Capitulo 18

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BRADDIE

Estaba cabreado, más enfurecido que el diablo mismo. La mirada de todos era confusa y, por sobre todo, la mía era bastante ilusa.

Estaba sentado sobre la banca del patio trasero de mi casa, Leonardo estaba discutiéndo de algo que no lograba entender con Jessica y, Rogger no aparecía por ningún lado.

Braddie:

Sé que debes estar bastante preocupado por mí. Sé que te debes estar preguntando por mi paradero pero... Estoy bien. Estoy más que bien. Lamento tener que dejarte una nota en vez de haber tenido el coraje suficiente como para decir que ya no te quería y que deseaba marcharme de tu lado.

No es culpa tuya, sino que solo soy yo la culpable...

Por favor, entiéndeme cuando te digo que lo mejor es estar separados.

                                                                                                                                         Elizabeth.-

Mi pecho estaba apretado con cada palabra, con cada pinche trazada con el estúpido lápiz que ella había usado. ¿Sabes lo que más me dolía? Que su anillo de compromiso estaba junto con el sobre.

Mi corazón estaba totalmente destrozado. Apreté la carta con furia e inhalé con fuerza el aroma amargo que la carta contenía.

Me dispuse a apretar la hoja nuevamente, hasta verla totalmente arrugada y lograr comprender el por qué ella me había dejado, el porque de la situación y por que demonios se había llevado a mi hijo, sangre de mi sangre... Vida de mi vida...

—¿Bradd? —Miré a la rubia alta que una vez me impactó con su precensia. Ella me miró cautiva y luego miró a sus espaldas para darse cuenta de que mi hermano maldecía todo. —¿Sabes que ella te quiere, verdad?

—¿Qué? —Ella espero —¿Te parece que me quiere? —Le tendí la nota, ella miró el papel arrugado y lo tendió en el aire. Se quedó con los ojos como platos y luego, sonriénte, me miró.

—¿Puedo quedármela? —Había algo en esa petición que no estaba siendo captado por mí. Me quedé confundido, mirándo los ojos de la mujer de mi hermano.

—Hace con ella lo que te de la regalada gana —Dije mientras miraba el anillo que aún sostenía en mis manos.

—¿Quieres que empeñe eso en algún lugar? —Preguntó Leonardo.

—No —Dije con firmeza, —simplemente deja que pase mis penas y luego yo lo haré.

—Bien —Dijo no muy convencído.

Las cosas estaban fuera de control. Elizabeth me había dejado y además, se había llevado a mi hijo, nuestro hijo... ¿Por qué? La última vez me llamó un egoísta, sus últimas palabras conmigo fueron extremas y aborrecibles. ¿Como podía quedarme tranquilo? Estaba claro que se había marchado a Ottawa, todos pensaban aquello.

Mi habitación se sentía vacía sin las risas y caricias de aquella mujer que una vez fue mi prometida. Alguna vez.

Sentía mi mente vacía, sentía mi pecho apretado, mis manos sudaban por la desesperación... Y claro, mi cerebro y mi cabeza estaban maquinándo absurdos planes para ir por ella y traer su maldito trasero aquí, a Atlanta.

Miré con detención su nombre grabado en mi muñeca y maldije a todo lo que fuese posible solamente por haberme dado la miserable idea de estúpida porqueía. Miré el marco de la foto que Lexi nos había regalado hace unas semanas como regalo de compromiso. Elizabeth salía sonriénte, su cabello negro flameaba con locura con la brisa del viento y yo, bueno, yo solo estaba apretándo su mano y mirándola con deseo. ¡Mierda!

Memorias imborrables. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora