ELIZABETH
Podríamos admitir con sinceridad que la sensación estaba siendo perfecta. No se comparaba con nada que antes hubiese sentido. Braddie estaba preparándo el desayuno mientras yo leía la nota de Robert.
Decidí que sería mejor salir un momento. Espero que la esteis pasando bien, chicos. Espero que también hubieses usado protección.
Robert.
Me reí para mis adentros. Recordé la noche anterior, en verdad no habíamos usado nada, pero... ¿Cuál era la probabilidad de quedar embarazada con un doctor? Suspiré y miré el tazón rosado que me tendía Bradd.
—Sigo odiando el rosa. —Dije mientras él sonreía.
—Lo sé. —Tenía un tazón negro en sus manos, miré el mío y le arrebaté el suyo para dejarle el rosado en sus manos. Nos miramos un largo momento y solo supo suspirar.
—¿Te irás ahora temprano? —Pregunté curiosa. Me miró a los ojos y acarició mi mejilla. Su mano estaba cálida, como siempre.
—Ni modo. —Dijo encogiéndose de hombros. —Tengo que ir a ver a mis pacientes, bebé. —Sonreí con aquello. Los mismos apodos, los mismos sentimientos... Las mismas miradas...
—¿Puedo hacer algo antes de que te vayas? —Me acerqué y le abracé con dulzura. Deposité un tierno beso y este me lo devolvió atolondrado.
—Te pones muy melosa. —Dijo entre dientes mientras me besaba.
—¿Algún problema con eso? —Se quedó rígido y escuché la leve voz de alguien conocído.
—¿Elizabeth? ¿Puedes abrirme la puerta? —Era Frank.
—¡La puta! —Dije mientras el tazón se partí en mil trozos en el suelo.
—¡Eli! —Le aparté.
—¡Vete! ¡Vete! —Dije mientras él se mantenía firme en la puerta de atrás.
—No jodas. —Dijo apartándome. —No somos amantes, Elizabeth. Nos amamos. Él va a entenderlo. —Dijo con frialdad. ¡NO! ¡No lo entendería! Pegué mis labios con violencia en la boca de Bradd y él no pudo contenerse. Me sujetó con firmeza y los gritos de Frank seguían allá afuera.
—¡Elizabeth! —Me quedé muda y Bradd suspiró.
—¿Terminarás con él, no? —Miré a otro lado.
—Tengo que. —Dije recordándo que eso pensaba hace poco. Braddie me miró a los ojos y me sonrió.
—Espero tu llamada cuando lo hayas echo. —Dijo besándo mi frente. Le vi salir por la puerta con rapidez y mi pecho comenzó a apretarse.
—La puta madre. —Dije sujetandome contra la encímera. Sentí el ronroneo de la puerta en cuanto alguien abrió y dejó que un pecho gato negro, que apenas caminaba, entrara por la habitación.
—¡Sorpresa! —Chilló Rogger. No lo había visto desde ya hace mucho porque se había marchado sin más. Pero aún así ayudaba a Boris con el caso. Estaba más emocionado por ello que con las carreras que solíamos tener.
—¡Lucifer! —Chillé atrapándo al miníno en mis manos. Frank me miró confundido al darse cuenta que solo llevaba una playera, que no era mía si no de Braddie, y unos simples calzones amarillos. Miré a mi mejor amigo a los ojos y él enarcó una ceja al verme así.
—Para de mirar. —Dijo Frank avergonzado. Me ruboricé y dejé al gato en el suelo.
—¿De dónde lo has traído? —Pregunté a Rogger.
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Memorias imborrables. [TERMINADA]
Teen FictionComo todos recuerdan, Elizabeth se fue a estudiar de todos modos a Canadá... Dejó su pasado atrás, en donde también olvidó por completo lo que era su amor hacia Braddie Winther. Elizabeth pasa años lejos de Atlanta y vive su vida normal en Ottawa, c...