CAP 54.LEY DEL HIELO

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—Oh Barry... Una persona que ama a otra persona siempre trata de hacerla feliz, de respetarla y sobre todo de cuidarla, no de todo lo contrario, ese te amo se me hace tan patético que hasta me das risa.—¿Qué se cree?

—Mira Kelly, yo sé todo lo que he hecho pero por favor, dame esa oportunidad, solo una más. —Puedo ver sus ojos llenos de arrepentimiento pero... A quien engaño, quiero darle esa puta oportunidad...

—No hay más oportunidades ahora, solamente piensa en mis sentimientos, me has hecho y deshecho, he llorado por días y por noches y ahora mira con lo que sales, Barry, no soy tu juguete, entiende. Yo no soy Gabriela, no soy Tania ni Nora, ni soy otra de las tantas novias que has tenido, así que no me trates de utilizar porque conmigo no va a resultar.—Kelly, te ha estado utilizando desde el principio, aceptaste y hasta firmaste.

—¿Tú no me amas? ¿No sientes lo mismo? Eso es lo que pasa, ¿verdad?—clava su mirada en mis ojos.

—Barry, no sabes cuanto te amaba, cuanto te adoraba, y todo lo que hiciste ha hecho que yo ya no pueda verte sin recordar el daño que me provocaste...

—Bien, es tu decisión y creo que no me rendiré aún. Pero por favor, no me hagas esperar.—Saca la llave y se baja del auto, me mira y busca algo en su bolsillo —ten, lo compré para ti, este anillo es diferente al otro —mira la cajita roja aterciopelada—este sí lo compré pensando en ti con mucho amor y devoción —se ríe y me lo avienta. Cae justo a mis pies. Ni siquiera pude verle la cara porque ya ha cerrado la puerta de su caro auto y está caminado hacia la casa.

—Gracias maldito idiota—levanto la caja, no quiero verlo. Tengo tanta pena de abrirlo por el solo hecho de que él lo eligió para mí. Sin embargo, mi curiosidad está pidiendo a gritos que lo abra y bueno, le haré caso.

Es un anillo delgado de plata con una pequeña piedra hermosa. Adentro del anillo tiene algo grabado "son mi vida", tengo unas inmensas ganas de llorar, porque sí lo quiero, quiero que nos llenemos la vida de recuerdos, quiero que me diga que me ama todos los días de mi puta existencia, también quiero que todo lo que ha pasado sea una pesadilla y despertar en sus brazos como si nada.

Empiezo a lloriquear como una niña pequeña, ¿por qué se me complica todo siempre? No entiendo todo lo que me pasa.

—¿Puedo saber por qué lloras? —la voz de Rease me sobresalta. Me limpio las lágrimas rápidamente, aquí nadie estaba llorando.

—Rease—digo avergonzada —¿Qué haces aquí?

—Parece que se te ha olvidado lo que pasó ayer. Y estoy aquí por ti.—Me sonríe y su sonrisa me llena de tranquilidad.

—Rease...—La expresión de Rease cambia totalmente.

—Oh, dejame adivinar. Regresaste con Barry, ¿no es así?—ya no esta feliz, ahira tiene la mirada llena de odio y si no es que de rencro. Mueve la cabeza—ni te molestes en responder, gracias por utilizarme. Gracias.— Se da la vuelta y camina hacia la reja de la casa. Bajo del automóvil y corro lo más rápido que puedo detrás de él.

—¡Rease!—se detiene y da media vuelta.

Dile a tu puto marido que ya no trabajaré para ti ni para él, que vergüenza Kelly—se acerca a mí y me entrega las llaves de la Jeep bruscamente en la mano—Te deseo que seas patéticamente feliz...

—¿Entonces te besaste con ese tipo y ahora te odia porque estas de nuevo con Barry? —pregunta Liz mientras se lleva un puño de cereal a la boca.

—Así es, pero debo de aclarar que no estoy con Barry, simplemente estoy aquí por mis bebés y por nuestro bienestar como padres, en menos de un año se termina el contrato y podré ser libre.—Suspiro.

—Kelly, no te engañes, sí estas aquí es por Barry y perdoname que te lo diga, te viene valiendo los bebés, date cuenta de lo que sientes por Barry. —Musita, la miro y me levanto de mi asiento.

—Dame eso inconsciente —tomo su cigarrillo de su mano y lo tiro al suelo.

—No tenías que hacer eso, solamente con qué me dijeras que lo apagara.

—Callate y ayudame a encontrar una solución—me siento de nuevo.

—Mira, la única solución viable aquí es que perdones a tu hombre y todos felices, recuerda, su mamá acaba de morir.

—La muerte de su mamá ya va para tres semanas, no seas mensa.

—Una semana, un día, se siente triste por su partida y no creo que la esté pasando bien si le agregamos que no le quieres ni dirigir la palabra—el reproche de Liz sí toca mi fibra sensible.

—¿Como le hablo? Él también se cierra y tampoco hace el intento de querer hablarme.—Me quejo.

—Por favor Kelly, hace unos días tú misma le dijiste que no se te acercara o que te irías, ¿quién te entiende mujer?—suspiro, Liz tiene razón. Hace una semana Barry intentó hbalr conmigo y yo de una manera muy grosera le dije que no quería que me hablara y por lo visto si me obedeció, ya hoy se cumple una semana de que me está aplicando la ley del hielo, podemos estar en la misma habitación y cruzarnos pero ni así nos hablamos. Tita lo complica aún más, se fue de emergencia a la casa de una de sus primas y regresa dentro de un mes.

—Bueno, ya estuve una semana aquí contigo soportando el silencio de una pareja muy tóxica, creo que ya es suficiente, me iré por la tarde.—Se levanta y sale de la sala de estar.

Entra Barry, hace no menos de una hora que ya se había ido.

Pasa a lado mío y ni siquiera se molesta en decir o expresar algo, se pasa derecho, escucho como Liz y él se saludan. Creo que ya es suficiente, debemos de dejar esta estúpida lucha.
Cuando regresa miro que trae  una carpeta en las manos.

—Barry—lo llamo, sé que mi llamado se le hace muy extraño.

—¿Si Kelly?—Me mira con un poco de vergüenza.

—Hay que hablar—sugiero.

—No—su respuesta me detiene el corazón —mas bien ahora mismo no puedo, lo siento—y sin decir nada más se marcha.

Bien, tan al menos lo intenté.

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Hola, bueno pues tardé mucho perdón, pero ya estaré actualizando. El viernes pasado dejé el capítulo a menos de la mitad porque fue mi cumpleaños, y de ahí se me olvidó seguir escribiendo así que siento mucho haber tardado, a más tardar el jueves actualizo porque también estoy editando los antiguos capítulos así que tengan paciencia, los quiero

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Bebé Por Contrato (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora