Diálogo

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Los señores Gardiner y sus hijos llegaron sin contratiempos a Pemberley, con su visita trajeron tranquilidad, ya que el carácter de la pareja era ecuánime, tranquilo y siempre estaban dispuestos a colaborar en cualquier momento de necesidad.

Dejaron a los niños en la guardería en compañía de la pequeña Emily y bajo el cuidado de las respectivas nanas, momento que aprovecharon para reunirse con el resto de la familia en el salón, ambos no pudieron dejar de notar la ausencia de la señora Bennet en la reunión, pero debido a sus formas discretas evitaron hacer comentario alguno, esperando que en cualquier momento les fuera revelado el misterio.

- ¡Ohh! Tíos que bueno es tenerlos aquí. Sé que con su presencia aquí, estaremos mucho más felices. –Fue la bienvenida de Elizabeth-

- Tía, debes decirme cuál es la nueva moda en Londres, me gusta tanto estar al día en ello y más ahora que la señorita Darcy me ha estado ayudando para mejorar mi estilo. –comentó Kitty, desenfadadamente-

- Y hablando de moda, señorita Bennet y señorita Kitty, les recuerdo que es momento de que vayamos a Lambton por nuestros vestidos y los libros que hemos encargado –informó Georgiana, con el ánimo de retirar a las señoritas Bennet y dejar a los mayores ocupándose de los asuntos que debían tratar-

- ¿Irán solas? –Inquirió Darcy-

- Por supuesto que no hermano, nos acompañaran la señora Annesley y Dunne.

Las tres jóvenes se retiraron, permitiendo así que la conversación de quienes quedaron fueran por los derroteros que tenían pendientes.

- Señor Gardiner, ¿pudo dejar encargado a alguien de la investigación que nos compete?

- Si señor Darcy, pude hacerlo, además me puse en contacto con el caballero que sugirió el señor Bingley, hace un tiempo tuve tratos con él y puedo garantizar que tiene una reputación impecable. También pude enviar a uno de mis colaboradores a Kent, como sugirió el señor Bennet para que siga las pesquisas.

- Caballeros, les sugiero que nos retiremos al estudio, para que las damas tengan mayor privacidad, imagino que a estas alturas estarán deseosas de hacerse confidencias. –Sugirió Bingley-

- Yo debo ir a revisar cómo sigue la señorita Woods, así que también me retiro.-Dijo Caroline-

Los caballeros y la señorita Bingley se marcharon dejando a las tres damas en el salón.

- Lizzy, ¿cómo llevas tu embarazo? ¿Cómo te has estado sintiendo? ¿Ya casi es hora, verdad?

- En general he estado bien, aunque en los últimos días he sentido algunas molestias que el doctor Evans dice que son normales en esta etapa final, especialmente porque para serte muy honesta querida tía he estado bajo mucha angustia y presiones.

- Es comprensible que te sientas así con todo este asunto, pero no deberías preocuparte, deja todo en manos de tu padre, tu esposo, tu tío y tu cuñado y verás cómo se solucionan las cosas. Todos ellos son hombres sensatos y capaces.

- Tía, la verdad es que Lizzy no está pasado por un buen momento, han surgido complicaciones con nuestra madre que han alterado un tanto las cosas aquí.

- Ya me preguntaba yo por qué la señora Bennet no se encontraba aquí, pero por favor si no es indiscreción cuéntenme lo qué ha sucedido.

Elizabeth y Jane pusieron a su tía al tanto de las discusiones que había ocurrido con la señora Bennet, trataron de no omitir detalles, contándole incluso de las cachetadas de las cuales había sido víctima Lizzy.

- Siempre he sabido que mi cuñada no se ha caracterizado precisamente por su prudencia, pero esto sobre pasa cualquier límite. Iré de inmediato a hablar con ella.

Acompañada por una de las sirvientas la señora Gardiner llegó a la habitación de la señora Bennet y solicitó a la doncella que la anunciara. De inmediato su visita fue aceptada.

