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Habían pasado algunas horas desde que una partida fue enviada a buscar a Arianne Woods, sin obtener noticias hasta el momento. Esto hizo que la tensión de los habitantes de Pemberley fuera en aumento. Las murmuraciones de los criados ya estaban en oídos de sus amos y estas no auguraban nada bueno.

Estaban reunidos en el salón de té esperando cualquier información, cuando de repente vieron que se aproximaba un carruaje.

- Ohh no –Dijo Jane- Es el carruaje de papá.

- ¿Cómo es posible? Se suponía que llegaban hasta dentro de tres días. Sostuvo Elizabeth.

- Señora Darcy, creo que en este momento lo mejor que podemos hacer es mantener la calma y atender a su familia de la mejor forma posible tratando mantenerla alejada de todo este asunto –Apuntó Caroline-

- Lizzy, creo que Caroline tiene razón, lo único que podemos hacer es tratar de mantener la calma y evitar que nuestra familia se dé cuenta de todo este problema. No quiero imaginarme a mamá con una de sus crisis nerviosas en este momento. –Afirmó Jane-

Justo en ese momento entró la señora Reynolds anunciando al señor Bennet, la señora Bennet, la señorita Bennet y la señorita Catherine Bennet.

- Papá, mamá, Mary, Kitty, que agradable sorpresa, no los esperábamos hasta dentro de tres días.

- Ahhh, mi querida Lizzy, me has hecho tanta falta que decidí que saliéramos antes para darte una sorpresa. Estás hermosa, tu embarazo te ha sentado de maravilla. –Señaló el señor Bennet abrazándola- Señor Darcy, veo que está cuidando muy bien de mi adorada hija. Señorita Darcy, si me disculpa el cumplido, noto que se está convirtiendo en una bella jovencita. Jane, que linda te ves, espero poder ver pronto a esa nieta mía, señor Bingley lo veo tan feliz y rozagante como siempre. Señorita Bingley, es un placer verla de nuevo.

La señora Bennet, aún sentía algo de temor en presencia de Darcy por lo cual dijo muy poco, se limitó a saludar a los presentes, a hacer algún comentario trivial sobre Pemberley y a recomendar algunos cuidados durante el fin del embarazo de su segunda hija.

Kitty tenía la esperanza de que se llevara a cabo un baile pequeño durante su estancia allí, pero cuando pretendía insinuarlo Jane acabó de traste con cualquier comentario al respecto, aclarando que Elizabeth debía encontrarse lo más descansada y tranquila posible ahora que se acercaba la fecha del parto. La chica no dijo más al respecto, había encontrado en Georgiana un nuevo modelo al que imitar y la tranquilidad, afabilidad y buenos modales de la señorita Darcy eran una buena guía para alguien con el carácter de Catherine.

Por su parte Mary, después de los correspondientes saludos, sólo pidió que le fuera facilitada la biblioteca cuando esta no fuera usada y con sus característicos modales afectados también solicitó a la señorita Darcy que le prestara su pianoforte para practicar cuando ella lo creyera conveniente.

La señora Reynolds fue llamada para que le informara a la servidumbre que era necesario terminar de arreglar los cuartos de los invitados y para que solicitara el servicio de té y fiambres para atender a los visitantes mientras esperaban para poder ir a sus habitaciones para refrescarse y cambiar sus ropas de viaje.

- Mamá ¿puedes decirme cómo quedaron los Lucas? –Preguntó Lizzy-

- Pues han quedado muy bien. Lady Lucas ha ido con frecuencia a visitarnos, si la vieras como se pavonea por Longbourn, cualquiera diría que su yerno el señor Collins ha entrado ya en posesión de la propiedad. Estuvo allí hace algunos días y me contó que Charlotte está nuevamente embarazada, cualquiera diría que ella y su marido se reproducen como conejos. Tres años de matrimonio y tres hijos un par de ellos gemelos y uno en camino parece que lo que quieren es... -Decidió callarse cuando el señor Darcy le lanzó una mirada en la que mezclaba burla y asombro- Por fortuna el señor Bennet decidió interrumpirla en ese momento.

- Querida señora Bennet, no creo que a nuestros amables anfitriones les interesen los hábitos reproductivos de las demás personas. Además para todos los presentes es claro cuántos hijos tienen los señores Collins. Por otra parte, señor Darcy, me gustaría hablar con usted en privado en el momento en que crea apropiado, no se asuste no es nada malo ni ningún tipo de petición pecuniaria. Es sólo que quiero su opinión respecto a cierto asunto que me tiene preocupado desde hace varios días.

- Con mucho gusto señor Bennet, ¿le parece bien después del almuerzo en cuanto las señoras se retiren a tomar la siesta o a dar un paseo?

- Me parece bien, si así lo cree usted bien.

Cuando fue servido el té se armaron grupos de conversación dispersos, estaban pasando un agradable momento poniéndose al tanto de todo, cuando el señor Lowell, entró y solicitó hablar a solas con su amo y el señor Bingley.

- Lowell, imagino que ha traído noticias y no haya interrumpido un momento familiar por nada.

- Así es amo, he traído noticias y lamento decirle que no son precisamente buenas.

- Hable de una buena vez hombre. Nos tiene en ascuas y como podrá ver la situación se ha complicado más con la llegada de la familia de nuestras esposas –apuro Bingley-

- Señor Darcy, señor Bingley, hemos encontrado a la chica, tal parece que en su carrera y desorientada por la fiebre se rodó por un barranco, no se encuentra nada bien, está delirando. Le he dicho a Dunne que vaya por el doctor Evans y en vista de que la familia de la señora Darcy ya se encuentra aquí, para evitar inconvenientes la señorita Woods fue introducida por la puerta de servicio y en este momento se encuentra en la habitación de una de las doncellas.

- Ha hecho muy bien Lowell, esto nos ha complicado las cosas de momento, por ahora aprovechemos que la familia de la señora se encuentra en el salón y lleven a la chica a la habitación de la cual escapó y preste atención a lo que voy a decir, no quiero que bajo ningún concepto se quede sola allí y pueda volver a escapar, quiero dos hombres flanqueando su puerta y dos doncellas dentro de la habitación. Organice turnos si es necesario.

- Si amo.

Y se marchó de inmediato para cumplir con sus instrucciones.


Orgullo y Prejuicio. Dos Años DespuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora