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Las palmas de mis manos sangraban, había retrocedido tanto que me encontraba sobre el espejo roto, el hombre a quien ahora reconocía, se acercó a mí haciendo que otra vez retrocediera y dañara mis manos

—no voy a lastimarte — murmuró al encontrarse frente a mí

—¿q-que quieres... Tobin?— pregunte con la voz rota

—quiero ayudarte— contestó para mi sorpresa — para que puedas salir de aquí— todo mi cuerpo se tensó mucho más al escuchar sus palabras ¿a qué venía con esto? Primero me secuestraba y luego quería ayudarme, ¿qué significaba aquello? —no hay tiempo ¿vienes? — dude y no conteste — por favor Lis, si Marshall me ve aquí me matará, nos matará a ambos — habló notándose nervioso ahora entendía a qué quería llegar, de Marshall se trataba todo aquello del secuestro. Asentí desganada, el se acercó aún más

—¿que vas a hacer?— mi cuerpo no respondía, no podía moverme y quería alejarme, el me agarro de los brazos

—voy a ayudarte — volvió a decir, no estaba segura si era lo que quería oír. Tobin logró levantarme del suelo y luego pasó un brazo por debajo de los míos para poder así ayudarme a caminar, hice mi mayor esfuerzo para mantenerme en pie, quería salir de ahí lo más rápido posible. Tobin se las ingenió muy bien para cargar con el peso de mi cuerpo y continuar caminando hacia la salida de la habitación. Noté que, al salir, nos encontrábamos en un viejo galpón con enormes columnas y vigas de acero, las paredes eran de madera y el techo de chapa negra, el piso al igual que en el cuarto también era de madera, el enorme lugar tenía muebles viejos, grandes estanterías llenas de piezas de autos rotos y todo estaba sucio. Pasamos por una columna revestida en sangre, mi estomago se revolvió de inmediato haciéndome querer vomitar

—estuviste por aquí — dijo Tobin en mi oído, mis piernas flaquearon y de no ser por su agarre hubiera caído —vamos, continúa— apuro mi marcha y seguimos dejando atrás toda aquella desgracia

—¿que le dirás cuando vea que no estoy?— dije en un susurro

—ya se me ocurrirá algo, no soy el único que debía cuidar de que no huyeras— y mi corazón dio un vuelco ¿habían más? No seguí hablando, Tobin me dirigió hacia un jeep color blanco que se encontraba fuera del gran galpón, en medio del bosque.

La noche estaba muy oscura, las estrellas sobre mi me recordaban la libertad y eso me hacia sentir feliz y completa, con moretones en todos lados y un dolor insoportable en la mayoría de mi cuerpo, pero la libertad hacia que me volviera a sentir plena y olvidara todo aquel malestar.

Respire, volví a respirar en ese momento, sabiendo que necesitaba hacerlo, limpiando de apoco mis pulmones y los restos de moho que sentía en ellos

—solo te alcanzaré un par de kilómetros, hasta donde haya civilización, no puedo estar tanto tiempo fuera del lugar — anunció al abrirme la puerta y depositarme dentro del vehículo

Al dar la vuelta y subir volvió a hablar

—mi cuello está en juego ahora — asentí con la cabeza

—gracias entonces— balbuceé ya no tenía fuerzas, y la butaca era muy cómoda comparada con el suelo, mis párpados pesaban, todo aquello hizo que al arrancar el jeep me quedara profundamente dormida, ahora más segura, sabiendo que saldría con vida.

Tobin tocó mi rostro haciéndome despertar, asustada lo hice, creyendo que despertaría en aquel asqueroso lugar, el muchacho me sonrió en forma de consuelo y observe lo que me rodeaba y reconfortaba, la butaca debajo mío parecía aún más acolchonada de lo que recordaba.

—llegamos— dijo — hasta aquí puedo traerte — mire la carretera, estaba desierta, aún seguíamos en el bosque ¿me quedaría aquí? —anda, baja— me apuro, agarrada de lo que quedaba de mi abrigo baje del coche, intente estabilizarme alejada de la ruta, para así dejarle pasó a su vehículo, Tobin aceleró y se marchó, dejándome en medio del bosque con la luz de la luna alumbrando mis pies.

Logré conseguir caminar por unos minutos, pero a decir verdad mi cuerpo no daba para aquello, mis piernas dolían, mis pies latían y el frío viento estaba helando mi nariz y mis manos. suavemente me tendí en el suelo y me quedé allí, a pasos de la carretera, en el suelo helado, no sabia que más hacer, no lograba ver luces de viviendas ni personas cerca, ¿que tipo de civilización era aquella? calenté mis manos destrozadas con el aliento que salía de mis labios y las coloque en el bolsillo para mantenerlas calientes, mi calor corporal comenzaba a ser cada vez menor, oculte mi rostro en la capucha del abrigo y me quedé dormida ahí, sin nada más que hacer, con todo mi cuerpo adolorido intentando no quemarme con el frío de la poca nieve que había, pasaría la noche en aquel lugar o moriría en el intento.

Alguien lamió mi rostro haciéndome despertar, intente levantarme pero se me hizo imposible ya que un enorme perro color dorado se encontraba sobre mi

—¡Cleo! ¡Cleo! ¡Ven aquí! — la voz de una mujer se escuchaba de entre los árboles y la esperanza de vida creció en mi interior , la luz de una linterna se acercaba cada vez más hacia donde yo me encontraba, el perro ladró tres veces, llamando la atención de la mujer en nuestra dirección

—¿Cleo qué haces aquí? Ven — dijo sonriendo la mujer aún sin notarme, el perro no se movió — ¿que tienes ahí? — volvió a ladrar. La mujer mayor iluminó mi rostro haciendo que la luz de la linterna me cegara por completo — santo dios— murmuró y se acercó cómo pudo hacia mi, intentando no caerse. El perro comenzó a alejarse dándole el paso a la mujer

—¿querida estás bien? Oh por Dios, claro que no lo estás— preguntó preocupada notando la cantidad de moretones y cortes que tenía mi rostro. Negué con la cabeza, tenía frío, me dolía todo el cuerpo y realmente no me sentía bien, mi estómago estaba vacío y mi garganta seca, creía que en cualquier momento moriría — vamos, te llevaré a mi casa— dijo para luego comenzar a ayudarme y así levantarme, hice el mayor esfuerzo por ponerme de pie y caminar con la mujer a mi lado. Cada minuto que pasaba me volvía mucho más débil, cada segundo hacía que comenzara a costarme respirar, estaba rota, por dentro y por fuera.

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Capítulo corto para que no se aburran esperando, intentaré subir otro mañana.

Besos yan.

Life Under Lies ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora