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Me desperté gracias a una persiana abierta, la luz del sol iluminaba mi rostro haciéndome creer que me encontraba en el hotel y que todo lo anteriormente vivido había sido un sueño, toque mi rostro sintiéndolo hinchado, sabía que no se había tratado de un sueño, pero al sentir la cómoda presencia del colchón bajo mi cuerpo lo creí posible.

En un intento por levantarme mi cuerpo sintió un fuerte tirón en las partes dañadas, cerré los ojos intentando que el dolor desapareciera mientras me sentaba en la cama y luego volví a abrirlos, toque mi cuerpo sintiendo los huesos demasiado marcados, el no alimentarme bien aquellos días había acabado conmigo.

Noté que me encontraba en una habitación pintada de un color rosa pálido con cuadros de flores colgados sobre pared, gire la cabeza en dirección a la ventana, alguien me miraba, descubrí su sonrisa al acostumbrarme a los rayos del sol

—Erwin— susurre, el chico no dejaba de sonreír, y se acercó hacia mi junto con el sillón en el que se encontraba.

—Lis— susurró, relajando cada músculo de su rostro y tocando mi mano—trata de no moverte, ¿necesitas algo? — preguntó preocupado, hice una mueca y luego le sonreí al chico a mi lado

—estoy bien —conteste lentamente, me ardía la garganta y sentía los moretones en mi cara —¿que estás haciendo?— pregunte al verlo acercarse aún más

—mirarte — se limitó a contestar, e hice un intento de tapar mi rostro con las mantas

—deja de hacerlo — le pedí mientras sostenía mi escudo de sus ojos, el río por lo bajo sacándolas de mis manos

—¿por qué? — preguntó preocupado al ver mi expresión

—porque en este momento soy un desastre... por dentro y por fuera— murmuré dejando escapar una lágrima que tenía guardada, Erwin levantó mi barbilla y luego limpio la lagrima dulcemente

—todo lo contrario— susurró —nunca has dejado de ser hermosa— beso mi mejilla y luego habló muy cerca de mi oído— al verte aquí viva me di cuenta de aquello, eres fuerte y eso te convierte en lo más hermoso que existe — susurró. Lentamente levante mis brazos y los deposite a ambos lados de su cuello para luego tocar su rostro, había extrañado sus palabras lindas, esa sensación de sentirme perfecta junto a él.

—te extrañe demasiado — le dije en un susurro con un nudo en mi garganta, sentir su aroma en ese momento parecía tocar el cielo

—no sabes lo jodido que estuve este último tiempo sin ti — contestó mirando fijamente mis ojos — recién ahora mi alma está volviendo a mi — y no espere más, deposite un corto beso sobre sus labios, el cual hizo que los míos dolieran y tuviera que alejarme
—tranquila...— susurró el chico sonriendo — esperemos que te recuperes — asentí, y volví a separarme de él. Erwin siguió mirando mi cuerpo tendido en la cama, no dejaba de mirarme y me incomodaba, intente volver a ocúltame, pero algo rozó mis muslos donde las heridas se encontraban haciendo que doliera de muerte

—¡ay...!— exclamé, Erwin me miró asustado, sus ojos estaban abiertos de par en par

—¿estás bien? — negué — Ahora Wendy traerá tu comida— informó el muchacho, asentí con la cabeza recordando a la mujer que me había salvado.

Al encontrarme en el medio del bosque y llevarme hasta su casa me preparo una sopa de verduras que me devore al instante, luego ayudó a que pudiera meterme en la ducha y me presto ropa limpia de una de sus hijas, la mujer se había portado de la mejor manera conmigo y estaba muy agradecida por su actitud.

Life Under Lies ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora