ROGGER
El silencio era abrumador en cierto sentido. La copa de vino que sostenía aún estaba algo crizada por el golpe que le había dado la noche anterior por la ira que sentía dentro de mí.
Me estaba quedando con Leonardo y Braddie desde que Elizabeth estaba en la clínica y, ciertamente, no era agradable tener que estar chocando con el genio de mierda de aquel Doctor de pacotilla.
La mano de Jessica estaba acariciando con suavidad el piano, al mismo tiempo que Luciano y Lorenzo correteaban por los pasillos mientras Leonardo buscaba algo para darle de beber a su chica.
—¿Por qué no has dicho nada, primo? —Preguntó ella mientras yo aún miraba el líquido púrpura de mi copa.
—Está así desde que visitó a la tía Elizabeth —Confirmó Luciano. Su Madre le dio una mirada de desaprobación pero, este crío, al pasar tanto tiempo con su tía, terminó por combertirse en algo como ella.
—¿Crees que salga de allí en algún momento? —Preguntó Leonardo al mismo tiempo que Luciano se quedaba pegado a la ventana.
—No me jodas —Dije mientras me disponía a correr hacia la puerta.
Abrí sin cuidado alguno y divisé como una chica de cabello oscuro bajaba desde la puerta del copiloto con la ayuda de una niña algo alta. Les quedé mirando sin más y la chica me sonrió.
—Hola, Rogger— Dijo Elizabeth mientras sujetaba la mano de Sophie. La chica me miró de pies a cabeza, esperando alguna reacción y, claro estaba, me lancé a los brazos de la morena y la atraje hacia mi cuerpo mientras Sophie se corría indignada.
—No puedo creer que estes aquí—Dije casi sin aliento. Elizabeth acarició mi mejilla y me sonrió como siempre. Mi corazón se aceleró y abracé a mi mejor amiga nuevamente mientras Sophie se despedía de quienes manejaban el automóvil.
—¿Nos vas a tener aquí afuera todo el santo día? —Preguntó la cría mientras apretaba nuevamente la mano de Elizabeth... me pregunté a mí mismo porque demonios Elizabeth se encariñaba tanto con aquella mocosa. Suspiré y estiré mi brazo en señal de invitarlas a pasar a la casa de los Winther.
—Miren quien ha regresado, —añadió Leonardo—es un gusto tenerte de vuelta, cu—Jessica le dio un merecido codazo mientras corría hacia su amiga. Elizabeth hizo un pequeño moín de desaprobación ante el gesto de cariño que le daba mi prima. Enarqué una ceja al no comprender y, cuando Jess se alejó, el semblante de Elizabeth cambió a una chica serena nuevamente.
Elizabeth subió un par de veces al baño junto con Sophie, la cría no la dejaba sola ni dos minutos. Para qué hablar de los gemelos. Se la pasaron conversando con Elizabeth como si se hubiesen perdido mucho en estos días... Aunque en verdad se habían perdido demasiado.
Mi amiga me miró un par de veces. En algunos cuantos momentos nuestras miradas se encontraban y me preguntaba a mí mismo de qué deseaba hablarme... Después de todo, fue ella quien me enseñó que cuando alguien te mira es porque desea hablarte algo.
Callé muchas veces ante las conversaciones de Elizabeth con Leonardo y Jessica. Me sorprendía la facilidad con que un día decía que nos odiaba por no encontrarla y, de pronto, estaba en casa de su antiguo prometido buscando alguna excusa para hablarnos.
¿Cuánto duraría la farsa?
Ya quería ver en qué puto momento Braddie cruzaría la puerta y haría que Elizabeth le mirase. Ya quería ver los ojos sorprendidos de mi mejor amiga ante la sorpresa de aquel hombre que ella tanto quería despreciar pero amaba al mismo tiempo. No hay que ser idiota para darse cuenta de eso ¿No?
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Memorias imborrables. [TERMINADA]
Teen FictionComo todos recuerdan, Elizabeth se fue a estudiar de todos modos a Canadá... Dejó su pasado atrás, en donde también olvidó por completo lo que era su amor hacia Braddie Winther. Elizabeth pasa años lejos de Atlanta y vive su vida normal en Ottawa, c...