Cartas que nunca di.

A veces muero.

Hay noches en las que sueño mi muerte, mi suicidio. La sangre drenando desde mis cicatrices, mi cuerpo débil, la sensación de alivio, de que por fin seré feliz.
Todos me usan, me ilusionan, me lastiman y se marchan. Al principio dicen amarme y me prometen la Luna, pero ni si quiera alcanzan una estrella.
Quise morir antes de conocer a Julián, quise morir antes de conocer a Nicolás... Ambos me hirieron, quisieron cambiarme, me utilizaron para llenar un puto espacio vacío, como si fuese un objeto. Me descartaron de la misma asquerosa manera, diciendo que no me aman, cortando cada tejido de mi alma, hasta morir en vida.
Cansada, agotada, desesperanzada, amargada... Son poco de todo lo que me dejan.
Muero cada vez que te recuerdo, que te pienso, te extraño, te amo. Y a la par mueren mis sentimientos, dejándome fría, seca, débil... Es aquel sueño de promesas sin cumplir.
Cada vez que sonrío renazco, para luego volver a morir. Me pregunto qué es lo que aún me mantiene con vida, me gustaría dejar de sentirme así, dejar de sentir, de ser... Dejar.