―Sí, lo sé ―dije, mis entrañas apretándose―. No la soporto tampoco.
Por mucho que quería creer en mis propias palabras y olvidarme de _____, en el fondo una parte de mí estaba mintiendo. Era insoportable y una mocosa, pero era imposible olvidar aquel beso. ¿Por qué la había besado en primer lugar? Estaba tratando de convencerme que era para avergonzarla y hacerle sentir mal consigo misma, pero entonces, ¿por qué había una parte patética de mí disfrutándolo?
No debería disfrutar besando a _______ Summers. No debería disfrutar la forma en que su cuerpo se sentía contra el mío. No debería estar despierto en la cama por la noche pensando en hacer algo más con ella. Si sabía que no debería tener estos sentimientos, entonces, ¿por qué no pueden detenerse? ¿Qué haría falta para que me olvidara de ella?
Lo único que me queda por hacer es centrarme en su lado malo. Tenía que recordarme a mí mismo la manera en que trataba a la gente hasta que estuviera impresa en mi cerebro. Tenía que olvidarme de esa pequeña niña que había sido mi amiga. Tenía que olvidar que una vez se preocupó por la gente, se preocupó por mí. Esta era la única manera de dejar de pensar en ella.
Tenía que odiar a ______ Summers
7- ______
-Hola, sexy ―dijo una voz baja detrás de mí.
Un hormigueo me recorrió el estómago mientras cerraba el casillero y me daba la vuelta. Oliver estaba detrás de mí, con una sonrisa jugueteado en sus labios. Debió tener clase de gimnasia en el último período ya que vestía short y camiseta y el sudor le brillaba en la frente sobre la línea del cabello. De alguna manera, eso aumentaba por diez el factor sexy. Se veía muy bien. Para comérselo.
―Hola, tú ―le dije, parpadeando y con una amplia sonrisa.
Oliver se inclinó sobre los casilleros que estaban a mi lado mientras estudiaba mi atuendo de porrista. Me ruboricé por su atención. Sí, sabía que me veía bien pero no hay mejor sentimiento en el mundo que recibir atención especial del chico por el que estás encaprichada. El chico que estaba a punto de ser mi novio.
―¿Vas a la práctica de porristas? ―me preguntó.
―Sí, mi primera práctica como capitana. Con suerte, Elly capta la indirecta y no se aparece.
―¿No tiene que ponerlo por escrito y entregárselo al entrenador?
―Es solo una formalidad ―le dije dando un paso más cerca―, todo el mundo sabe que lo que el capitán dice, se hace.
Oliver levantó una ceja y tocó con un dedo, burlándose, la parte superior de mi escote.
―¿Y así es?
―¿Dudas de mí? ―En tono juguetón incliné la cabeza con los ojos clavados en los suyos.
Oliver posó casualmente una mano sobre mi cadera y acerco sus labios a los míos.
―Sé que no la necesitas, pero buena suerte. ―Hizo presión con los labios en mi mejilla antes de alejarse.
Con ese beso inocente me golpeó la decepción como una tonelada de ladrillos. Lo había deseado tanto. Quería que hiciera un poco más obvio el hecho de que se sentía atraído hacia mí. Aparte de las miradas y el coqueteo, nunca había tratado de hacer otro movimiento conmigo. Este había sido el momento perfecto y no lo había aprovechado.
Me sacudí la decepción y forcé una sonrisa.
―Mejor me voy. Ya se me hizo tarde. ―Esperaba que notara la renuencia en mi voz para que no pensara que me estaba librando de él. Librarme era la última cosa que quería.
―Nos vemos, capitana ―dijo guiñando un ojo. Se volvió y empezar a caminar por el pasillo hacia la salida.
Cuando desapareció, solté un suspiro y me fui en dirección opuesta hacia el gimnasio. De repente estaba nerviosa por encarar a las chicas, y chicos, por primera vez como capitana.
La ex-capitana, Erica, había sido bastante popular en el equipo. Había sido eficiente, había traído nuevas ideas y parecía llevarse bien con todos. Algunas de nuestros mejores porristas habían venido por ella.
Durante el verano, el equipo había pasado por muchas rutinas dirigido por Erica. Me ayudó a prepararme para el show de porristas y se aseguró de que el equipo supiera qué hacer. Pero Erica ya no estaba aquí para guiarme. Tenía unos zapatos enormes que llenar. En este momento, tenía el estómago lleno de nervios, saltando, brincando, hundiéndose. Eso estaba haciendo que me sintiera mal Había tanto que dependía de esta práctica: mi reputación entera, el show de porristas de mañana y mi futuro como señora de Oliver Carson. Está bien, tal vez no la parte de la señora Carson, todavía. Pero podría pasar algún día.
Había un extraño silencio cuando entré al gimnasio. No había voces excitadas recibiéndome, lo que era extraño considerando que todo el equipo estaba ahí, incluyendo a los dos yellers4 y al entrenador Morgan. Mis ojos se estrecharon mientras captaba la presencia de alguien más. Elly.
Obviamente, la chica no sabía interpretar una indirecta. Aún usaba la camisa de Justin, cosa que por alguna razón me molestó.
Mis ojos seguían estrechándose mientras caminaba hacia el equipo y me encontraba con la mirada de Kance. Le sonreí, pero no me devolvió la sonrisa, ¿qué pasaba con ella? Me encogí de hombros, ignoré a Elly y cambié mi atención al entrenador Morgan que estaba parado al lado de ella. Traté de parecer entusiasta a pesar del hueco en el estómago.
Algo andaba mal. Muy, muy mal.