Yo amé tu soberbia, tu gran ego, tu facilidad de romperme y arreglarme todo el tiempo. Tu sonrisa era tu escudo, tus palabras una espada, podías cortarme cuantas veces quisieras, no me importaba siempre y cuando fueses feliz. Me hacías sentir que era la persona más importante en tu planeta, que era hermosa, que era especial, y luego me humillabas con tu estúpida esencia se superioridad, haciéndome sentir diminuta, como si fuese una hormiga en tus manos; yo te amé igual. Eras frío y a veces caliente, no me importaba tu lado polar, siempre tu fuego valía mucho más. Me quitaste la luz y me dejaste en la obscuridad, me vaciaste por completo, como la botella de un borracho, esperando tomar una gota más de algo que ya no hay; yo te amé igual. No me importaba tener frío, estar vacía o a oscuras, cada tanto venías a calentarme y emanar luz, esa luz que un día me quitaste. Dejaste de venir y mis días eran eternos, pero mantenía la esperanza de que volvieras y me dieras eso de ti que necesitaba y sólo segundos encontraba; pero no viniste. Tiempo después apareciste, tu luz era más brillante, pero no venías a buscarme, venías a despedirte y a agradecerme la luz que ahora tenías, porque gracias a ello había otra chica en tu vida. Ella tenía la misma luz que yo perdí, contenía esa inocencia que un día te dí, entonces fue cuando entendí que todo lo que me quitaste no era para ti. En lo oscuro aprendí a vivir y una nota en la puerta dejé para ti. "No importa lo que hagas, no importa lo que me pidas, si me buscas... Yo te amo igual".
***
Gracias por leer.
Una chica normal, MelohMeloh.
ESTÁS LEYENDO
Cartas que nunca di.
RomansaSon cartas, sentimiento y pensamientos que no se pueden ocultar, acontecimientos que se tenían que contar.