Capitulo 18- Fin del viaje, la verdadera confesion: Shiva

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Noctis

Un sonido agudo entraba por mis oídos, más el aturdimiento que tenía mi adolorida cabeza... había caído de nuevo ¿Por que no le hice caso a ella?

- ¡Demonios! - Mire el lugar y Ardyn ya no estaba, camine por el techo cuidadosamente y tome mi teléfono, debía llamar a Ignis.

- ¿Que pasa?

- Ignis, tienes que detener el tren Prompto y Luciana cayeron del tren... más bien, yo tire a Prompto y Luciana intento ayudarlo pero fue peor, debemos parar el tren. No sé dónde hayan caído, ¡Pero debemos buscarlos!

- Noctis, calma. Se que estás preocupado por ellos, créeme, yo también lo estoy, pero si paramos el tren ahora los Cadentes se darían un festín con los pasajeros

- ¿Que sugieres entonces?

- Debemos detenernos en Tenebrae ¿Está bien? Ahí los pasajeros estarán a salvo

- ¿Y Prompto y Luciana?

- Si el canciller está metido en esto creo que ya no están en el lugar donde cayeron, sea como sea, intentará comunicarse con nosotros. Hay que mantener la paciencia y la esperanza. ¿Puedes venir con nosotros? Gladio está conmigo.

- ¿Están bien? Luna y Ravus ¿Ellos están bien?

- Lunafreya está curando a los pasajeros y Ravus está ayudando a parar el fuego del tren. Todos estamos bien

- Entendido, pronto voy para allá, solo deja me libro de algunos polizones - Asentí aliviado y me despedí, estábamos entrando a un túnel y pronto estaría lleno de Cadentes de mi lado, la noche estaba muy cerca de venir.

Comenzaron a salir pequeños demonios y después cada vez más grandes, blandí a e Ex- Machina y comencé a luchar, temía por el bien de Luna y Ravus, no pude salvar a Luciana y Prompto, ahora debo preocuparme por los que siguen aquí. - Lo que me faltaba... ¡No dejan de llegar! - Seguía luchando, sin embargo el número no se reducía.

- Que demonios... ¿Acaso no hay luz al final del túnel?- Las luces terminaron apagándose así que solo quedaban las del tren, esto se volvía cada vez más difícil, puesto que más Cadentes comenzaban a llegar. Debía esperar un poco para poder salir del túnel.

Al fin salimos y a lo lejos se hallaba Tenebrae, los Cadentes seguían en la misma cantidad hasta que un dolor conocido me tomó por sorpresa, un Sidéreo acudió a mí.

A lo lejos, entre las olas de las profundidades marítimas de Tenebrae, Leviathan se levantó y pasó sobre el tren ahuyentando a todos y cada uno de los Cadentes, había terminado gracias a la Sidérea justo al mismo tiempo de haber llegado a Tenebrae.
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Ya reunidos, opte por descansar, todos los pasajeros estaban alterados, y no los culpo.

- Dichosos los ojos- Gire mi cuerpo y ahí estaba Aranea, saludándonos felizmente.

- Aranea... supongo que todo este despliegue te lo debemos a ti

- Es más complicado de lo que parece ¿Quieres saber quién fue el responsable? Acompáñame - Asentí levantándome y observando a Luna y Ravus siendo recibidos por toda su gente, suspiré levemente y di marcha a los pasos de Aranea.

Caminamos por unos escalones y a lo lejos estaba el castillo, un triste paisaje para ser verdad.

- Ahora que lo pienso ¿No están bastante cortos de personal? - Baje la mirada y Gladiolus e Ignis se miraron mutuamente.
- Si... nos faltan dos... - Dijo Ignis.
- Se nos ha... perdido - Siguió Gladiolus.
- ¿Murieron?
- No lo sé... - El canciller puede tener bastantes cosas en mano, es por ello que no sé si hizo algún mal.
- Menos preocupaciones y más fe - Seguimos caminando y aún seguíamos mirando el panorama.
- Y ¿A quien debemos agradecerle esto?
- A los Cadentes, meros peones del imperio
- Ósea, por los que tú combates
- ¡Combatía! Ahora mis hombres y yo nos dedicamos a cargamento y salvamento - Dijo terminando su conversación con Gladio.
- Si de verdad te dedicas al salvamento... queremos pedirte algo - Dijo Ignis.
- Tu dirás
- Según lo que has contado, no podemos seguir con los pasajeros abordo
- Bien yo me ocupo pero, ¿Quien va a conducir el tren?
- Pues ahora que lo dices... ¿Alguna idea? - Dijo Gladio mirando a Ignis y Aranea
- Pues si. Me sé de dos. Aquí sus maquinistas, Biggs y Wedge. Lo tendrán todo controlado - Dijo Aranea presentándonos a los dos hombres de a su lado.
- ¿Que necesitan?
- Conducir un tren a Gralea
- ¿Y ya? Está bien, lo haremos
- Gracias por ayudarnos sin tener por qué
- Oh vamos, un placer - Me acerque a Biggs y le agradecí, era un alivio poder ir a Gralea rápidamente.
- Ah no te preocupes, pero no se si el tiempo nos acompañará ¡Hace un frío horrible! Aunque es obvio, pues ahí yace el cadaver de la Sidérea de Hielo. Por cierto, la dama Lunafreya quería hablar contigo.
- ¿Luna? Iré a buscarla, gracias.

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