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—¿c-como, como es esto p-posible? — pregunte luego de unos minutos de llanto, Sarah miro sus pies
—cuando naciste — comenzó a hablar Mark — cuando naciste mi esposa murió, yo, yo ya era un agente para ese entonces, y estaba en la mira de los más grandes narcotraficantes, entre ellos Marshall Anderson — suspiro un momento, y al seguir hablando note su fluidez en las palabras — el tenía contactos, tarde en encontrarte Lis, si no fuera por tus donaciones no lo habría hecho — informó mirando a Sarah — le salvaste la vida — sus ojos comenzaron a aguarse nuevamente — comencé a investigar y decidí hacerme un análisis, éramos familia, no sabes la alegría que me dio saberlo — dijo sonriendo con una lágrima en su mejilla

—p-pero... tu me abandonaste — mis lágrimas comenzaron a caer, esa era la realidad, yo había sido adoptada por los Anderson en un orfanato al nacer

—no fue así — negó — a los dos días de tu nacimiento desapareciste, los papeles de la adopción, todo eso que te mostraron alguna vez ellos, eran falsos, los contactos de Marshall habian hecho que todo aquello pareciera real, pero no fue así, te busque Lis — suspiro — te busque todos estos años, y cuando perdía las esperanzas Sarah tuvo el accidente — la chica aun miraba sus pies, no decía nada, toda su valentía se había ido — eres igual a Kate — susurro sonriendo, no suspe que decir, Sarah comenzó a llorar nuevamente

—tengo que pensar — murmure y me levanté, aun con lágrimas en mis mejillas y los papeles en mis manos, Mark asintio. Toque mi cabeza antes de salir, Erwin me esperaba del otro lado de la puerta, al verme sollozar me abrazó

—¿qué pasa hermosa? — no respondí, acarició mi espalda mientras seguía llorando

—v-vamos, vamos a mi, a mi habitación — murmure, el asintio y me dirigió hasta el acsensor

una vez en el, volví a llorar, no dejaba de pensar en Mark, en Sarah y en la vida que llevaba, había pasado todo ese tiempo bajo las mentiras de los Anderson, mi vida bajo las mentiras de ellos amenazaban con destruir todo lo bueno que me quedaba. Quería estar feliz, quería alegrarme al saber sobre mi verdadera identidad, pero lo único que estaba haciendo era llorar. Erwin seguía sujetandome en sus brazos, dándome consuelo con ellos.

Al llegar a mi piso nos dirigimos hacia la habitación, en ella logre sentarme en la cama mientras Erwin acariciaba mi espalda, no quería que se alejara, no en ese momento. Le tendi el sobre, el chico de ojos esmeraldas lo abrió lentamente y lo leyó, su rostro reflejaba sorpresa, yo no podía dejar de llorar, el continuo abrazandome, no dijo nada y lo preferí así, dejando salir los últimos sollozos le pedí a el chico que se quedará, que no me dejará y así, tendida en sus brazos me quedé profundamente dormida.

—nadie me alejara de ti ahora — escuché a lo lejos, pensando que se trataba de un sueño.

Al despertar Erwin se encontraba tendido junto a mi en la cama, me miraba fijamente, sonrío al notar que había despertado y tocó mi mejilla

—¿te encuentras mejor pequeña? — pregunto, asenti un poco y lentamente comencé a levantarme,  Él  chico se quedo recostado mirándome, salí de la cama en dirección al baño, en el, frente al espejo, note mis ojos hinchados, estos, comenzaban a parecerse a los de Sarah, y me di cuenta de que todo aquel tiempo en que la muchacha me habia parecido conocida era porqué la veía ahí, todas las mañanas frente al espejo, siempre estaba ahí, recordando su nariz, sus ojos y su boca, éramos muy parecidas, yo un poco más bronceada por la vida de modelo que llevaba, ella rubia haciendo diferencia con mi cabello castaño, pero en todo lo demás nos pareciamos mucho, y no me había dado cuenta, ni siquiera se me había cruzado por la cabeza. Lave mi cara y acomode un poco mi cabello para luego salir del baño.

—¿tú no lo habías notado? — me anime a preguntarle al muchacho, el negó con la cabeza sin intender a que me refería —mi parecido... con Sarah — me acerqué a la cama

Life Under Lies ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora