una noche inolvidable

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>>>Capitulo 32:

[Maratón 3/5]

Aquello la obligó a relajarse y a darse cuenta de otras cosas, del modo en que la luz plateada de la luna se reflejaba en el cuerpo de Louis, de cómo las olas rompían suavemente en la orilla y se retiraban, con un ritmo tan viejo como el mundo, al que parecían acompasarse los movimientos de Louis. Encima de ella, tenía toda la gracia de un bailarín, acercándola al clímax cada vez más y más.

Aquella vez no sería como otras veces en que el nerviosismo había hecho difícil gozar plenamente. Llegaría a lo más alto, lo sabía, con el cuidado de Louis. Sintiendo cómo se aproximaba, se incorporó. Quería sentirlo pegado a ella cuando sintiera el orgasmo.

Louis la besó apasionadamente, y ella elevó las caderas para facilitarle el acceso, y hundió los dedos en sus músculos, que estaban trabajando febrilmente por el placer de los dos.

«Soy tuya, y tú eres mío». Ella se lo dijo con todo el cuerpo y con todo el corazón. Y estaba segura de que veía el mismo mensaje en sus ojos Azules brillantes.

Él empujó con fuerza algunas veces más y pronunció su nombre en un gruñido, y latió dentro de ella hasta que su cuerpo se liberó y él dejó escapar un fuerte suspiro. Después la abrazó con fuerza.

-Mi _____ -le susurró al oído.

A ella se le puso el vello de punta. «Mi Louis». Pero no tenía que decirlo en voz alta. Se pertenecían el uno al otro.

Respiraron entrecortadamente durante unos momentos. ____ estaba a punto de decir algo sobre lo que había ocurrido, pero Louis se sentó y le dijo:

-Vamos al mar.

Antes de que ella pudiera objetar nada, él hizo que se levantara y los dos empezaron a correr hacia el agua oscura.

Ni siquiera estaba fría, y ____ tuvo la deliciosa sensación de sentir el océano sedoso en sus músculos, relajados por el sexo.

Flotaron sin ningún esfuerzo, agarrándose y abrazándose. _____ miró hacia el horizonte. El mar era inmenso y parecía un ser vivo, una bestia gigante que movía el cuerpo perezosamente. Pensó en todas aquellas metáforas sobre la eternidad, las mareas y las olas... En poco tiempo, bajo la luna blanca, en el agua brillante, unieron sus cuerpos de nuevo.

¿Cómo era posible que se hubiera convertido en una mujer que hacía el amor en una playa pública, en el mar? Sin embargo, no se detuvo en aquel pensamiento. Por una vez no iba a pensar, sino a sentir. Y lo sintió todo, la arena, las rocas bajo sus pies, el roce de las algas, el agua, el olor diferente, y sobre todo, el cuerpo de Louis, abrazándola, entrelazando las piernas, encontrando el camino dentro de ella.

En el momento correcto, él se salió de su cuerpo y llegó al clímax en el agua, tal y como _____ sabía que haría, todavía tocándola, hasta que ella se dejó llevar también, dejando que él la sostuviera hasta que se quedó quieta.

a stranger at homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora