Discutí con mis padres la tarde anterior, al llegar, luego de haber estado con Erwin, Marshall ya tenía todo un sermón preparado donde otra vez el problema era yo.
Cómo siempre había una cuerda entre medio, y al tironearla, yo era la que caía, yo era la que nunca llegaba a tener la suficiente fuerza para vencerlos. En cada discusión, ellos ganaban el primer puesto, y siempre, al volver a mi habitación, lloraba, odiándolos por el hecho de tener tanta facilidad para meterse en mi cabeza y hacerme sentir miserable, realmente no podía controlarlo y eso me afectaba demasiado.
Lograron prohibirme la salida ese día y Connie se las había ingeniado para mantenerme ocupada con todos los ensayos al día siguiente , lo que sería un desfile de ocho diseños se había vuelto un total infierno para mí.Luego de almorzar y seguir con otras cuatro largas horas de ensayo, mis padres se fueron, dejándome sola junto a un mundo de personas que se encargaban de seguir con los preparativos para el desfile, otra hora más pasó y luego todos desaparecieron dejándome por fin en paz, sola, con unas papas y una lata de refresco en la mano.
Me dirigí al baño para darme una relajada ducha, elimine los restos de maquillaje que quedaban en mi rostro y luego de media hora salí, camine con mi bata de baño hacia la habitación, visualice unos jeans y una camiseta rosa claro en el armario, me lo coloque, até mi cabello, que aún seguía húmedo, en un moño alto y luego salí al balcón con una manta gris cubriéndome la espalda, observe por unos minutos las calles que se encontraban debajo mío y decidí salir a caminar.
Me puse mis vans negras y mi abrigo color beige, agarre los guantes y el gorro de lana antes de cruzar por la puerta, camine por las escaleras incorporando el resto de abrigo sobre mi. Sali del edificio chocándome con la brisa fresca, frente a mí todo estaba blanco por la nieve, seguí por un par de cuadras hasta la torre Eiffel, y luego, sentada en unos de los bancos, observe como la gente pasaba frente a mi y como charlaban con otras personas. Mis pensamientos viajaron hasta Henry, deseando poder verlo, marque su número en mi celular y respondió al tercer timbre
—hola cariño— su voz se notaba algo cansada
—Henry, ¿como te encuentras? — él bostezo
—bien linda, acabó de llegar a Colorado, disculpa que no te avisé, volveré antes del desfile, la tía de Thomas, mi hijo, tuvo un accidente— dijo de repente
—oh, ¿como esta ella y Thomas ?— pregunte
—todos se encuentran bien, soy solo yo el viejo exagerado de la historia que quiere estar en todas — soltó una pequeña risa
—avísame cuando vuelvas, quiero verte — suspire
—tranquila cariño, estaré allí para ti en unos días— sonreí
—te esperare, ¡disfruta a tu hijo!—
—lo haré — sonreí y corte, levante la vista encontrándome con una pequeña niña de ojos azules mirándome, una lagrima corría por su mejilla, haciendo que toda mi atención se centrará en aquella niña
—¿que sucede?— pregunte, ella sorbió su nariz y miro a ambos lados, me levante del banco acercándome hacia la pequeña, copie su gesto y mire hacia cada rincón que nos rodeaba dándome cuenta de que nadie estaba allí, solo nosotras
—n-no, no encuentro— se trabo— no encuentro a mis padres— susurró, la niña parecía de unos siete años, su cabello era rubio, su abrigo era rosa y estaba a juego con sus guantes y su gorro de lana, llevaba un pantalón negro y unas botas también rosas. Me miraba con sus grandes ojos azules llenos de lágrimas.
— ven, te ayudaré a buscarlos— le dije apoyando mi mano en su hombro — ¿donde fue la última vez que los viste?— ella señaló hacia la torre— bien— la agarre de la mano, mientras seguía llorando —cuando los veas avísame ¿está bien?— asintió con la cabeza.
