Encuentro

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En su viaje a Brighton el señor Bennet puso al tanto de la situación a los señores Woods. Sin embargo, decidió no contarles lo del aborto de su hija, considerando que era un tema íntimo y demasiado delicado para que les fuera revelado por un tercero.

Como era de esperarse, el señor y la señora Woods quedaron conmocionados ante tales noticias, pero agradecieron de todo corazón el buen trato que su hija parecía haber recibido en Pemberley, incluso le solicitaron al señor Bennet regresar con él a Derbyshire pues querían ver cuanto antes a su adorada hija.

Por consejo del señor Bennet, el señor Woods dispuso de dos colaboradores cercanos para que en su ausencia realizaran indagaciones con el fin de hallar pistas que llevaran a dar con la identidad del hombre que engañó a la niña.

Al llegar fueron recibidos por el Señor y la señorita Darcy, acompañados de la señorita Bingley ya que ella era quien tenía una relación más cercana con la chica.

El señor Bennet como correspondía al protocolo hizo las respectivas presentaciones.

- Señor y señora Woods, les damos la bienvenida a Pemberley, aunque sea en estas circunstancias, esperamos que se sientan a gusto y que soliciten cualquier cosa que crean que pueda hacer mejor su estancia. Mi esposa la señora Darcy lamenta no poder recibirlos, pero se encuentra descansando ya que dio a luz en días recientes.

- Apreciamos mucho su hospitalidad para con nosotros y nuestra hija. No nos imaginamos que habría sido de ella de no ser por ustedes. Déjeme darle la hora buena por el nacimiento de su pequeña y por favor haga llegar a la señora Darcy nuestras más sinceras felicitaciones y agradecimiento. –Dijo la señora Woods-

- Deberíamos permitir que nuestros huéspedes se dirijan a sus habitaciones para que descansen un poco y se cambien sus ropas de viaje.-sugirió Georgiana-

- De ninguna manera, queremos ver a nuestra hija tan pronto como sea posible, han sido muchos días de angustia, hasta llegamos a pensar que podía estar muerta. –Argumentó el señor Woods-

- Entonces, señor y señora Woods, les pido que me acompañen.-instruyó Caroline-

Los tres marcharon a la habitación donde se encontraba la chica, al entrar en ella la señora Woods no pudo evitar estallar en llanto y tirarse para abrazar a su hija.

- Arianne, mi querida Arianne, que bueno es verte sana y salva, creímos que te habíamos perdido para siempre.

- Mamá, no merezco tus lágrimas, soy una descarriada que huyó de casa con un hombre que la engañó, soy una mala persona.

- Mi niña adorada, no digas esas cosas, hombres y mujeres más grandes que tú han caído en engaños menos elaborados, tu único pecado fue no decirnos nada.-afirmó su padre buscando tranquilizarla.

- Señores y señorita, me retiro para que compartan este momento a solas, creo que tienen mucho de qué hablar y mi presencia sobra. –Dijo Caroline, saliendo de inmediato.

El señor Darcy y el señor Bennet fueron a ver a Elizabeth, ya que este último quería conocer a su nieta.

- ¡Oh! Hija querida, que niña más bonita me has dado por nieta, tiene tus ojos vivarachos.

- Gracias papá, es un sol, casi no molesta y duerme muy bien.

- Y dime querida Lizzy, ¿ya has escrito a tu madre para que te de sus sabios consejos? –Preguntó el señor Bennet con picardía-

- Si papá ya le he escrito y su respuesta fue una corta nota felicitándonos y diciendo que oraba por todos nosotros. En realidad creo que lo está pasando mal.

- ¿Por qué dices eso?

- Por el tono de su carta, sabes bien como es ella, siempre hablando de esto y de aquello así sea por escrito, pero esta vez no fue así. ¿Crees que sería bueno invitarla de regreso a Pemberley?

- Esa querida hija es una decisión que deben tomar tú y el señor Darcy, pero les pido que lo piensen bien antes de hacerlo.

Para la hora de la comida Georgiana impulsada por la señora Annesley, invitó a las señoritas Bennet al invernadero, aduciendo que era un buen momento para una clase de etiqueta en comidas al aire libre. No les revelaron que la verdadera razón era evitar intromisiones en la conversación con los recién llegados.

Con la única excepción de Elizabeth, todos estuvieron puntuales en el comedor para dar inicio al almuerzo.

- Señores Woods, esperamos que el encuentro con su hija les haya dado un poco de tranquilidad.

- Así es señor Darcy, pero se ve tan desmejorada la pobre. De ser posible nos gustaría hablar con el médico que la está atendiendo. –Dijo el señor Woods-

- No creemos que exista problema al respecto, el doctor Evans vendrá a la hora del té para reunirse con ustedes, era algo que habíamos previsto y requerimos su presencia para ese momento. –Contesto Darcy-

- Señorita Bingley, queremos agradecerle lo bondadosa que ha sido con nuestra hija al ofrecerle su amistad. –Expresó la señora Woods-

- Ha sido un verdadero placer, es maravilloso tener la ocasión de hacer algo útil por los demás. –Respondió la interpelada-

- Señor Darcy, de buena tinta sé que usted tiene algunos negocios en Brighton, entiendo que por lo general son sus corredores y abogados los que se encargan usualmente de ellos. Por eso después de la tranquilidad que me dio el encuentro con mi querida hija me surgió una duda.

- Adelante señor Woods, compártala con nosotros.

- ¿No cree usted que la persona que tramó todo esto, tiene que conocerlo muy bien, tanto como para saber cuál es la situación de sus negocios? Porque es claro que sólo de esa forma pudo ir a Brighton sin temor de verse descubierto. Debo admitir que este individuo actúo con gran cautela dando su nombre sólo a mi hija y pidiendo que no revelara su supuesta identidad. Pero el punto es que si usted personalmente se hiciera cargo de sus propiedades allí, llevar a cabo tal artimaña hubiera sido imposible ya que debido a su posición sería reconocido por todos.

- Señor Woods debo decir que lo que usted acaba de exponer no carece de sentido, y su duda nos ayuda a abrir un poco más el panorama.

- Mi querido señor Darcy, creo que debe usted revisar todos los negocios que posee a lo largo y ancho del país y mirar cuáles se encuentran a cargo de otros y que lugares no visita usted con frecuencia, hay que considerar la posibilidad de que en esos sitios también se haya mal usado su nombre para toda clase de inequidades.-Sugirió el señor Bennet-

- Pues tiene toda la razón querido suegro, inmediatamente después del almuerzo, hemos de ponernos en ello.

Orgullo y Prejuicio. Dos Años DespuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora