Capitulo 30

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Simplemente me veía cansada y agotada. Mis párpados estaban totalmente oscuros y, para qué vamos a mencionar mis orejas. Bien, la simple idea de que las cosas se han ido de control un poco demasiado, es algo que no logro sacar de mi mente... ¿Por qué? Ah, sí, porque estoy mirando como mi hija de tres años se despide de mi esposo con un gesto en la mano para entrar por el portón del jardín...

—¿Estás seguro de que es buena idea dejarla aquí? —Braddie asiente con la cabeza y suspiro.

—Amor, es lo mejor, ella debe aprender lo que es compartir con demás niños de su edad... —Miro como Eloise recoge una pelota de color amarilla.

—No creo que sea buena idea dejarla dar ese paso tan grande aún —Digo nerviosa. Braddie me mira y sonríe.

—Sé que amas a nuestra hija, pero deja que crezca un poco... —¿Cómo demonios tiene el descaro de decirme que la deje crecer si fue Leo el de la estúpida idea del jardín mientras que mi esposo solo gritaba que prefería pegarse un tiro antes de que dejar que nuestra pequeña se mezclara con demás niños? Menuda sorpresa me estoy llevando ahora.

—Serás cara dura... —Digo mientras mira hacia otro lado.

—¿Michael? —Pregunta mi esposo mientras un niño pequeño corre a sus brazos. Braddie lo toma en sus brazos y lo sostiene con firmeza al mismo tiempo que Boris se asoma a su encuentro.

—Mirad quién ha asomado las narices... ¿Dónde dejaron al animalito? —Braddie lo fulminó con la mirada y sonreí.

—¿Sabes lo complicado que es lograr que mi primo suelte a su hija? No la jodas ahora, por favor —Dice Lexi mientras le arrebata de los brazos a su hijo a mi esposo. —Dame a mi príncipe. 

—¿Lo has inscrito en la misma sección que a Elo? —Pregunto curiosa.

—Pues claro, ya verás que serán los mejores amigos —Dice con picardía, sabía a lo que se refería...

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El día transcurrió sumamente rápido y, ¿para qué les contaré el tiempo libre que tuve con mi esposo? Hoy en día esas cosas llegan a ser sumamente privadas... Y no, no hemos tirado. Se la ha pasado durmiendo desde que fui a dejarle la cena en la oficina. Es un Doctor muy ocupado pero, se ha tomado unas vacaciones y, aunque le cueste admitirlo, extraña ese maldito hospital.

—¿Sabes que lo has dado por perdido, no? —Pregunta Sophie mientras toma un sorbo a su soda.

—Quizás. Pero está cansado y comprendo eso... ¿Sabes? Voy a retomar el trabajo —Sophie me mira sorprendida.

—¿De verdad? ¿Aquí? —Asiento. —¿Qué trabajo? —Pregunta entrecerrando los ojos.

—Arquitectura... ¿No te parece bien? —Sophie mira el piso.

—¿Y Elo?

—Pues... Ya la dejamos en el jardín, no nos extrañará. —Sophie mira la ventana y me sonríe.

—Es una niña, no necesita que sus dos Padres estén entre trabajar y trabajar... También necesita que estén presentes en su vida...

—¿Esto es un sermón? Amiga, es mi hija —Digo mientras bebo de una soda.

—Lo sé, pero solo es un consejo... Puedes arrepentirte más adelante...

—No lo creo, necesito mi tiempo, mi espacio... —Ella mira su mano y aprieta la lata.

—Lo dices como si la pequeña Eloise fuese un estorbo en tu vida. —Me quedo quieta y examino la mirada fría de mi amiga.

—No he dicho eso.

Memorias imborrables. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora