Capitulo 8- La marioneta del imperio

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- ¡¿Que demonios es esto?!-

Al entrar a la nave imperial fui atada a uno de los asientos, las ataduras, que eran de metal y repelentes de magia, no me dejaban si quiera mover un dedo.

- Lamentamos decirte que no podemos arriesgarnos a que intentes, no lo sé, arrojarnos de esta nave y hacerla explotar ¿Tal vez?- Ardyn y Ravus se acercaron y se colocaron frente a mí.

- Vine con ustedes solo por qué se que son capaces de lanzar todas sus tropas hacia Noctis si no lo hago- Ardyn rió, Ravus me miraba aún bastante serio.

- No te hagas la lista, sabemos de dónde y a qué vienes- Ravus por fin hablo, y hablo con una verdad terrorífica.

- ¿De donde vengo? - Le pregunte irónicamente, probablemente diría que de Insomnia. - Si claro, ustedes saben todo- Reí secamente y Ardyn sonrió.

- General, ¿Por que no le explica con detalle que intento decir?- Ardyn seguía con sus estupidos ademanes, temo a que yo sea parte de sus planes.

- Sabemos que eres hija de Noctis y Lunafreya, y has venido a cambiar la profecía- Me quede petrificada, ¿Como demonios iba a saber eso?

- ¿Que sucede? ¿Te comió la lengua el gato?- Ardyn pasó su mano por el asiento y se acercó a mí con tal de que solo yo pudiera escucharlo. - No eres la única que sabe sobre ese futuro- Me aferre a la silla furiosa, sabía que hablaba de la vez en la que el mismo asesino a mi familia. - No es fácil sobrellevarlo ¿eh? Digamos que te estuvimos observando desde lejos, ese extraño poder de curación... el único que la dama Lunafreya puede usar-

- Eres un psicópata- El se alejó sonriendo y se despidió.

- Hazla hablar como quiera, general, está en todo su derecho- Ardyn se fue hacia el panel de control y yo me quede aún sin poder moverme (era lo obvio) en la parte trasera mirando a Ravus.

- ¿Cuales son tus intenciones?- Se acerco hacia otro asiento y tomo mi bolso, me lo habían quitado sin que me diera cuenta. - ¿Que es lo que vienes a hacer? -

- Salvar a mis padres- No podía estar enojada con Ravus, el solo fue convertido en un perro faldero del imperio, y lo hizo por odio, sin embargo, yo no podía estar furiosa con el si cada vez que lo miraba, recordaba su muerte.

- ¿Un deseo tan egoísta? ¿Salvar tu propia y falsa felicidad dejando al mundo sumido en oscuridad?- Me quede en blanco, eso nunca se me pasó por la mente, lo que quería era salvarlos a todos, que no sufriesen.

- No solo a ellos... yo sabré qué hacer para salvar a todo el mundo, sin que ningún sacrificio sea realizado- Lo mire de manera determinada, el aún parecía desconfiar de mi, sin embargo, después de procesar mis palabras, el se tranquilizó.

- ¿Y como lo harás?- Aún seguía cuestionándome y estaba a punto de explotar con las respuestas que el quería.

- Vine aquí por una razón, y dudo que halla llegado sola, pues sé que los Reyes de Lucis me apoyan en esto- Ravus colocó su espada en mi cuello y yo hice una leve mueca.

- ¿Como estás tan Segura? ¿Qué harás si desgraciadamente fallas?-

- Se que no fallaré, por qué incluso a ti lograre salvarte de la farsa a la que te dices llamar, "general" del imperio, tú misma hermana lo ha dicho, te has dejado tomar por tonto- No pude terminar lo demás que estaba por decir pues recibí una bofetada de su parte, me quede absorta y totalmente indignada ¿Que demonios acaba de hacer?

- No dejaré que sigas diciendo estupideces, probaré que solo eres una farsa y que vienes a engañar a mi hermana- Cerré mis ojos fuertemente, sabía que no podía usar nada que justificara lo que soy, mucho menos el sello, pues eso enseguida me lo quitarían, así que debía esperar a llegar a Altissia. No podía mostrarme débil, por más que quisiese llorar no podía.

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