- ¡Ohh! Querida hermana, que bueno que al fin estás aquí, no te imaginas cómo sufro y cómo están mis nervios después del trato que se me ha dispensado aquí por parte de mi mal llamada hija y su pérfido esposo el señor Darcy.

La señora Bennet se explayó en lamentos en los cuales ella sólo era una pobre víctima incomprendida por los demás. Como era su costumbre no obvio detalles, pero encontró gran placer en aumentar aquellos donde ella era la ofendida.

Por su parte la señora Gardiner, escuchó pacientemente toda la perorata de su cuñada, sabiendo que era la única manera de luego poder entablar un diálogo con ella.

- Me parece que has estado haciendo acusaciones muy serias y a la ligera, ¿cómo se te ocurrió golpear a Elizabeth es su estado y cómo osaste increpar al señor Darcy de esa manera? ¿Acaso no tienes el más mínimo de los sentidos?

- Ambos se lo merecían, por culpa de los dos mi pobre bebé Lydia debe estar sufriendo y por culpa de ellos me encuentro aquí postrada a causa de mis nervios.

- Qué equivocada estás y qué fácil se te hace juzgar todo cuando no conoces una toda la verdad. ¿No crees que estás haciendo un gran papel avergonzando a tu familia? Querida lamento decirte que no sabes nada de nada y que con todo esto, estás quedando en ridículo.

- Ah, ¿pues entonces sabrás tu mucho?

- Te quiero recordar que estuve presente en gran parte del problema que ocasionó tu adorada Lydia y sin lugar a dudas puedo decirte que todo lo que te han dicho sobre su comportamiento es cierto.

- De todas formas Elizabeth y Darcy son los culpables de su desgracia.

- No, no puedes culparlos a ellos. Lo que le sucede a Lydia es sólo su culpa, auspiciada por tu constante alcahuetería frente a todas sus acciones y la desidia de tu esposo para no corregirla.

- Todos están en mi contra, mis pobres nervios nunca lograran resistirlo. No puedo creer que defiendas a Elizabeth y a Darcy.

- Si lo hago, si no fuera por ellos, especialmente por el señor Darcy, Lydia estaría perdida para siempre.

- ¿Qué quieres decir?

- Tu yerno, fue quien gracias a sus influencias logró dar con el paradero los fugitivos, aún sin ser su obligación sobornó a Wickham para se casara con Lydia, la suma fue tan elevada que tu hermano no tenía con qué pagarla. Y todo lo que hizo él, debes agradecérselo a Lizzy. Porque fue el amor que Darcy sentía hacía ella el que lo obligó a llevar todo esto a cabo, aun creyendo no ser correspondido.

- Es imposible.

- Ya ves que no lo es. Y sólo para que lo sepas, cada vez que Elizabeth y Jane reciben cartas de tu muy adorada hija solicitando ayuda, ellas corren prestas a dársela recurriendo a su propio dinero y no al de sus maridos. También para que te enteres estas peticiones económicas se han venido incrementando en constancia y valor con el tiempo. Lo que quiere decir que Lydia y su esposo son un par de manirrotos y así tuvieran un presupuesto de cien mil libras anuales, nunca les alcanzaría. Entiéndelo de una buena vez Wickham es un jugador y tu hija quiere vivir como la realeza. También deberías estar agradecida de no haber sido expulsada de Pemberley porque en verdad lo ganaste.-La señora Gardiner salió de la estancia, esperando haber dado una buena lección a su cuñada-

Que hondo calaron las palabras de la señora Gardiner en la señora Bennet, por primera vez quiso aceptar la verdad que los demás habían tratado de mostrarle, pero que ella en su testarudez no había querido admitir. Cuan mal había obrado con toda su familia tratando de defender lo indefendible. Sólo le quedaba orar para no haber dañado irremediablemente su relación con ellos.

Orgullo y Prejuicio. Dos Años DespuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora