Desde que me dejaste.

11 0 0
                                    


Desde que me dejaste que duermo abrazada a un peluche blanco, imaginando tu tacto y sintiendo tu calor. Sostengo el acelerador del tiempo en mi manos, pero no arranco. Ya no puedo fumar cigarrillos mentolados porque me descomponen, ni armados, ni regalados.

Desde que me dejaste, lo único que hago es cambiar de amantes, porque, si algo me enseñaste, es que si no hay amor no hay nada. El amor del bueno no tiende a limitarse. Lo triste de nuestra historia de amor es que nosotros no nos limitamos; nos obligaron a limitarnos, y ambos (aunque vos mas que yo) teníamos ganas de tirarlo todo por la borda porque no dábamos más, porque amarnos dolía.

 Queríamos estar juntos siempre, todos los días, todo el día... y no se podía. Nunca dejamos de amarnos, fue amor puro. Y aunque yo no te olvide nunca, vos sos libre de olvidarme, porque vivimos momentos hermosos, pero morimos cuando renunciamos a todo a través de un mensaje de texto tan frío de tu parte. Jamás te volví a ver.

 Ya no eras vos la última vez que nos encontramos. Eras esa persona que vi la primera vez, alguien que sólo conocía de vista. Y por más yo haya sabido todo de vos y vos todo de mí... sentí que éramos dos extraños fingiendo conocerse. 

 Y esa persona que yo miraba fijo no eras vos, y esa persona que viste no era yo. El "Viejo tu" había sido silenciado por un tiempo (o muerto). Y a pesar de que ya no estábamos juntos y que yo estaba haciendo "mi vida", pasabas mucho por mi cabeza y de muchas maneras. Despertaste en mí diversas emociones siendo sólo un recuerdo. Imagínate lo que sentía yo cuando te tenía en frente.

 Aun así, reitero, que la última vez que te vi fue diferente. No sentía odio, ni amor... no sentía nada. Era como si esa tensión, situación o presencia fuese costumbre entre nosotros. Se sentía raro. Por un tiempo te seguí amando, llorando, extrañando, necesitando... reprimiendo mis propios sentimientos, acusándolos de ser una falsa ilusión. Sentía que algo me tenía ligada, presa, a vos. Como si, de alguna forma, yo te perteneciera.

Desde que me dejaste que no soy la misma, ya no soy ilusa y conservo un buen autoestima. Desde ese día... aprendí a ser feliz por mí.


*********

Una carta vieja de mi celular. 

Cartas que nunca di.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora