ELIZABETH
El pecho desnudo de Braddie estaba bajo mi mano derecha... El estar a la orilla de la cama no era nada comodo considerándo de que Bradd era demasiado mal dormir. Miré sus mejillas pálidas y suspiré cerca de su oreja para que se estremeciera dormido. Dio un leve temblorcito y luego enredó sus brazos en mi cuerpo. Sonreí apenas porque estaba cortandome un poco lo que era la respiración.
Sus manos estaban apretadas contra mi piel desnuda y pude sentir como su respiración se agitaba mientras lamía su cuello con suavidad.
—Vas a matarme. —Dijo mientras abría los ojos y podía divisar el hermoso gris de ellos. Me reí y él besó mi frente con suavidad. —Buenos días, amor. —Dijo mientras yo me apoyaba de su pecho desnudo.
—Anoche fue una noche estupenda. —Dije recordándo como los demás se habían ido permitiendo que Bradd y yo nos amásemos en la oscuridad.
—Lo sé. —Dijo mientras enredaba sus dedos con los míos. Su aliento dentro de mi boca se sentía cálido y dulce...
—Hoy tendré el día libre completamente. —Dije apoyándome de su pecho.
—Igual yo. Leonardo se las a ingeneado con ello. —Dijo precavidamente. —Me pregunto como.
—¿Sexo con tu jefa? —Enarcó una ceja.
—Lo más probable. —Dijo mientras volvía a besarme la comisura de mis labios.
BRADDIE
La verdad de las cosas era que esto de ser novio de Elizabeth nuevamente era algo que había deseado desde que la había dejado marchar. Sus ojos estaban pegados en el televisor mientras yo preparaba la comida para el desayuno. Sus manos estaban entrelazadas en el pelaje negro del condenado gato negro. Lo creía muerto... ¿Es posible que un puto gato viva tanto tiempo?
La mirada dulce de Elizabeth estaba pegada en mis ojos mientras yo sonreía.
—¿Pasa algo, bebé? —Preguntó extrañada.
—No, tranquila. —Dije mientras ella se ruborizaba... Hace tanto tiempo que deseaba verla con sus mejillas encendidas.
Mis ojos y los de Elizabeth se cruzaron nuevamente así que accedí a unirme a ella y a su condenado gato. Las palabras de mi corazón me hacían quedarme mudo. Las piernas desnudas de Eli me llamaban sin duda alguna y, sus brazos cubiertos con aquella manta azul me hacían pensar que era solo para mí.
—Se te ve algo preocupado. —Dijo mientras me pillaba en mis pensamientos. La verdad es que sí. Tenía miedo de que esto fuese a terminar cuando menos lo esperase o, incluso, esa misma tarde. Todos saben como es la cabeza de Elizabeth. Es una chica demasiado alegre pero a la vez muy depresiva... Un sólo defecto que le encuentre a esto de estar juntos y será suficiente para huir de mí y volver a Ottawa.
—¿A mí? No. —Dije mientras sus dedos se entrelazaban con los míos. —¿No volveras a Ottawa, verdad? —Me miró confundida.
—¿Eso es lo que te preocupa, bebé? ¿Que me vaya y te deje solo sin más? —Dudosamente, asentí vencido. —No lo haré. Lo prometo. Esta vez siempre permaneceré a tu lado. —Hizo un gesto con sus delicados ojos achocolatados y suspiré convencido. —¿Puedo pedir que me beses?
—Eso no hay que pedirlo, amor. —Dije mientras posaba mis manos en sus mejillas encendidas y juntaba nuestros labios. Elizabeth era la viva imágen de una niña inocente pero candente al mismo tiempo.
Leonardo estaba en la tienda de dulces mientras yo bajaba con Elizabeth de mi vehículo. Mi hermano coqueteaba con una chica de cabellos rubios. Llevaba dos niños con ella, algo confundidos mirando cada dulce que podían ver... Leonardo estaba totalmente cautivado con la rubia alta. La mujer pasó sus dedos por su cabellera y se volteó para encontrarse con los ojos perdidos de mi novia.
ESTÁS LEYENDO
Memorias imborrables. [TERMINADA]
Teen FictionComo todos recuerdan, Elizabeth se fue a estudiar de todos modos a Canadá... Dejó su pasado atrás, en donde también olvidó por completo lo que era su amor hacia Braddie Winther. Elizabeth pasa años lejos de Atlanta y vive su vida normal en Ottawa, c...