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Es que no dejo de soñar con el pasado, no dejo de ver cómo me dejas atrás, apuñalándome con tu felicidad, al ritmo del compás de mi muerte. Mi ausencia no te duele tanto como a mí. Verme cayendo, verme morir, verme romperme a llorar, mi sangre queriendo derramar, viéndome partir. Me escucho gritar, siento las mariposas muertas salir por mi garganta, me siento temblar. Escucho nuestras últimas palabras antes de saltar y caer en soledad. La hipobulia me ataca y me quiere acabar, veo la guillotina separando mi cabeza del cuerpo, pero escuchando mis tortuosas pensamientos. El filo corta mi piel mientras tú la besas, pierdo los brazos mientras los tuyos me rodean. Mi voz me abandona cuando la llamas como a mí, me rechaza mi alma y se quiere ir porque, aunque no quiera, no dejo de pensar en ti. Es que alucinas con saber de mí y no sabes ni la mitad de lo que viví o una de las tantas veces que estuve por dejar mi cuerpo, junto con todo lo que alguna vez ame, y morir.

Cartas que nunca di.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora