Moriste, te fuiste, desapareciste de la faz de la tierra, como mi antiguo yo, como nuestros recuerdos teñidos de olvido y manchados con sangre a causa homicidio que cometiste al romper mi corazón. Clavaste una estaca en mi pecho que acabaste retorciendo con el tiempo. Dejabas que cicatrice para poder generar una herida nueva. El tiempo se fue congelando y descongelando a medida que mis marcas blancas se abrían y cerraban. Me había acostumbrado al frío del cuchillo, ya era parte de mi. Te intoxicaste con mi sangre, te fue tiñendo de azul.
Yo pude encontrar la luz, pude sentir calor de verdad, que no me quemaba como el frío de tu mirada. Cerré mis ojos despacio a medida que me soltabas la mano. Me estabas enterrando en el patio trasero de tu memoria, y ni si quiera te gastaste en hacerme un funeral.
Mi alma estaba intacta, sólo debía cambiar de cuerpo, pero tu alma estaba intoxicada, perdida en la arrogancia y la melancolía, de una víctima de sí mismo. Te estabas matando cuando me asesinabas, pero no querías morir. Te convertiste en un cuerpo vacío, buscando algo que lo llenase, pero te estabas contaminando con tanto lodo.
Y renací de entre las cenizas, sin recuerdos, sin memoria, sin la marca de tus dedos. Pero en tus manos está mi sangre, y las lavas constantemente, pero no podrás borrarlas de tu memoria. La aceptación me devolvió la vida, mientras la negación te pudría por completo. Mi corazón estaba nuevo, libre de heridas, pero el tuyo era como el mío antiguo, el que marcaste para toda la vida, el que rasguñaste hasta dejarlo duro y sin vida.
Nos estoy haciendo un funeral, ya que no querías enterrarme por si te apetecía volver, y no querías enterrarte por miedo a morir. Ya no existe en mí la necesidad de darte calor, pero pronto aparecerá en ti el deseo de robarme el fuego que opaca tu luz. Seguirás siendo frío hasta que te dejes ir, y no habrá incendio que quieras poseer y tenga resultado, lo vas apagar, no te va a calentar, ni te va a quemar.
Yo ya fallecí y renací,y no podrás recibir amor que te satisfaga... si no te entierras junto a mí. Sólo así renacerás y tendrás calor, serás un chico nuevo, uno mejor, uno con menos miedo y con más ilusión. Alguien que no se derrita entre los dedos de su amada para escapar, alguien que sea lo suficientemente resistente como para caerse y levantar el peso de los cuerpos muertos que no pudo salvar.
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Cartas que nunca di.
RomanceSon cartas, sentimiento y pensamientos que no se pueden ocultar, acontecimientos que se tenían que contar.