Epilogo: Lagrimas de una reina

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(Música recomendada para el capítulo entero)

Noctis

El último día en el que pudimos ver a Luciana, fue el más triste y duro que pudo sobrepasar por nuestras vidas, el amanecer había llegado y yo ya había podido tomar mi trono, sin embargo, aún sentía el espíritu de lo que sería mi hija ahí...

Cuando todo por fin había terminado, tuvimos que hablar ante todos aquellos que dejaron entrar a Luciana a sus vidas, Cindy, Cid, Iris, Talcott... a todos tuvimos que contarle todo lo que se habían perdido, más que confundidos terminaron dolidos, era de esperarse, pues Luciana es alguien que se gana el cariño de la gente fácilmente.

El tiempo transcurría y el mundo volvía a ser como antes, Accordo mantuvo su gobierno, el cual nosotros, Lucis, lo respetamos; Niflheim ya por fin desaparecido, dejo regado demasiados territorios que alguna vez devastó, sin embargo, estos fueron acogidos por Tenebrae, haciendo que este pacíficamente s convirtiera en un gran y nuevo reinado.

Prompto volvió a Hammerhead, y se trajo consigo a Cindy y a Cid, a sus viejos tiempos en el taller.
Gladiolus también regreso junto con Iris y Talcott a Insomnia.
Ignis mantuvo comunicación con Aranea, quien también se reunió con nosotros como ayuda a Lucis, Tenebrae y Accordo.
Ravus decidió regresar a Tenebrae, su lugar natal, para poder gobernar como su madre hubiera esperado, él mantenía una muy fuerte amistad con Lucis, así que decidía visitarnos a Insomnia pacífica y constantemente.
Cor regreso a su puesto, está vez cuidando mis espaldas junto con Gladio.
Y Lunafreya, ahora la dueña de mi corazón, juntos habíamos logrado casarnos por fin como mi padre tanto había deseado. Todos habían asistido a la boda en una renovada Altissia, donde aspiramos y tomamos en nuestro corazón todos los recuerdos que nos habían traído aquí.

Lo difícil ya había pasado con el tiempo, y todo Eos comenzaba a recuperarse. Insomnia volvió a ser repoblada por sus antiguos vivientes que se refugiaban en Lestallum y ahora ya podían volver a tener una vida normal.

Las puertas de todos los lugares, casas, reinos y en todo Eos, estaban abiertas al mundo, pues La Paz y la bondad estaba en cada esquina del mundo, puesto que Luciana, fu quien devastó su cuerpo y alma por ello.

Ahora, un año después, estábamos en La Ciudadela, junto con los ciudadanos de Insomnia, festejando un gran suceso que nos llenaba de regocijo...

- Dama Lunafreya ¿Ya pensó en que nombre darle? - Luna soltó una pequeña risa ante el comentario de Prompto.
- Sabes muy bien cuál será su nombre ¿No?
- ¿Entonces será una niña?! - Prompto salto de la felicidad al ver el asentimiento de Luna.
- Al fin sabremos el como vivió ¿No? - Dijo Ignis sonriendo con leve tristeza.
- La tendremos de vuelta - Acotó Gladio
- Aunque claro, no olviden que vamos a cuidarla con todo el amor que ella añoro en sus últimos momentos.

Luna traería al mundo a nuestra pequeña niña, Luciana.
Tanto así fue la alegría, que los ciudadanos al saberlo, festejaron, pues nuestro reino al fin se hallaba en paz y además Lunafreya era bastante querida, sabiendo que una pequeña oráculo venía, era obvio el regocijo que se llevaría a cabo con todas las personas.

A pesar de que Luna debía descansar por su embarazo, salió a su viaje por la mayoría de lugares en todo Eos, pues cumpliría su palabra de no dejar su trabajo como oráculo, y es por ello Iris y Aranea la acompañaron para cuidar de su salud y la de nuestra próxima hija.

- Su majestad - Estaba admirando el panorama de todo Insomnia desde el balcón, era grandioso ver la luz del día aquí, en mi hogar, nunca me hubiera imaginado vivir para verlo.

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