Y allí estaba él. Sus ojos estaban mirando el televisor de la gran habitación mientras una chica de cabellos claros miraba por la ventana.
Sin mentir, no tenía ni la más puta idea de qué demonios hacía en la clínica otra vez.
—¿Sophie? —Pregunté mientras la aludida se volteaba.
—¡Gracias a Dios! Estás despierta —Dijo mientras se inclinaba para oler mi cabello. Extraño.
—¿Qué ha sucedido? —Pregunté mientras Sophie miraba a Braddie que, a pesar de estar con barba, se veía totalmente deseable para mis hormonas.
—Te han empezado las contracciones— Añadió Sophie. Braddie me miró con los ojos entrecerrados ¿No me diría nada?
—Elizabeth, —comenzó— ¿De verdad no puedes hacer algo de memoria? —Enarqué una ceja. ¿Memoria? ¿Para qué?
—¡MALDITA SEA! —Gritó una voz muy familiar desde el otor lado de la puerta. El obstáculo de color blanco se abrió de golpe y dejó entrar a un Robert no muy contento con un Rogger tampoco muy emocionado. Los miré a ambos y, mi mejor amigo me sonrió.
—¿Qué ha sido ese grito? —Pregunté dudosa.
—Pues que a este tarado —Dijo Robert—Se le ha caído el café sobre el libro que llevaba una enfermera encima.
—En mi defensa, tenía buenas tetas —Dijo Rogger mientras se acercaba a mí.
—¿Cuánto rato más estaré aquí? —Pregunté mientras Rogger dejaba unos globos azules y rosados sobre el mesón que estaba junto a mi cama.
—Lo necesario hasta que nasca el pequeño —Dijo Rogger orgulloso. —¿Qué? —Le preguntó a Sophie.
—Será una niña, baboso —Dijo molesta.
—¿Una niña? ¿De verdad quieres que yo tenga una ahijada niña? ¡QUIERO UN VARÓN! —Se quejó molesto.
—¿Eli? ¿Qué piensas que será? —Me preguntó Braddie desde el otro lado de la habitación ¿Por qué coño estaba tan lejos?
—Te lo diré si te acercas. Estúpido —Dije irritada. Mi esposo se acercó y tomó mi mano. Dios, se siente sumamente muy raro decirle "esposo".
—Lo sé, es extraño aún llamarnos señor y señora Winther. —Dijo guiñándome un ojo.
—Verga, lo he dicho muy alto —Dije mordiéndome la mano derecha.
—Hey, no hagas eso, muñeca —Dijo Rogger sacando mi mano de mi boca. —Ahí está mejor...
—Hijo de... —Demonios. Lentamente un gritó salió de mi boca. Me hice bolita de manera automática y sentía como mi bebé pateaba. Bendito tiempo, llovía a mares allá afuera y el bebé pateaba como un bendito demonio. —¡DUELE! —Chillé mientras Braddie me presionaba la espalda y Jessica entraba por la puerta con dos enfermeras que venían sumamente muy apuradas.
Vi como me ayudaban a subirme a una silla de ruedas y, a pesar de que permanecía con los ojos cerrados por creencia de que así dolería menor cada puta contracción, me daba cuenta de quién llevaba mi mano derecha aún sujeta. Rogger no se separaba de mi lado ni por mucho que yo lo desease y escuchaba la voz aguda de Sophie desde el otro lado. Maldiciendo y rechinando los dientes por ser detenida por Robert.
Cuando logré abrir los ojos, divisé a Braddie con una jeringa en la mano. Mi miedo subió hasta los rincones más profundos de mi cuerpo. Me temblaba cada maldita parte de mi organismo y, no veía a Rogger por ningún maldito lado.
—¡¿DÓNDE DEMONIOS ESTÁ ROGGER?! —Pregunté gritando. Braddie negó con la cabeza divertido.
—Tranquila, bebé. Yo estoy aquí. —Dijo besando la comisura de mis labios. Braddie se quejó del mordisco que le pegué a sus labios por desgraciado. Lo encontraba divertido, esta situación. Yo temblaba y me seguía quejando por el miedo y... Oh Dios... ¡AHÍ VIENE!
ESTÁS LEYENDO
Memorias imborrables. [TERMINADA]
Teen FictionComo todos recuerdan, Elizabeth se fue a estudiar de todos modos a Canadá... Dejó su pasado atrás, en donde también olvidó por completo lo que era su amor hacia Braddie Winther. Elizabeth pasa años lejos de Atlanta y vive su vida normal en Ottawa, c...