Caminamos hacia la torre cuando un grito de una mujer se escucho fuertemente
—¡Daisy!— decía a lo lejos una mujer, ambas miramos hacia la izquierda, una chica rubia corría hacia nosotros, la niña soltó mi mano rápidamente y corrió hacia ella
—¡mamá!— gritó, se abrazaron al encontrarse, la madre lloraba junto con la pequeña, beso su frente y luego sus mejillas, no podía dejar de mirar la escena, ambas estaban en el suelo frente a la gran torre Eiffel, llorando de alegría y alivio
—gracias a dios— suspiró — creí que no te volvería a ver — sollozo la mujer
—lo siento mamá— la mujer me miró
—gracias —dijo, y limpio las lagrimas de sus ojos, asentí con la cabeza, un hombre apareció corriendo con un bebé en sus brazos
—gracias a dios— gritó antes de llegar a su mujer. Me di la vuelta y camine nuevamente al edificio, no podía dejar de procesar esa imagen de sufrimiento de la niña, ni tampoco la de alivio de su madre al verla, el amor por aquella pequeña se sentía a leguas de distancia. Estaba tan metida en mis pensamientos, que no me di cuenta que una muchacha apareció frente a mi, al doblar en la esquina, ambas chocamos
—oh, disculpa— dijo la chica, tenía el cabello largo negro y unos ojos azules impresionantes
—no hay problema, también fue mi culpa—le sonreí, ella se quedó mirándome por unos segundos muy sorprendida
—que parecida eres— murmuró aún mirándome, no entendía a que se refería
—¿te encuentras bien? — le pregunte y ella asintió a los segundos
—si, disculpa nuevamente, debo irme— camino rápido alejándose de mi.
Entre en el edificio y subí hasta mi piso, al pasar a la casa me di cuenta que aún seguía sola, camine hasta el balcón.
El sol comenzaba a ocultarse, me quede allí contemplando el atardecer, hasta que el cielo se puso lo bastante oscuro para lograr ver la luna. Mire las calles silenciosas de Paris, que ahora se encontraban iluminados por faroles de luz haciendo que todo pareciera como en las viejas películas de la televisión, centre nuevamente mi vision en la gran luna sobre mí y le dedique una sonrisa de satisfacción.Fue en ese momento que lo oí, un fuerte disparo, luego otro más y mi vista bajo nuevamente a las calles de París. Un hombre se encontraba tendido en el suelo, no lograba llegar a ver la herida de bala, otro hombre también estaba ahí, el se encontraba parado frente al herido con una pistola en mano apuntándole. Tape mi boca con ambas manos, el hombre del arma vestía completamente de negro, o eso noté gracias a la oscuridad, no fue entonces que se dio vuelta levantando la vista hacia mi y sentí mi corazón latiendo fuertemente contra mi pecho, logre ser lo bastante rápida para agacharme y no ser vista, agarre mi celular y marque a la policía.
Cuando atendieron les dije rápidamente lo sucedido dándole las coordenadas del lugar—bien señorita, manténgase en su edificio, estaremos allí en unos segundos—
Espere a que ellos llegarán, aún agachada con miedo a ser descubierta, luego de unos minutos note que se encontraban en aquel lugar, y que el hombre del arma ya no estaba allí, el cuerpo seguía tendido en el suelo, baje a toda velocidad solo con mi abrigo. Me acerqué hacia el lugar y observe de lejos el cuerpo. Un hombre mayor estaba con un cuaderno de anotaciones, el señor me miró, vi que llevaba un traje negro y supuse que se trataba de un agente del FBI. Una chica rubia iba junto a él agachada frente al cuerpo también vestía de negro, no logre verle el rostro, el hombre de traje le llamo la atención a uno de los policías y cuando se acercó a él le dijo algo al oído, él policía me miró y le asintió, luego camino hasta donde yo me encontraba con la frente en alto y el ceño fruncido
—señorita gracias por su llamado, pero lamentó decirle que debe volver a su casa— el señor de traje negro no me quitaba la vista de encima y eso comenzaba a incomodarme —si necesitamos información nos comunicaremos con usted—
—de acuerdo— dije dándole un último vistazo al hombre que aún me miraba, me di la vuelta y camine nuevamente hacia mi edificio, queriendo saber que era lo que realmente pasaba en aquella trágica escena del crimen.
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Perdón que tarde un poco más en subir el capítulo, ¿que les parece hasta ahora? Dejen sus comentarios!!
Besos yan.
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Life Under Lies ©
Teen FictionCuando estás en la época en la que tu inocencia ocupa un cien por ciento de tu personalidad, siempre habrá quienes quieran aprovecharse de eso, o intentar cambiar nuestros puntos de vista a su favor. Y es por eso que ellos lograron secuestrarla, da...