Tal vez las cosas se habían jodido, tal vez simplemente las punzadas no eran nada y eran algo de mi estúpida imaginación...
Frank seguía cogiéndo mi mano mientras Félix colgaba el teléfono, asustado y alarmado. Ninguno podía siquiera moverse. Unas leves lágrimas comenzáron a recorrer mis mejillas... El pensamiento prematuro de que había vuelto a perder a un ser querido me consumía. Ni Luciano podía subirme el ánimo ahora.
Félix se envolvió el cuello con la bufanda y se olvidó por completo de lo que era yo. Me quedé quieta y rígida. Nadie logró sacarme ni una sola palabra hasta que mi Padre decidió que era momento de marcharnos al funeral.
Frank estaba asustado, acongojado al mismo tiempo. Pero más alarmado estaba por mis ceros señales de vida en mi interior. No dejé en ningún momento de mirar el suelo. Aunque Frank estaba a mi lado yo tenía mis manos sobre mi cara, las mordía de vez en cuando por nerviosismo... Creí que había dejado esa manía atrás. Me había equivocado.
Félix me miró atolondrado y decidió que era momento de dejarme ahí sola.
—Vente al entierro. —dijo besándo mi frente por vez primera desde que habíamos llegado a esta casa. Frank se mantuvo firme a mi lado. Quería llorar, necesitaba llorar... Pero ni una sola puta lágrima salió de mis ojos.
—¿Quieres hablar de esto? —Negué con la cabeza. Estaba calmada, pero si seguía con sus preguntas iba a explotar y terminaría por mandarle a la puta mierda. —Tal vez deberías...
—Cállate. Simplemente, cállate. —dije mientras le apartaba y me ponía de pie. Él no sabía quien era Leonor para mí. Él no tenía ni la más puta idea de quien era esa dulce mujer para mí. Seguía llena de miedo... Llena de remordimientos. La última vez que la había visto fue hacía unos días, cuando estaba en la clínica... Pero estaba bien, la noté bien. A la mierda la lógica.
—Eli...
—¡Que te calles! —Chillé mientras me golpeaba con fuerza en la mano contra la pared de cemento. Sentía mi mano rota. Sentía que los dedos se me salían pero no era así. Simplemente me había dado un leve raspón en los puños.
Sentí los cálidos brazos de Frank rodeándome... Pero no era suficiente. Ni Luciano pudo alegrarme... Por ende, le pedí a Jess que viniese por él lo antes posible. Que luego, quizás, iría a por él.
**********
Las personas estaban vestidas completamente de negro. Críos no habían ya que Leonor comenzó a alejarse completamente de cada pendejo que se le acercaba. Max estaba por ahí con el bastón plateado que llevaba para todos lados y, Félix estaba sujeto de un poste mientras el cura hacía la oración por lo que era la muerte de aquella mujer.
Mi corazón estaba apretado, mi pecho apenas me dejaba respirar... Pero lo que era más patético, era saber que Frank me rodeaba con sus brazos. La frialdad afloraba desde lo más profundo de mi ser, necesitaba desquitarme con alguna persona y, sabía que este era el momento oportuno.
Las mujeres estaban vestidas con largos vestidos negros que llegaban hasta el suelo.. Los hombres con sus trajes oscuros... Y allí estaba yo, con mi atuendo desgarrador y mi playera de nirvana antigua. Miré a todos lados una vez más y me percaté de las lágrimas falsas que habían en algunas personas.
De mis ojos no cayó una puta lágrima. No por falta de sentimientos, sino, porque detestaba mostrarme débil al llorar. Miré a Félix. Max y él no estaban tristes, o si lo estaban, lo escondían demasiado bien. Fruncí los labios y divisé la mano de Frank tocando mi vientre. Le aparté con desdén y me apoyé de un árbol mientras comenzaban a bajar el féretro en donde estaba mi Madre. Bajé la mirada y sentí los ojos acusadores de mi prometido sobre mí... ¿Por qué simplemente no desaparecía un momento y ya? Las cosas no podían ponerse peor aún.
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Memorias imborrables. [TERMINADA]
Fiksi RemajaComo todos recuerdan, Elizabeth se fue a estudiar de todos modos a Canadá... Dejó su pasado atrás, en donde también olvidó por completo lo que era su amor hacia Braddie Winther. Elizabeth pasa años lejos de Atlanta y vive su vida normal en Ottawa, c...