Capitulo 10

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ELIZABETH

Las cosas que una chica hacía por mantener su ego y orgullo intacto eran más miserables de como me podía sentir ahora que estoy en la misma cama con Frank. Está dormido, quizás esté hasta soñando. Yo estoy cansada, estoy aburrida y harta de mi miseria.

Me aprieto la cabeza con las rodillas y miro el dorso desnudo de mi acompañante. Las cosas serían tan diferentes si tan solo fuese Braddie el que estuviese aquí, conmigo, en mi cama, y no él. No Frank.

Bajé la mirada, recorrí con mis ojos su cuerpo desnudo. Sentí nauceas... ¿De verdad haría esto? Sí. Me iba a ir a Ottawa, me casaría, tendría hijos. Formaría una familia y mi familia sería la más perfecta de la vida.

Frank sigue adormilado —Tiene el sueño bastante pesado.—, pero no importa, así me da tiempo para poder marcharme un momento y tomar aire. Me pongo de pie, me alisto un poco mientras desenrredo mi cabello con los dedos. Luego, me dirijo sin más al baño para poder mojarme la cara... No es suficiente, me mojo los brazos, tampoco. Estoy nerviosa, me siento horrible. Decido que tomaré una ducha y me quito completamente la playera que usaba ayer.

El agua está completamente helada, no importa, así está perfecta. Siento como las delicadas gotas de agua se dejan caer por mi cuerpo desnudo. Como se meten por los huecos más estrechos de mi cuerpo y, como mi cabello comienza a sentirse más suave de lo normal.

—¿Cariño? —Oigo una voz a mis espaldas. Frank estaba entrándo al baño. No, ni en sueños me bañaba con él... Suficiente esfuerzo tuve que hacer para dejar que me penetrara toda la noche. Joder.

—¿Qué quieres? —Pregunté con la voz llena de frialdad. No se percató de ello, gracias a Dios.

—Está llamando Jess. ¿Quieres que conteste yo? ¿O prefieres hacerlo tú, bebé? —Sentí mareos y arcadas en el fondo de mi garganta, pero guardé silencio.

—Atiende tú y ya. —Dije mientras él se reía.

—¿Puedo meterme a la ducha contigo? —No lo pensé ni dos segundos.

—¡NO! —Chillé.

—¿Estás bien?

—Sí... Es sólo... Estoy indispuesta. —Mentí. Escuché el cerrar de la puerta y di gracias a lo que fuese que lo haya echo salir del baño.

Me sequé el cabello con la toalla y luego me envolví en ella. Dejé toda mi puta ropa en la maleta. Joder. Como me fastidiaba tener que pasar un momento más con mi cuerpo desnudo es esta puta habitación.

—¡No hables porquerías! —Escuché a mi novio maldecir. Di el agua a todo dar para que pareciese que no escuchaba nada, pero estaba a sus espaldas. Estaba rojo, pero de ira y rabia... ¿Qué cojones le estaría diciéndo Jess? —¡No! ¡Jess! No puedes decirle... ¡Juro que te mato a ti y a tus hijos si lo haces! —Mi corazón se dislocó. ¿Era coña,  no? Me llevé la mano a la boca y pasé a golpear un florero con mi trasero. Me quedé quieta mientras él me miraba estupefacto.

—¿Qué...?

—Oh, tengo que cortar, Jess. —Dijo irritado. Mi pecho estaba apretándose. Mis manos se cerraban en puños listas para atacar.  —¿De ahce cuando que escuchas, bebé? —Di un paso hacia atrás. Mierda, mierda.

—¿Por qué amenazaste a tu hermana de esa manera, Frank?— Pregunté asustada. Tiritaba, y él se daba cuenta de ello. Podía avalanzarce  sobre mí y matarme con simplesa. Pero no lo haría, no era tan idiota. ¿O sí?

—Porque... —Buscó una excusa. —Lo que pasa es que... No puedo decirlo.

—¡Joder! ¡Di! —Chillé levantándo el pedazo roto del florero. Frank me miró alarmado.

Memorias imborrables. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora