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Mis padres habían llegado el día después de lo sucedido y se enteraron gracias a un oficial que me busco para declarar. Le informe a la policía acerca de los hechos, lo cual no fue de mucha ayuda ya que había visto poco y nada, pero necesitaban la declaración de los testigos. Al volver a mi casa todo se descontrolo, Marshall contrato a un hombre de seguridad para que vigile lo que yo hacía, y por dos días decidí no salir, además, de que cada vez faltaba menos para el desfile de Navidad y tenía mucha cantidad de ensayos.

Me encontraba en el balcón luego de terminar con el último ensayo del día, los estilistas se estaban marchando y mis padres se habían ido al mediodía. Mire detrás mío al grandote que se encontraba frente a la puerta de entrada, este me veía atentamente, tenía el pelo muy corto y llevaba un traje negro, en los dos días que había estado parado frente a la puerta, note que solo iba al baño cuando yo estaba en la habitación, y no comía nada hasta que mis padres regresaban, cada vez que lo veía parecía una estatua. Volví a mirar al frente a la hermosa ciudad de París.

Mi cuento se había mezclado, me sentía como Rapunzel en la torre, pero mis padres no eran la bruja, porque eso era muy poco para lo que mi cabeza los describía, ellos eran "it" y en cualquier momento me devorarían, quería salir, quería liberar mi cabello y que mi valiente principe me rescatara, pero tenía miedo, porque mi vida era de cristal ahora y cualquier movimiento en falso me llevaría a la perdición, a vivir vigilada, y no sólo por un grandote, ya lo había vivido una vez de pequeña, sus castigos eran ponerme tras las rejas imaginarias de oro con todos los lujos ávidos y por aver, pero ninguno del que yo pudiera sacar provecho. La vez que les dije que de grande quería ser médica, mis juguetes de doctora desaparecieron y fueron remplazados con vestidos, zapatos y tutus de ballet. Ellos se encargaban de hacer mis sueños basura, de meterme entre medio de todo eso y observarme mientras también me transformaba, lo que no sabían era que por fuera había cambiado, me volví lo que querían, pero por dentro, por dentro siempre fui la misma y aunque les daba indicios de eso, nunca se los hacía notar, porque no quería verme a mí misma en un oscuro pozo sin fondo por el resto de mi vida.
Un mensaje de Henry interrumpió mis pensamientos

'Hola Lis, acabó de llegar a París, cuando quieras pasó a buscarte' sonreí por el mensaje y luego le conteste

'Puedes venir en unos minutos si quieres'

'Bien, estaré allí 😉' camine junto con el celular hasta la cocina

Escribí lo que haría en el móvil y le mostré a Tina, ella asintió entendiendo mis planes, espere unos minutos a que Henry llegara

—bien, dormiré un rato, ya estoy cansada— mencione lo bastante fuerte para que el grandote escuchara. Camine hasta mi habitación, no había entrado en todo el día, así que él tampoco había estado lejos de la entrada por mucho tiempo.
Al pasar cerré la puerta detrás de mi y espere unos minutos hasta que escuche sus pasos y la puerta del baño cerrarse. Corrí a toda velocidad saliendo de mi cuarto y agarrando mi abrigo de paso, llevaba un pantalón negro, una camiseta blanca y vans rosas,no tenía tiempo ni ganas de cambiarme. Baje por las escaleras, al estar en el primer piso note el auto de Henry estacionado frente a la embajada checa. Crucé y subí al coche.

—hola— dijo y sonreí, me miró por el retrovisor

—hola Henry, gracias por venir—

—¿que paso cariño?— arrancó el motor, note la preocupación en su voz

—pusieron un custodio en casa— suspire—
Las 24hs del día—

—¿por qué? — preguntó, doblamos en una avenida

—han asesinado a un tipo bajo mi edificio, creo que es su manera de decir que se preocupan por mí— dije encogiéndome de hombros

—o de poder controlar tus pasos— murmuró

Life Under Lies ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora