―No, él encontró la manera de aprovechar los poderes… y bueno eso es todo lo que he hecho hasta el momento. En verdad necesito tramar estas cosas un poco mejor. Como sea, suficiente de mí. ¿Necesitas ayuda estudiando para tu examen de Matemáticas?
―Debería estar bien, además, ¿no se supone que vas a ir a la Recaudación Anual de la Escuela mañana?
―Es cierto, casi lo olvido ―dijo, mordiendo su labio―. Estoy tan cansada esta noche, así que haré los pasteles en la mañana antes de irme.
―¿Estás llevando a Blaze contigo, cierto? Porque puedo usar el tiempo tranquilo para estudiar algo.
―No te preocupes, lo llevaré ―contestó con una sonrisa―. Entonces, ¿has visto a Justin en la escuela?
Mi mamá era la maestra al cambiar de temas. Un momento estabas completamente cómodo mientras le hablabas y al siguiente, estaría preguntándote algo de lo que en realidad no quieres hablar. En este caso, Justin.
―No, mamá, no lo he hecho.
Tenía esa mirada en sus ojos que siempre conseguía convencerme de hacer algo.
―Deberías hablar con él.
Gruñí. ―Mamá, él es la última persona que quiero en mi camino para hablar.
Me frunció el ceño.
―_____, cariño, no te críe para ignorar a tu mejor amigo.
―No somos mejores amigos. La última vez que hablamos fue cuando teníamos diez, y en verdad quiero olvidarme de él. Es simplemente espeluznante.
―Eso no sonó como algo que dirías. Más a una cosa de Kance.
Agaché la cabeza y miré hacia el piso. Era alucinante la razón que tenía. En realidad era algo que Kance diría. Tal vez estaba sólo copiando sus comentarios acerca de Justin en vez de formarme o tener mi propia opinión de él, pero Kance tenía un punto. La manera en que Justin se vestía era aterradora y rara. Todo el mundo pensaba así.
―Mamá, has visto la manera en que luce ahora. Su madre probablemente tuvo un ataque al corazón cuando comenzó a vestirse así.
―Tal vez es lo que todos los chicos cool están usando ―dijo, con un brillo en sus ojos.
―Sí, tal vez es la última moda en el Inframundo, pero no aquí en Statlen.
Mamá rió y despeinó mi cabello.
―Puedo decir que no voy a convencerte de ningún modo, pero si te cruzas con él, háblale, ¿está bien? Ha tenido unos años difíciles.
―Todos hemos tenido unos años duros.
Ella calló, sabía que comprendió lo que quise decir. Desde que Bryan se fue, la forma en que algunas personas del pueblo hablaban de ella, podría igual tener una letra escarlata estampada en su frente. La atención negativa puso un gran estado de estrés sobre nosotras.
Antes que mamá pudiera decir nada, el timbre sonó y sus cejas se fruncieron.
―¿Verías quién es, cariño? Estaré otra media hora terminando el capítulo que estoy escribiendo pero comenzaré la cena después de eso ―Claro, mamá.
Caminé a través de la cocina y del pasillo hacia la puerta de enfrente, agradecida por la interrupción. Mamá preguntaba por Justin al menos una vez por semana y mi respuesta siempre era la misma. No sé por qué está tan decidida en conseguir que hable con él. No es como si tuviéramos algo en común. Éramos personas completamente diferentes.
Justin pasaba sus almuerzos con esos amigos raros, cuyos nombres no me molestaba en recordar. Estaba, o bien haciendo ruido con su banda después de la escuela o en detención casi cada semana por romper alguna regla o algo.
Por otro lado, yo pasaba el rato de mis almuerzos con las porristas y los deportistas. Iba a las fiestas más calientes y con la gente más cool. No había terreno en común. La única clase que compartíamos era Historia Americana, y él pasaba la mayoría de la lección con los audífonos metidos en sus oídos.
Qué podíamos tener que decirnos el uno al otro, y, ¿por qué diablos mamá quiere que sea amiga de un delincuente? Seguro, habíamos sido mejores amigos cuando éramos pequeños, pero eso fue antes de que Justin hubiera empezado con drogas, beber y tocar con su molesta banda de garaje.
En serio, estaría feliz si nunca tenía que hablarle otra vez.
Abrí la puerta y miré boquiabierta a la persona que estaba afuera de pie. Usaba un vaquero negro que colgaba bajo y una camiseta negra que decía “hacer o morir” en el frente. Su cabello no estaba levantado como normalmente, era favorecedor de algún modo y caía sobre sus ojos, aunque aún tenía una apariencia puntiaguda, como si se hubiera esforzado mucho para peinarlo de esa forma. Ambos brazos estaban cubiertos con tatuajes, pero el brazo derecho no tenía tantos como el izquierdo, nunca había estado lo suficientemente cerca para notar esto antes.
Había olvidado cuán hermosos y verdes eran sus ojos e incluso aunque la mitad de su cabello estaba cubriéndolos, todavía podía ver la intensidad en ellos, mientras me miraban de vuelta. Hubo un incómodo silencio mientras nos mirábamos.
Cuando me sonrío, tuve que pestañear otra vez para asegurarme que Justin Bieber estaba realmente al frente de mi puerta.