'Hola bonita'
Ese mensaje daba vueltas y vueltas en mi cabeza, no reconocía el número y me asustaba demasiado contestar.
Me encontraba recostada en la cama. Luego de ver a Henry esa tarde, no había salido otra vez, lo único que me apetecía hacer era dormir. Mis padres no habían llegado aún, así que estaba sola junto a Tina y el hombre de seguridad del cual no sabía el nombre.
Volví a ver mi celular, el mensaje aún seguía presente, esperando ser contestado, desee que no fuera un problema y respondí
'¿Quién eres?'
Espere unos largos minutos y en el momento que el sueño me vencía, mi celular volvió a sonar
'Alguien que quiere verte'
No respondía a mi pregunta y comenzaba a ponerme nerviosa, bloquee el móvil y volví a cerrar los ojos, en ese momento el miedo me invadió por completo, visualice a Tobin y luego mi mente me llevo a pensar en Erwin por alguna extraña razón. Descarté la idea de que fuera el por un instante ¿como aquel chico podría lograr conseguir mi numero? Era fácil para Tobin, ya que conocía a mis padres, y ellos seguramente se lo darían antes de pedirlo, estaba segura que se lo habían dado antes de aquella cena ¿pero Erwin? Este era otro caso, el no tenía contacto con nadie de mi entorno y le costaría mucho más.
No volví a contestar, me quede profundamente dormida pensando en que tal vez podría salir de mi casa al día siguiente.Me desperté con el corazón latiendo rápidamente
—PUES TU NO SABES NADA— Marshall gritaba desde la cocina, mire la hora que marcaba el reloj 04:17 am
—ACABÓ DE DECIR ESO, BUSCA ESOS PAPELES MALDITA SEA— su voz resonaba por todas partes. Me levante y camine hacia la puerta, abrí mínimamente esta logrando ver a mi padre que se movía, ahora, por toda la sala —SABES QUE SON IMPORTANTES, NO PUEDEN DESAPARECER PORQUE SI, ESAS CARTAS PUEDEN SER MI MUERTE ¿LO ENTIENDES?——Marshall — mi madre apareció
—vuelve a la cama Connie— le dijo mirándola y tocandose la frente
—si dejaras de gritar— le reprochó ella
—QUE VUELVAS— le gritó golpeándola en el rostro, Connie no hablo más, mis manos fueron directamente hacia mi boca. Marshall colgó el teléfono y miro hacia el techo
—volvamos a la cama— le dijo ahora más calmado, Connie asintió y se dio la vuelta, el la siguió y caminaron juntos hasta la habitación.
Cerré la puerta sin hacer ruido y me recosté sobre ella, mis manos volvieron a mi rostro, esta vez toque mi frente y puse mi cabeza entre las rodillas, conté hasta veinte antes de acomodarme nuevamente y decidí volver a la cama para dormir por unas horas más, hasta que ellos se marcharan de la casa, no quería verlos otra vez ese día.
Desperté nuevamente y me dirigí muy rápido al baño para darme una ducha. Noté, al salir de ducharme, que solo estábamos Tina, el grandote y yo otra vez. Luego de cambiarme decidí salir ya que la casa estaba vacía, el grandote me siguió como era de esperarse, camine tranquilamente con aquel hombre detrás mío.
Me diriji hasta el metro, no iba a correr el riesgo de que me siguiera hasta el café de flore así que tome otro camino hacia otra cafeteria. Al llegar baje del metro, camine unas cuadras más hasta entrar en Starbucks El grandote no entro, espero fuera a que yo tomara mi cafe. Tarde unos minutos en hacerlo, tomándome todo el tiempo del mundo volví a salir y así me abrí pasó nuevamente hasta el metro. Llegamos allí Y el seguridad, que aún me seguía, subió junto a mi.
Había sido una de las primeras en sentarme cuando dos chicas entraron riendo, parecían amigas ya que no tenían nada que ver una con la otra, me quede observándolas, ninguna de las dos tomó asiento, eran una rubia y la otra peli negra, la ultima cuando volteo la note conocida, llevaba una remera amarilla y unos pantalones negros, sus ojos celestes los había visto alguna vez, y recordé a la extraña muchacha con la que había chocado hace algunos dias, ella me miro fijamente y luego intentando ser disimulada vio a su amiga, está se volteó al notar su mirada clavada en mi nuevamente, sus ojos chocaron solo unos segundos con los mios, me recordaba a alguien pero no sabía a quien, su sonrisa se fue de repente y dejó de mirarme, el metro no había arrancado aún, la rubia le dijo algo a su amiga y decidieron bajar. Las seguí con la mirada intentando descifrar de donde conocía a aquella chica y porque había actuado tan extraño al verme, la amiga la abrazo cuando el metro comenzó su marcha.Mire a mi seguridad, este se encontraba muy entretenido con la ventana y ya no me miraba, libere todo el aire que guardaban mis pulmones y observe mi celular, tenía un mensaje nuevo de aquel número desconocido
'Por dios Lis, me contestaras en algún momento?' Suspire
'Solo si me dices quién eres' le respondí, levante la vista chocando con los ojos del grandote, este me miraba frunciendo el ceño, volví a mirar mi móvil el cual había sonado con un nuevo mensaje del número desconocido, lo abrí
'Podemos vernos hoy? En la cafetería?' Mi corazón latió muy rápido cuando leí el mensaje, el calor comenzó a hacerse presente, sabia que se trataba de Erwin, no quedaba duda alguna
'Como rayos has conseguido mi número?' Pregunte
'Solo lo conseguí, está bien, ya responderé a todas tus dudas' contestó rápidamente
Lo agente como idiota y no conteste más, al bajar del metro recibí otro mensaje
'No te enojes, discúlpame, tengo que decirte algo muy importante, podemos vernos?' Insistió
'No' realmente no tenía ganas de verlo, menos sabiendo que se trataba de un acosador. No recibí más mensajes, así que volví a caminar hacia mi casa.
—¿como te llamas?— le pregunte una vez estando en el ascensor a mi guardia de seguridad, este me miró confundido
—Dave — tardó unos segundos en responder dándome la espalda.
—Dave— susurre, pensando en que otros nombres serían más rudos para un tipo como aquel, 'tal ves Morgan o Collin hubieran sido más adecuados' me dije a mí misma mientras visualizaba carteles con nombres bajo su cara
Dave no volvió a hablar, ni yo tampoco lo hice, entramos en la casa y mis padres aún no llegaban, como era de esperarse.
El grandote volvió a su puesto de trabajo, la puerta. Sentí un aroma dulce proveniente de la cocina, y casi corrí hasta allí encontrando a Tina preparando un postre de chocolate—mmmh que bien huele— le dije, la colorada sonrío
— es para usted señorita Anderson—
—muchas gracias, muero de ganas de comer algo dulce— ella sonrió sirviéndome el postre, me senté cerca a la barra
—está mañana un muchacho pasó buscándote— dijo Tina
—ah ¿si? ¿Quién?— probé una cucharada de aquella delicia y mis ojos rodaron al sentir aquel espléndido sabor a chocolate recorriendo todo mi paladar, ella miró para ambos lados antes de contestar
—Erwin— habló demasiado bajo para que solo yo la oyera.
Me quedé perpleja, no podía creerlo, aquel chico se había vuelto loco, ya no me gustaba para nada eso, ¿cómo había logrado encontrar la ubicación de mi casa? ¿Como sabia cuál era mi número? Mi estómago se cerró, suspire, le pedí disculpas a la pelirroja y salí de la cocina dejando el postre prácticamente intacto.Camine hasta mi cuarto y al llegar me recosté en la cama. Nada de lo que estaba pasando tenía sentido, las chicas del metro y ahora Erwin, todo resultaba muy extraño, pensé en los Anderson y por un momento creí que todo aquello había sido parte de alguno de sus planes y mi deseo por ver a Henry creció aún más, quería saber cuál era su opinión al respecto, también quería saber cuáles eran sus planes para sacarme de aquí lo más rápido posible. Ya no estaba segura de sí quería continuar esperando, ya no me sentía paciente, y en el fondo temía porque Henry llegara a decepcionarme.
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Life Under Lies ©
Dla nastolatkówCuando estás en la época en la que tu inocencia ocupa un cien por ciento de tu personalidad, siempre habrá quienes quieran aprovecharse de eso, o intentar cambiar nuestros puntos de vista a su favor. Y es por eso que ellos lograron secuestrarla, da...