―Como si pudieran permitirse este auto con su patético salario.
Traté de ponerme cómoda, pero la sensación inquieta que siempre conseguía
cuando estaba en un auto desconocido se arrastró en la boca de mi estómago,
rehusándose a ceder. Tomé una respiración profunda para calmarme y miré a
Oliver subirse al lado del conductor.
Una vez que las ventanas estuvieron abajo, me sentí ligeramente mejor y conseguí
una sonrisa.
Oliver giró la llave en la ignición y el auto ronroneó a la vida. Condujo fuera del
estacionamiento y noté que estaba tomando el camino largo a mi casa. Si era
intencional o no, iba a pasar un poco de tiempo extra con él de todas formas.
Era bastante obvio que Oliver quería pasar tiempo conmigo, eso era seguro. En vez
de llevar a Kance a casa me estaba llevando a mí. Los chicos no hacen eso sin
razón, eso significaba algo.
―¿Así que, tú y Justin, huh? ―preguntó.
Asentí mientras la emoción en mi pecho aumentaba tanto que estaba segura que
estaba cerca de estallar.
―Sí, Justin y yo.
Oliver me miró de soslayo.
―Nunca lo hubiera pensado como tu tipo. Era un perdedor hasta la semana
pasada cuando dejó de vestirse como un emo. Ahora, todas las chicas se sientan
alrededor y hablan de él. Mujeres. ―Sacudió la cabeza y apretó su agarre sobre el
volante.
Oh. Mi. Dios. Oliver estaba celoso de Justin. Si eso no tenía nada que ver conmigo,
no estaba segura. Sólo tenía que jugarlo bien hasta que averiguara más.
―Sí, tiene ese efecto en las chicas. Nunca lo vi hasta hace poco tampoco, pero
ahora me alegro de darle una oportunidad. Es increíble… ―Dejé a mi voz
apagarse―. Oops, no debería estar hablando de eso contigo.
Podía jurar que escuché a Oliver gruñir y suprimí una risa.
―Entonces, ¿vas a ir a la fogata el viernes en la noche? Me encantaría verte ahí.
Sacudí la cabeza. Kendall y Yuki habían estado hablando sin parar de eso hoy, y
querían que fuera, principalmente, así Justin estaría ahí. Kance estaba organizando
la fogata, lo cual era raro porque por lo general era la única organizando esas
cosas.
―No creo que esté invitada.
Oliver entró en mi calle y ralentizó.
―Bueno, te estoy invitando, así que tienes que venir. Quizá podamos pasar el rato.
A solas. ―Sus palabras tenían un doble significado del tipo sexual.
―No creo que a Kance le guste eso.
Oliver golpeó el volante con frustración.
―¡No me importa lo que Kance crea! Estoy cansado de ella diciéndome qué puedo