Conversación

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Después del almuerzo Elizabeth se sentía bastante agotada para salir a dar su paseo de la tarde, por lo cual decidió quedarse descansando en el saloncito acompañada de Jane, su madre y la señorita Bingley. Georgiana invitó a Mary al salón de música ofreciéndole ayuda en sus estudios de pianoforte. Por su parte Kitty al ver que no había ninguna actividad planeada fue a su habitación a tomar una siesta.

Los tres caballeros se quedaron en el comedor, tomando una copa.

- Señor Darcy, respecto a la conversación que tenemos pendiente, en realidad no veo motivo alguno para que no pueda hacer partícipe al señor Bingley de la misma.

- Señor Bennet, como guste, pero me parece que lo mejor que podemos hacer es pasar al estudio, allí tendremos un poco más de privacidad, como bien sabe a veces las paredes tienen oídos. -complació Darcy-

- Bueno, entonces vayamos de inmediato -dijo Bingley con su habitual alegría-

Darcy dio instrucciones al personal de servicio de no ser interrumpidos mientras se encontraban en la reunión, de esta forma podía garantizar la discreción de la misma.

- Entonces mi querido señor Bennet, que asunto quiere que tratemos, aunque su solicitud pareció bastante tranquila, no pude evitar notar cierto grado de preocupación en usted.

- Ohh señor Darcy, temo que mi hija le está contagiando su manía de estudiar el carácter de las personas y creo que en este caso tendré que darle algo de crédito. Les he solicitado esta reunión y de hecho ese es uno de los motivos de adelantar mi vista a Pemberley. Mi primo el señor Collins, me ha escrito una carta donde hacía serias acusaciones en contra de Elizabeth, tachándola de adultera, asegurando que Su Señoría Lady Catherine de Bourgh estaba al tanto de las mismas y abogando por la anulación del matrimonio de mi hija.

- Señor Bennet, ¿no creerá ciertas esas palabras? -pregunto Bingley-

- Por supuesto que no, pero, sí como imagino el señor Darcy estaba al tanto de esto y está investigando todo el asunto, quiero que me diga qué adelantos ha hecho, qué sabe y si puedo ser útil de forma alguna.

Darcy empezó a explicarle todo lo que sabían, también aquello de lo que sospechaban incluyendo el incidente con la señorita Woods. Asimismo le aclaró que pese a iniciar algunas pesquisas ayudado por algunas personas de confianza no había logrado avanzar mucho, y que aunque creía que él personalmente podía profundizar más en el caso, no quería abandonar Pemberley por ahora, tomando en cuenta el avanzado estado de embarazo de Elizabeth.

- Creo que ha tomado las acciones correctas señor Darcy y lo aplaudo por ello. Por lo que sé el señor Gardiner vendrá a pasar algunos días también, lo considero un hombre de buen juicio y discreto y si usted está de acuerdo le podríamos informar de esta situación para que nos ayude a investigar.

- Darcy, creo que el señor Bennet tiene razón, entre más personas de confianza podamos tener a cargo de las indagaciones, más pronto podremos tener resultados y dar con la o las personas que han divulgado tan monstruosa mentira.

- Me parece bien, al igual que ustedes opino que el señor Gardiner puede sernos de invaluable ayuda.

- Hay otra cosa que no le he dicho señor Darcy -dijo el señor Bennet- y quiero aclararle que fue un gran atrevimiento de mi parte, para el cual la única defensa que poseo es el amor que tengo hacía mí querida Lizzy y la rabia que sentí en ese momento.

- No creo que algo que haya hecho por amor a Elizabeth pueda considerarse algo malo o imprudente. Dígame ¿por qué cree que su obrar ha sido atrevido?

- Porque en la carta de respuesta que le envié al señor Collins le dije que si él o su mujer esparcían el rumor mal intencionadamente, al ser aclarado el asunto incluso ante su Señoría, mi yerno como sobrino de Lady Catherine haría que le quitaran la parroquia de la que tan orgulloso está.

Darcy y Bingley no pudieron evitar reírse, ambos conocían el carácter del párroco y la amenaza del señor Bennet les causó bastante diversión al imaginarse cuál sería la reacción del más fiel siervo de la señora de Bourgh ante esa amenaza.

- Mi querido señor Bennet, primero quiero decirle que su atrevimiento no fue tal, de hecho lo considero una buena reacción, segundo espero que no se moleste por la risa que esto ha provocado en mí y en el señor Bingley, como bien sabe las maneras pomposas de su primo han de verse visto afectadas por ese ultimátum y tercero quiero que sepa que tiene usted razón, si me entero que Collins anda esparciendo difamaciones en contra de Elizabeth, tenga la plena seguridad que más temprano que tarde tendrá que responder ante mí.

Con una sonrisa de alivio el señor Bennet siguió conversando y departiendo con sus yernos, convenciéndose cada vez más que sus dos hijas mayores habían hecho la elección correcta con sus esposos.

- Señor Bennet, creo que Darcy olvidó decirle algo.

- Y usted lo ha recordado señor Bingley, por lo cual creo que me lo va a decir.

- Si querido suegro, Darcy ha olvidado decirle, que su tía Lady Catherine llegará mañana.

- No puede ser, justo cuando he venido con dos de mis hijas más tontas, la una por presumida y la otra por superficial, eso sin sumar a la señora Bennet que con sus comentarios puede sacar que quicio hasta al mismísimo Job. -concluyó el señor Bennet con los ojos llenos de picardía-

- Pues si esa es su opinión de su esposa e hijas no me queda más remedio que creerla, y asegurarle que si son tan impetuosas, bien merecido se lo tiene mi tía por venir cuando no ha sido invitada.

Seguían en su amena charla, cuando fueron interrumpidos por la Señora Reynolds.

- Señor Darcy lamento interrumpir cuando usted había dado órdenes de no hacerlo, pero debo informarle que la señora Darcy no se encuentra bien y parece que le han empezado las contracciones.

Orgullo y Prejuicio. Dos Años DespuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora