Capitulo 21

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ELIZABETH

Daba igual lo que dijese, lo que pensase y mucho menos lo que mi corazón sintiese en ese momento. Frank me había vuelto a humillar como se le había dado la puta gana y eso me dejaba con el ego destrozado.

Sophie estaba irritada al mismo tiempo que yo. Se mordía las uñas y le gritaba para que dejase de hacerlo. La cría estaba molesta, me decía que no quería tener más problemas con esos tres hombres que nos tenían aquí retenídas, que lo único que quería era huír.

La verdad era que estar aquí por un mes entero, me ayudó a comprender que no saldría de aquí con ayuda.

Cada noche me disponía a tirarme en el suelo y a mirar el techo, me imaginaba que habían estrellas y me ponía a contarlas. Aprendí aquello de mi compañera, Sophie extrañaba a sus Padres y, por sobre todo, me hablaba de lo hermoso que hubiese sido su sobrino si hubiese nacído.

Las posibilidades de ser rescatada ya no eran las mismas de antes. Desde el beso de Frank, me percaté de que ni Bradd ni nadie iba a sacarme de aquí.

Miré nuevamente, con detención, el techo que estaba más asqueroso de lo habitual. Me imaginé las estrellas y me dispuse a contar sin más... Mientras tanto, pensaba en lo que era mi familia, en lo que sería de Braddie y los demás. ¿Qué estaría haciéndo Rogger? ¿Se habría marchado ya de aquí? Me mordí los labios, extrañaba a mi mejor amigo y, por sobre todo, extrañaba poder moverme a donde se me diese la puta gana.

Sophie estaba mirándo el techo mientras yo me asomaba para mirar que hacía. Sus ojos estaban concentrados y luego comenzó a tararear una nana que no logré comprender. Sonreí por al menos notar que ella intentaba llevar bien todo esto.

Las comidas no eran malas, se encargaban de mantenerme en buen estado por el crío. Me preguntaba por qué demonios Max no pagaba el dinero por mí. Rezaba, cosa que jamás hacía. Sophie me había enseñado en una noche que no podíamos dormir.

—Solo junta tus manos y comienza a orar —Dijo mientras yo obedecía.

—No sé como cojones se hace eso —Dije con timidéz.

—Sólo... Sigue mis palabas —Me sabía el Padre Nuestro y otras cosas, pero se me hacía complicado orar por mi cuenta cuando nunca jamás lo había echo.

Sophie pedía cada día por sus Padres y por mis amigos. Pedía por que algún día ellos tuviesen la inteligencia suficiente como para decidirse buscar aquí, en este sector. 

Admiraba eso de aquella chica... Su manía de pedir cosas que ya no pasarían. Lo tenía asumído, ella seguía rezándo cada noche por lo mismo.

Al comienzo, orar se me hizo complicado, luego comencé a tomarle la costumbre y ya no me volvió a llamar la atención. "Una simple manía pasajera" pienso cada vez para mis adentros cuando finjo juntar mis manos y concentrarme en una oración para que Sophie crea que sus esfuerzos dieron algún especie de fruto.

***

Un día más, otro como cualquiera. Sophie estaba sentada en su celda mientras me sonreía. La comida no estaba del todo buena como lo había estado el día de ayer, pero al menos, nos teníamos la una a la otra, o eso decía ella.

Mordí con desesperación el pedazo de pollo que me había dejado Frank. Hace días que no me metía a la ducha, tampoco deseaba hacerlo, mientras más apestara, menos veces me tocaría Frank y los otros tres. Era la paga por proteger a Sophie. Le ahorré más de un mes de tortura mientras los demás preferían manosearme a mí antes que a ella. Con cada manoseada, al irse el hombre que le tocaba, ella pedía perdón y lloraba. Le decía que no se preocupase, que eran unas simples pagas por las cosas malas que hice en mi vida. Aunque retrocedía y he tenído más mierda de la que yo he provocado.

Memorias imborrables. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora