Capitulo 23

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Rogger se mantuvo visitándome por una semana mientras yo seguía con el proceso de quitarme el puto trauma que llevaba sobre mis hombros. Sophie me advirtió que al salir de aquí, todos los canales desearían hablar conmigo para que les contase lo que fue todo aquello. 

Me mordí la lengua al recordar que no debía de hablar, sobre todo cuando de la nada apareció Braddie para hacer lo que siempre hacía, revisar el suero, revisar mi pulso, revisar mi bebé... Me cuidaba, me protegía, pero al igual que yo, jamás me dirigía la palabra. 

¿Por qué no lo hacía de todos modos?

Miré con detención mientras le veía acomodar las sábanas de mejor manera en mis pies.

—¿Por qué no me hablas? —Me salió de la nada. Me maldije internamente por dejar que eso sucediera y él me sonrió.

—Porque has sido clara con tus miradas, nos odias a todos —Dijo en un tono frío. —No te culpo ¿Sabes? Fuimos muy lentos en encontrarte y... —Su voz se desvaneció.

—¿Y? —Pregunté esperanzada de escuchar algo interesante. Los ojos de Braddie me observaron con cautela, examinaba cada parte de mi rostro. Sabía lo que buscaba, un indisio de que yo estuviese jugando. Suspiré y luego miré detenidamente mis manos.

—Todo el país comenta tu logro de salvar a la pequeña Sophie —Dijo cambiando radicalmente el tema, —es algo increíble ¿Sabes? —Enarqué una ceja y me encontré con sus ojos observándome con detención. Carajo.

—¿A dónde quieres llegar? —Pregunté acomodándome de mejor manera en la almohada.

—A que al parecer, si serás una buena Madre. —Sus palabras salieron de la nada. Fruncí el ceño y atraje mis manos a mi vientre. El vulto ya estaba algo crecidito y me daba nervios saber que eso saldría de mí. Tragué saliva y luego miré a Braddie Winther.

—No es gracioso —Dije desviándo mi mirada. Bradd bufó y comenzó a caminar hacia la puerta.

—¿Te vas? —Pregunté nerviosa. Él se volteó y me miró confundido.

—Creí que me odiabas —Mierda. Esto saldría pésimamente mal. Suspiré.

—Vete a la mierda, Braddie Winther —Dije mientras él enarcaba una ceja. Salió por la puerta como si nada más importase. ¿Cuál era el puto punto de esta maldita situación? No le encontraba sentido a nada ya.

***

SOPHIE

Me percaté de que Braddie había salido nuevamente de la habitación de Elizabeth. Apreté los puños. Desde que me mantuve encerrada con ella, bueno, la mujer se había transformado en una parte fundamental de mi vida. Era como una parte mía que de la nada decidió salir. 

—Te noto algo extraña —Dijo mi Madre mientras me la quedé mirando sin más. Mi mirada fría era diferente a lo de antes. Elizabeth me había enseñado un mundo distinto al que yo había vivido durante doce años. 

Mis Padres me habían educado de una forma en que nadia me importase... En el sentido de sonreírle a todos y a todo. Los problemas me revalaban y con eso ellos eran felices.

Elizabeth me dejó ver un mundo contrario a la perfección. Me enseñó que hasta el ser humano menos creyente era capas de dar la vida por la gente que no conocía para nada, ayudar al prójimo, eso trato de decir. 

—Bastante —Dijo Jessica. La supuesta mejor amiga de Elizabeth y hermana de aquel hombre al que había matado. No comprendía porque demonios andaba de negro, sabía que estaba de luto, pero... ¿Por ese hijo de puta? Le miré con desdén.

—No es asunto tuyo, muñeca —Dije irritada. Mi Madre me lanzó una mirada de desaprobación y di un suspiro de los grandes. Jessica se quedó de pie mientras movía el pie izquierdo al mismo tiempo que miraba el reloj imaginario en su condenada muñeca. Miré a mi Madre que estaba balbuceando algo mientras tenía el rosario sostenido en sus manos. 

—¿Qué tal está? —Preguntó la rubia al ver salir al ex novio de Elizabeth.

—No lo sé. Ahora estaba algo confusa... O así lo noté por la manera en la que quiso hablarme —Dijo encogiéndose de hombros. Me dispuse a tensar mis brazos para poder sujetarme con firmeza e impulsarme para estar de pie mientras podía detener al Doctor Winther y pedirle que me explicase de mejor manera lo que trataba de decirme.

—No te atrevas —Dijo mi Madre mientras sostenía mi muñeca derecha. Maldije para mis adentros y le fulminé con la mirada para percatarme de mi cambio repentino. Elizabeth me estaba haciendo cambiar y la verdad, me agradaba.

—¿Sophie? —Los ojos grises de aquel hombre me miraron esperanzados. Le miré con ojos de confusión y él sonrió. Su maldita sonrisa me hicieron temblar las manos por le echo de querer darle un puñetazo de los grandes. —¿Quieres pasar a ver a Eli? —Asentí al mismo tiempo que me quitaba de encima el agarre de mi Madre y caminaba para lo que era la sala de mi amiga.

Ella estaba allí, tirada en la cama. Miraba la ventana un tanto perdida. Suspiré ¿Por qué?

Sus ojos no se daban cuenta de mi precencia, y si lo hacía, pues bien, fingía muy bien.

—¿Elizabeth? —Pregunté mientras ella sonreía al mismo tiempo que tocaba su vientre.

—Quiero verlo, Sophie. Quiero que nazca de una jodida vez que me deje ver su rostro... Sus ojos... Su cabello... Todo —Dijo mientras su dedo pulgar acariciaba el controno de su ombligo.

—Yo también quiero conocerle —Dije al mismo tiempo que me acercaba con cautela a su lado. La notaba preocupada y un tanto idea ¿Qué sucedía?

—Estoy asustada. —Dijo por fin.

—¿De qué?

—Braddie ya no me ama —Dijo sin más.

—Eso no lo sabes —Le afirmé.

—Tú tampoco lo sabes. No imaginas como me miraba... Con desdén y odio. Ya no me ama, no puede amar a una mujer que ha sido utilizada como una simple muñeca que dos hombres tocaron a su antojo —Dijo mientras le veía derramar un par de lágrimas. Noté como intentaba que pasaran por inadvertidas... Pero la conocía tan bien...

—¿Qué piensas, Elizabeth? —Ella bufó y luego dio un suspiro muy profundo solamente para mirarme a los ojos.

—No lo sé. Quiero que él me vuelva a querer, pero cada vez... —Su voz se quebró. Me di la vuelta para percatarme de quien era el intruso que había echo que mi amiga guardase silencio. Aquellos ojos me miraron estupefactos y luego sonrieron con insuficiencia cuando vio a la chica que estaba acostada en la cama de sábanas blancas. Le vi acercarse con los brazos abiertos y vi como estrechaba su cuerpo contra el de mi amiga. 

—Como te he echado de menos, preciosa —Dijo besando su frente. Elizabeth se acurrucó en los brazos de aquel hombre como si no hubiese nada más importante y pude divisar que se sentía muy a gusto en él... Como una bebé.

—También te he extrañado, Robert —Dijo sin más. 

LAMENTO DE VERDAD NO HABER ESCRITO ANTES. LAMENTO QUE EL CAP. DE AHORA SEA CORTO... PERO LA UNIVERSIDAD ME TIENE COMO ESCLAVA. ESPERO QUE ME ENTIENDAN Y GRACIAS POR LEER!!! *-*

Memorias imborrables. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora