-Capitulo Treinta y uno.-
[Maratón 2/5]
El mar se extendía delante de ellos, cerca, pero no tanto como para alcanzarlos, susurrando rítmicamente, haciendo de la cueva un lugar acogedor.
Extendieron la manta y se sentaron. Después, Louis abrió el champán y sirvió dos vasos del espumoso líquido, que rebosó y cayó a la arena.
-Por ti -dijo Louis, chocando su vaso contra el de _____-. Por tu felicidad y tu éxito.
-Por... ti -respondió ella, titubeando porque habría querido decir «por nosotros», pero no se sentía totalmente preparada.
Bebieron un poco, mirándose a los ojos. _____ notó las burbujas en la cara, como las pequeñas sacudidas de deseo que se extendían por su cuerpo. Sintió una punzada de pánico. ¿Qué estaba haciendo?
Como si le hubiera leído el pensamiento, Louis dejó la copa de champán en la arena, y la de _____ también, y la abrazó. Chico listo. La besó lenta y suavemente, persuadiéndola, y el calor de aquel beso borró todas sus dudas.
Ella saboreó con la lengua lo que él le ofrecía, disfrutando, adorando lo que sentía.
Louis no tardó ni un segundo en bajarle el vestido hasta la cintura y desabrocharle el sujetador, dejando sus pechos desnudos a la brisa de la noche.
____ se sintió un poco avergonzada por quedarse casi desnuda, pero entonces Louis susurró la palabra «preciosa» y le tomó los pechos con las manos para acariciarla, admirándolos como si fueran un regalo. Entonces, ella se sintió bien por estar desnuda en sus brazos.
Contuvo la respiración cuando él bajó la cabeza para besarle un pecho, y luego el otro, y aquella sensación hizo que _____ dejara escapar un gemido. Sintió que el deseo invadía su cuerpo y supo que quería sentir la erección de Louis, saber que estaba tan excitado como ella.
A través de sus pantalones, sintió la dureza de una roca. Él gimió también y se apretó contra la palma de la mano de _____. Ella se dio cuenta de que él tenía demasiada ropa encima, y fue desabotonándole la camisa para sentir su pecho contra el suyo propio, notar que sus corazones latían juntos.
Louis la detuvo y se quitó él mismo la camisa. ____ notaba las piedras y la arena bajo las arrugas que formaba la manta, pero sólo podía concentrarse en el delicioso peso de Louis sobre ella, en la fricción de su piel y en el calor que desprendía. Se besaron largamente.
De pronto, Louis rompió el beso.
-Tengo que verte -dijo él, e hizo que rodaran para ponerse de lado y alcanzarle la cremallera. La bajó y le quitó lo que le faltaba del vestido y las braguitas.
____ se sintió algo azorada al principio, pero ningún hombre la había mirado con tanto deseo como Louis. Se sentía como si fuera una sirena a la que se le hubieran concedido piernas de repente, insegura y asombrada, y al mismo tiempo, agradecida. Louis deslizó las manos por sus caderas y le acarició las nalgas. Ella estaba desnuda, y expuesta al aire de la noche, sintiéndolo todo, la brisa, la arena, el cuerpo de Louis, las puntas de sus dedos, su propio deseo, cosquilleante La erección de Louis la empujó a través de los pantalones. Tenía que quitárselos en aquel momento. Le agarró la hebilla del cinturón y entre los dos se deshicieron del obstáculo en pocos segundos.
____ lo acarició tentativamente, al principio, y sintió que él era acero cubierto de seda. A ella no se le daba muy bien acariciar a los hombres de aquella manera, pero Louis gimió y tembló, como si sus caricias fueran perfectas. Oyó las palabras de Louis en su cabeza: «Todo se resolverá, las cosas saldrán bien». Por una vez, lo creería, decidió, y se relajó mientras movía los dedos como su instinto le decía.
-¿Así está bien? -le preguntó.
-¿Bien? Si no paras, voy a terminar ahora mismo y lo voy a estropear todo -entonces él la sorprendió deslizando un dedo entre sus rizos. Ella notó como una descarga eléctrica y se quedó inmóvil, paralizada por la sensación.
-Estás muy húmeda -murmuró él-, e hinchada. ¿Es por mí?
Ella asintió, intentando respirar rítmicamente. No podía. Se estremeció de placer contra sus dedos, con miedo a desmayarse.
-¿Te gusta? -le preguntó él, observando sus reacciones atentamente.
Ella asintió con vehemencia. Aquella sensación era increíble... Todo le dolía, le latía, la aturdía.
Mientras la exploraba con los dedos, Louis movió la boca por su cuello, besándola, lamiéndola, mordisqueándola, hasta que bajó la cabeza hasta su pecho y le atrapó el pezón. Aquello fue maravilloso, pero estaba tan excitada, que sólo quería sentirlo dentro, llenándola, moviéndose cada vez más profundamente.
Entonces recordó algo horrible. Los anticonceptivos. En su confusión, se había olvidado, y aquello no era propio de ella. Ella pensaba en aquellas cosas. Tenía preservativos en la mesilla de noche, y alguno en el bolso.
-¿Tienes... algún tipo de protección? -gimió, desesperada.
Louis liberó su pecho y dejó de acariciarla, respirando entrecortadamente. Le dio unos golpecitos a los pantalones, que estaban al lado de su mejilla, y metió la mano en el bolsillo. Ella oyó un crujido de papel. Gracias a Dios. Él debía de haberlos recogido cuando habían parado en la casa.
Pero, por supuesto, Louis lo tendría preparado de antemano. Aquella era una situación familiar para él. Pero no lo pensaría. No quería pensar en las mujeres que había habido antes que ella.
Sin embargo, él había dicho que no había llevado allí a ninguna otra. Y le había dicho que nunca había deseado tanto a otra mujer. Se abrazó con fuerza a él, desesperada por aferrarse a aquella confianza de que estaban compartiendo algo especial, único.
-Espera -dijo Louis mientras intentaba romper el paquetito, que se le escapó de entre los dedos-. Demonios.
Satisfecha porque el tranquilo Louis estuviera tan excitado que se hiciera un lío con las cosas, ____ recogió el paquete, lo abrió, sacó el preservativo y se lo dio.
Él sonrió.
-Trabajo en equipo -dijo, y mientras se lo ponía, no dejó de mirarla.
Ella sentía algo completamente primitivo, derramando humedad por él, ansiosa por unirse a su cuerpo. Entonces, Louis le separó las piernas y empujó suavemente en su entrada.
Ella le agarró las nalgas para hacer que penetrara en un instante, pero él se resistió, avanzando milímetro a milímetro, deliciosamente. ____ gimió, se retorció e intentó atraerlo por completo, pero él mantuvo su lentitud, tocándola solamente por donde sus cuerpos se estaban uniendo