lo tomas o lo dejas

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Capitulo Treinta y nueve. -

Si Becker no se echaba atrás, tendría que dejar la oficina y perdería la señal que había dado. Tendría que haber sido más cautelosa antes de haberla alquilado tan pronto. Había aprendido de su madre cosas como no gastar lo que no tienes, pero se había enamorado de Louis Tomlinson y había empezado a actuar siguiendo sus impulsos, casi sin darse cuenta. «Mantén tus prioridades», le había enseñado también su madre. Ella tenía mucha razón. ____ había permitido que sus objetivos se alterasen. Se había escapado con Louis, como había querido hacer con Grayson.

-Se resolverá -le dijo Louis.

-No me digas eso -respondió ella, sintiendo que la ira la invadía, recuperando el sentido común en un instante-. Las cosas salen bien cuando se trabaja en ellas, no cuando se deja que sucedan. Yo no voy dando tumbos por la vida como tú, Louis. Yo trabajo para tener éxito.

La mirada de Louis se hizo helada.

-Pues vamos a casa.

Durante el trayecto a casa, no hablaron una sola palabra. ____ quería decir algo para arreglarlo, pero no se le ocurría nada.

Miró a Louis. Tenía la mandíbula tensa. Él no la entendía. Ella se había estado engañando a sí misma cuando había pensado que el amor encontraría un modo de arreglar las cosas.

Debería haberse ceñido por completo a su lista de requisitos. Sabía la clase de hombre que necesitaba, uno bueno, trabajador, responsable, un compañero cariñoso que quisiera las mismas cosas que ella, que luchara por ellas, y no un adolescente demasiado grande, obstinado y arrogante que ponía la diversión por encima de todo como excusa para ser irresponsable.

Cuando llegaron a casa, ____ le dejó a Myron un mensaje en el contestador de Nueva York.

Después, le mandó por correo electrónico las páginas que faltaban del informe e intentó escribir un guión sobre las explicaciones que le daría por su inaceptable y poco característico comportamiento, cuando por fin consiguiera hablar con él por teléfono.

¿Cómo había olvidado lo que de verdad era importante? ¿Cómo había dejado que su relación con Louis la alejara tanto de su sentido común y de sus metas? Su madre tenía razón cuando había intentado advertirla.

Se quedó asombrada cuando él apareció con una ensalada de aguacate, queso y beicon para ella, y la dejó a su lado.

-Gracias -le dijo, mirándolo.

-Me imaginé que tendrías hambre -le dijo.

- Siento haberme enfadado tanto -le dijo ella-. Estaba muy preocupada por el hecho de perder algo que significa tanto para mí.

-Lo arreglarás. Si es lo que verdaderamente quieres.

-Todo depende de esto. Mi negocio y mi futuro, incluso mi oficina. Todo se irá al garete si pierdo AutoWerks. Me encantaba ese edificio. Era perfecto. Y puede que lo pierda.

-Tú no necesitas otra oficina. La galería será estupenda. Si la ampliamos tendrás mucho espacio.

-La galería no tiene ventanas, Louis, por si no lo has notado. Arrancaste las pantallas y no hay ni rastro del Plexiglás. Necesito una oficina de verdad, no una tormenta de arena.

-¿Preferirías una oficina en la ciudad, llena de humo y tráfico, que trabajar en la playa?

-Se supone que los negocios están en las ciudades, Louis.

-Ese es tu problema, entonces. Desprecias lo que tienes por cómo se supone que tienen que ser las cosas. Mira lo que hay más allá de las ventanas. Ni siquiera te permites disfrutar de las vistas cuando estás trabajando.

-Tengo que concentrarme. La playa es... una distracción.

-Exacto. El placer y la belleza sólo son distracciones para ti. Mira ahí fuera, hay gente, sol, arena, olas, todas esas cosas maravillosas, y tú te escondes en una esquina y te entierras en el trabajo.

-Eso no es justo. Yo disfruto de las cosas a su debido momento.

-Todo tiene un momento apropiado, ¿verdad? Por ejemplo, nosotros. Tú piensas que este no es el momento, ¿no? Me ves como una distracción más. Algo que te mantiene alejada de tu poderoso trabajo.

-Tú no respetas mi trabajo.

-Lo respeto, pero no le rindo adoración. Y tú tampoco deberías hacerlo. Si yo no hubiera conseguido que te relajaras un poco, no tendrías los clientes que tienes ahora.

-Estoy orgullosa de haber conseguido esos clientes. Tú puedes huir de la responsabilidad si quieres, pero no intentes convencerme de que tienes razón. Y no esperes que me una a ti.

-¿Piensas que porque no quiero una tienda de submarinismo soy irresponsable? Mira, mi vida funciona muy bien para mí.

-Y la mía funciona para mí. No hay nada malo en trabajar por mis sueños.

-Esa es la cuestión. Yo estoy viviendo mi sueño, ____, y tú sólo estás trabajando por el tuyo.

-Eso es una tontería. Tú quieres algo más que dar vueltas por la playa. Yo sé que lo quieres. Quieres un hogar, un lugar para todas tus cosas. Para ser un nómada sin preocupaciones ni ataduras, has acumulado un montón de equipo.

-¿Adónde quieres llegar?

-Yo no soy tu padre para decirte cómo debes llevar tu vida. Sólo estoy intentando ayudarte a que hagas algo más que podría gustarte si no fueras tan sumamente tozudo.

-Deja a mi padre fuera de esto. Y, por lo menos, yo admito que soy tozudo. Así es como soy, ____. O lo tomas o lo dejas.

Ella lo miró durante un momento. ¿Cómo podría tomarlo? La lucha sería interminable. El siempre intentaría apartarla de todo lo que ella consideraba importante, y no querría ceder ni un ápice. ¿Cómo iba a seguir viendo siempre bicicletas apoyadas en la pared y el equipo de buceo desperdigado por todas partes? Llevaba semanas trabajando en la casa y ni siquiera estaba cerca de terminar. Y además estaba pensando en mudarse a Florida, por Dios.

-Creo que deberíamos hablar de esto cuando los dos estuviéramos más calmados -le dijo.

-No te preocupes. Lo he entendido. Hemos terminado. Me mudaré a casa de Brice.

-No tienes que marcharte -le dijo ella, sintiendo pánico ante la idea-. No inmediatamente, quiero decir.

-Sí. Debería haberme ido cuando me lo pediste la primera vez. Habría sido lo más responsable -le lanzó la palabra como si fuera un Frisbee directamente apuntado a su estómago

a stranger at homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora