteo? ¿Por qué no la ayudaba a escapar y solo seguía volteado? ¿Por qué no escapaba sola?

Fijó su mirada en la puerta, que estaba cerrada pero...

Su vista volvió al chico y sus latidos aumentaron cuando lo reconoció al instante. Ese rostro, era el último que había visto antes de que todo esto pasara.

Matt

El chico que siempre la seguía por mas que lo ignorara, que siempre quería acompañarla por mas que le dijera que no mil veces. Que siempre insistía.

El único al que parecía importarle un poco su vida.

—Matt —es lo único que pudo decir. Estaba en estado de shock o algo parecido. Todo parecía estar pasando demasiado lento nuevamente.

Matt la miró extrañado como si no la conociera y claro que no la conocía pero parecía que ella sí a él. Tal vez conocía a alguno de los otros y ellos nunca le contaban nada, pero esto excedía los límites.

"Él no pudo haber hecho esto", pensó Casey. Acababa de soltarla y parecía tan confundido como ella.

—¿Quién te trajo aquí? ¿Por qué estabas amarrada a la cama? — Preguntó solo para comprobar cuanto sabía la chica, pero solo recibió una negación con la cabeza.

Las preguntas del castaño fueron suficientes para ella. Alguien más la había secuestrado.

—Matt, ¿Dónde estamos? —preguntó Casey con confusión— ¿Cómo me encontraste?

Seguía llamándolo Matt, le molestaba mucho que lo confundieran pero no pareció importarle al estar casi hipnotizado por los ojos azules de la chica.

"Son hermosos", pensó. Pero una mueca de dolor se dibujó en su rostro. Su cabeza había empezado a doler repentinamente.

Al no recibir respuesta por parte del castaño, Casey se puso de pie y tomó su brazo, arrastrándolo en dirección a la salida. No había tiempo de preguntas en este momento. ¿Qué tal si alguno de los desconocidos volvía?

—No sé como me encontraste pero tenemos que salir de aquí.

El castaño se quedó inmóvil al escuchar las palabras de la chica. El dolor en la parte baja de su cabeza se incrementaba a cada segundo. De un momento a otro, cayó al suelo.

—Yo no... —las palabras salieron a duras penas de parte del castaño ahora arrodillado en el suelo, se sostuvo la cabeza fuertemente y gritó.

Casey se agachó hasta estar a su altura para mirarlo a los ojos pero estaban cerrados y su cabeza estaba baja, trató de levantarlo sin éxito alguno.

—¿Matt, qué sucede? —lo obligo a mirarla— No se como llegaste pero tenemos que irnos. Ellos pueden volver en cualquier momento, tenemos que...

El castaño le dedicó una última mirada. Expresaba ¿Tristeza? ¿Miedo?

—Por favor...corre.

El chico bajo la mirada una vez más sin responderle y se alejo de ella parándose rápidamente.

—No voy a dejarte. Tú me encontraste, me ayudaste...

—No entiendes...

Le dio la espalda nuevamente y empezó a actuar de manera extraña. Se sostenía la cabeza con fuerza, a la vez que susurraba cosas que ella no entendía. ¿Acaso estaba hablando solo?

Casey empezó a retroceder lentamente y se estremeció cuando lo escuchó pronunciar las siguientes palabras.

—No puedo dejar que te vayas.

Su voz se escuchó extraña, algo diferente.

Matt se volteó lentamente. Cuando sus ojos se encontraron, el miedo se apoderó de ella. Se dio cuenta de que fue un error no correr mientras el castaño estaba volteado. Esos segundos que pasó mirándolo los hubiera utilizado para correr hacía la puerta y cerciorarse de si estaba cerrada.

Trató de correr, pero él la retuvo por un brazo y la lanzó a la cama bruscamente.

—Lo siento, cariño —habló el castaño pero su tono era diferente al de hace unos minutos— No te irás de aquí.

—¿Qué te pasó? —balbuceo la chica mientras intentaba darle un sentido a lo que estaba sucediendo, en especial al extraño comportamiento del chico. No cabía en su mente que él haya podido secuestrarla— ¡Íbamos a escapar! ¿Por qué haces esto?

Matt sonrió al ver la confusión de Casey, pero su sonrisa se borró al instante al pensar que alguien más la había desatado.

—Que bien que no te irías sin mí —ignoró sus preguntas y se dirigió a la puerta— Porque yo tampoco voy a dejarte nunca.

Salió de la habitación y ella aún seguía inmóvil en la cama, con la mirada perdida.

No quería aceptarlo

Había sido él.

Él la trajo aquí

Él la encerró

¿Por qué había parecido confundido en un principio entonces?






La mente del Psicópata © [Trastornos 1] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora