Tranquilidad

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Después de lo ocurrido Pemberley fue cubierto por un silencio casi sepulcral, con la única excepción de Caroline y Darcy que habían decidido esperar al Doctor Evans, cada uno de los habitantes de la casa se había recluido en su habitación o había optado por llevar a cabo sus labores en el más perfecto silencio.

Elizabeth por fin se había dormido ayudada por un té que le fue llevado por su doncella, Bingley y Jane se encontraban silenciosamente contemplando el sueño de su hija, esperando que esta acción les trajera algo de paz. Mary al darse cuenta de que no existía la mínima posibilidad de dar rienda suelta a sus reflexiones filosóficas con los demás se quedó leyendo en su habitación. Kitty estaba inmensamente aburrida mirando por la ventana del salón soñando con bailes y jóvenes. Y los señores Bennet encerrados en su cuarto se contemplaban calladamente intentando adivinar los pensamientos del otro después de lo pasado.

Evans llegó y fue conducido a la habitación donde se encontraba Arianne Woods, comprobó sus signos vitales e hizo una revisión adecuada.

- Señorita Bingley, señor Darcy, la situación de la señorita Woods no es buena, está bastante delicada, ha perdido mucha sangre. Quiero aclarar que la primera vez que la revisé debido a su juventud nunca pensé buscar señales de un embarazo o de que aún fuera doncella. Me tomé el atrevimiento de revisar el feto y puedo asegurar que no pasaba de los dos meses de gestación, por lo cual su estado no era notoriamente visible.

- ¿Qué sugiere qué hagamos doctor? –Preguntó Caroline-

- Por ahora no es mucho lo que se puede hacer. A parte de dejarla en reposo, darle las medicinas que he ordenado y orar para que se recupere no creo posible poder hacer más.

- ¿No ha dicho nada, respecto a quién es o de dónde viene?

- Señor Darcy, el estado de la chica es delirante, poco o nada se le entiende de lo que dice. Ha repetido varias veces la palabra papillon o por lo menos eso es lo que creo entender.

- ¿Papillon? Es mariposa en francés.

- Efectivamente señorita Bingley, y honestamente eso no tiene ningún sentido.

- Les pido me disculpen, ha sido un día inusualmente largo y quiero retirarme a descansar. Si seguimos a este paso, creo que voy a solicitar residir en Pemberley. –Dijo el médico con gracia-

- Doctor Evans, si gusta le pediré a uno de los criados que le organice una habitación para que pase aquí la noche.

- No puedo negar que esa oferta posee un gran atractivo –lo dijo mirando a Caroline con una sombra de admiración- y por eso lamento mucho tener que rechazarla, mañana debo visitar desde temprano a algunos pacientes y quedarme aquí me retrasaría.

- Tenía razón señorita Bingley complicado es poca palabra para esta situación. Disfrute usted de una buena noche. –Haciendo una reverencia, Darcy se retiró del lugar-

Aún no había despuntado el alba cuando la señora Annesley entró en la habitación de Georgiana.

- Señorita Darcy lamento despertarla tan temprano.

- ¿Qué pasa señora Annesley?

- Anoche en el momento en que toda la casa se encontraba en conmoción ha venido uno de los lacayos de Rosings preguntando por usted, afirmando que debía entregarle algo personalmente. El señor Lowell sabía que no era un buen momento para llamarla, así que solicitó mi presencia, cuando llegué, le dijo al lacayo que era imposible concederle una entrevista con usted, pero le aseguró que yo era la persona indicada para entregarle lo que fuera con la mayor discreción.

Orgullo y Prejuicio. Dos Años DespuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora