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Pemberley bullía de actividad, faltaban unos días para que llegaran el Señor y la Señora Bennet en compañía de sus hijas solteras Mary y Catherine, el Señor y la Señora Bingley acompañados de su pequeña hija Emily y la Señorita Bingley y los señores Gardiner junto a sus hijos que también pasarían una temporada con ellos, debido a que en el avanzado estado de embarazo de la Señora Darcy no era una buena idea viajar.

El señor Darcy se había retirado a su estudio privado para revisar la correspondencia, mientras la señora Darcy en compañía de la señora Reynolds ultimaban detalles para hacer cómoda la estancia de los visitantes.

Darcy se sorprendió al ver que dentro del correo recibido se encontraba una carta de Lady Catherine de Bourgh, había pasado casi un mes desde su vista a Rosings y desde entonces no sabía nada de su tía. Temiendo más comentarios despectivos y mentiras sobre su mujer abrió el lacrado sobre.

Fitzwilliam: aunque no es de mi mayor agrado y viendo que no te has vuelto a comunicar conmigo informándome sobre los avances de tu investigación sobre la supuesta difamación que cursa sobre tu mujer, me veo en la obligación de visitar Pemberley, así nos podremos poner al día y también podré observar por mí misma, que tan buena ama de casa es Elizabeth y darle directrices para que no lleve directamente a la ruina la reputación del lugar.

Anne y yo estaremos allí dentro de dos días a las 11:00 am

Tu tía Catherine.

Justo en el momento que terminaba de leer, entró su esposa al estudio llevándole una taza de té.

- Darcy el que te vea en este momento juraría que acabas de ver un fantasma, ¿puedo saber que ha sucedido?

- Mi tía... mi tía Catherine nos ha anunciado su visita junto a mi prima Anne para dentro de dos días.

- No puede ser, justo ahora que llega mi familia.

- Querida no sabes lo que daría por librarte de este trance.

- No seas tonto, no estoy preocupada por mí, estoy preocupada por su Señoría y lo agobiante que puede ser pasar algunos días en compañía de mi madre y Kitty que no tienen un gran sentido del decoro para comportarse. Estoy preocupada por ti, porque cuando conviva con mi familia, tendrá más motivos para atacarte y decirte que eres un tonto por casarte conmigo y que ello te saque de quicio.

- Lizzy no quiero que ella haga gala de su grosería y comentarios fuera de lugar contigo y menos ahora en tu estado.

- Hace mucho tiempo aprendí a ignorar los comentarios de Lady Catherine, que diga lo que le plazca, total fue esta pobre campesina la que arruinó sus planes y ella en toda su magnificencia no logró arruinar los míos. -Le dijo a su esposo con picardía, para luego darle un beso e irse con altivez disimulada del estudio-

Al salir fue directamente al salón de música de Georgiana para darle las nuevas.

- Georgie, lamento interrumpir tus estudios de arpa, pero vengo a darte una noticia.

- Tranquila hermana, no interrumpes nada, ya estaba terminando y pensaba ir a buscarte para dar nuestro paseo de la tarde. Pero dime ¿qué noticia me tienes?

- Lady Catherine ha anunciado su visita en compañía de tu prima Anne para dentro de dos días.

- No puede ser, que osadía la de mi tía al querer presentarse aquí, después de cómo te ha tratado y de esa horrible calumnia que ha creído sobre ti. De Anne no digo nada, porque estoy segura de que a pesar de estar absolutamente dominada por su madre, tiene un buen corazón y no anda esparciendo rumores ni haciendo juicios a la ligera.

- En realidad estoy menos preocupada por mí que por ella –Dijo Elizabeth-

- ¿Por qué lo dices? –Preguntó Georgiana-

- Es simple querida cuñada, la sola presencia de mi madre y Kitty bastan para marear a cualquiera.

Ambas soltaron una carcajada de complicidad.

- Bueno Lizzy querida, olvidemos por lo pronto las visitas ingratas que pronto llegaran y salgamos a tomar nuestro paseo, aprovechando el buen clima de esta tarde.

Se dirigieron hacia el jardín, donde empezaron a caminar pausadamente y en silencio cada una sumida en sus propios pensamientos. Repentinamente sintieron una gran algarabía cerca a las caballerizas, y trataron de buscar a los culpables de tal conmoción, no tardaron mucho en ver a alguien corriendo hacia ellas.

- Exijo ver a la señora Darcy y no pueden impedírmelo, tengo que hablar algo muy importante con ella.

Elizabeth y Georgiana se quedaron quietas, presas de una gran ansiedad, esperando a la mujer que había pronunciado aquellas palabras, desde la distancia no habían logrado identificarla, pero ahora la estaban esperando para saber de quién se trataba.

Por fin la dama llegó donde se encontraban ambas y dijo:

- Señora Darcy...

Y en seguida se desmayó.


Orgullo y Prejuicio. Dos Años DespuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora