CAP.12 MENTIRAS

54.5K 2.7K 88
                                    

Kelly duerme plácidamente en la cama, yo miro como durme, su pecho subir y bajar, sus labios entreabiertos, su mejilla aplastada contra la almohada, sus ojos casi abiertos, entonces me doy cuenta de que Gabriela hacía lo mismo, recuerdo cuando un día, después de haber tenido sexo, se quedó a dormir conmigo, y cuando desperté, lo primero que vi fue a ella, mirándome fijamente, observándome.

¿De eso se trata el amor? ¿De mirar a la persona que quieres, que amas sólo por gusto? ¿De observar sus detalles? ¿De saber hasta su más mínimo miedo? Entonces Gabriela si me quería, Gabriela me amaba.

Salgo de la habitación, y me encamino a mi despacho, ahí busco aquél disco que me regaló ella cuando ya teníamos 3 meses de conocernos. Nunca lo escuché, nunca me di la verdadera importancia de saber cuál era su contenido. Sin embargo ahora tampoco lo haré, no es como si ganara o cambiara algo.

Tomo mi móvil, que aún tengo en mi bolsillo del pantalón, y marco el numero de Gabriela. No tarda nada en contestarme, el escucharla así casi me rompe el corazón.

—¿Que pasa Barry? ¿Ya te diste cuenta que el vivir en mentiras no es sano? Ya lo viste, sólo escucha esto, no me importa cómo pero estarás conmigo, regresarás, lo sé. Estoy segura, me debes demasiadas explicaciones, y aunque duela,me dirás la verdad. —Su voz me causa estragos, está borracha. Jamás en mi vida me la había podido imaginar así.

—Gaby¿dónde estás? —Pregunto preocupado. Ella de seguro está sola y desvalida en la calle.

—En un lugar muy lejos de ti. Disfruta de tu puta luna de miel, cariño. —Dice con sorna, para después colgarme.

—Gabriela—Susurro para mí. En mi cabeza solo hay lamento, pero sí ella me hubiera dicho sus sentimientos hacía mí tal vez las casas serían diferentes, muy diferentes.

Jamás pensé que ella se pudiera enamorar de mí, siempre vi en ella a una chica que sólo quería dinero para sus berrinches y sus gustos caros. Era de esperarse que por ese motivo o razón estaba conmigo, una modelo y un empresario exitoso siempre va a ser la combinación perfecta, la modelo podrá pedir todo lo que quiera al empresario y éste gustoso aceptará. Gabriela para mi siempre fue mi compañera de cama, ella era buena en realidad.

Me tomo de los cabellos rubios que tengo, quisiera arrancarlos sólo de ansiedad, en verdad tengo pavor a todo lo que pueda pasar ahora en adelante: KELLY, BEBÉ, GABRIELA Y MI EMPRESA.

K E L L Y

Abro lentamente mis ojos apenas descansados. Me duele un poco la cabeza, me incorporo en la cama con dificultad. No hay indicios de Barry, ayer ni siquiera vi sí él durmió conmigo. Espero y no, no es como si le tuviera repelús, pero a quién engaño, ayer me enojé por lo de Gabriela,además me trató tan mal, que ya casi estaba echando espuma por la boca, sé que no estuvo bien que me comportará así pero la verdad él se enojó cuando casi escapo, y eso tiene justificación, me sentía insegura, nerviosa y asustada; y haré que Barry lo vea así, sólo como un error.

Me da una pequeña punzada en la cien, son tan odioso mis dolores de cabeza por las mañanas, los odio. Es algo que jamás he podido superar, maldito dolor.

Salgo de la cama, enfrente de mí hay un espejo que me refleja claramente, no reconozco a esa chica de pelo rubio de bote, labios rosas e hinchados, mejillas sonrosadas, ¿cuando fue cuando cambié?

Dos golpes en la puerta interrumpen mis pensamientos. Una señora de pelo castaño abre la puerta.

—Buenos días señora, mmh, el señor Barry la espera para desayunar.—¿Qué? ¿Es en serio? ¿Tendré servienta o ama de llaves? Noooo, en realidad me gusta hacer las cosas por mí misma.

—Oh, gracias. En un momento bajo.—Ella hace ademán de marcharse pero la detengo. —¿Cual es tu nombre?

—Ángela. —Contesta con una sonrisa, y desaparece de mi vista sin dejar que diga más.

Como ni siquiera sé dónde están mis cosas, bajo como estoy vestida ahora mismo. De camino al comedor, me embellezco un poco con la decoración, no sé porque pero no me parece creíble que ahora y adelante viviré, bueno, en realidad no sé que pasará después. Después de 5 minutos llegó a la cocina, dónde están la cocinera, no sé cuál sea su nombre, pero le doy los buenos días, cruzo la puerta que creó que da al comedor, y así es.

Y ahí está él, como nunca lo había visto, con unos jeans ajustados negros, y una camiseta blanca y tenis. En realidad se ve bastante bien, se ve informal, nada que ver al otro Barry con traje y corbata.

—Buenos días—Saludo tímidamente.

—Hola, Kelly.—Dice sin mirarme. Tímidamente tomo la silla y la arrastro lo suficientemente para caber y sentarme, me siento a su derecha, ya que él está en la cabeza de la mesa, por así decirlo.

—¿Qué tal todo? —en realidad no sé porque tengo ganas de romper el hielo, además no es el único que debería estar enojado.

—Bien Kelly.—Toma un sorbo de café y me mira.—No habrá ninguna luna de miel, no somos unos enamorados, me iré a trabajar mañana como siempre, si tu quieres no puedes ir, yo puedo solo.—Dice y se levanta de la mesa y me deja sola.

¿No somos unos enamorados?

Hola! Perdón por haber tardado tanto, lo siento. Si leía sus comentarios, pero en realidad no me he sentido tan bien de ánimos, por eso no actualice porque no tenia ganas ni imaginación, espero que le guste.

Bebé Por Contrato (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora