Capítulo 8

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《Impulsos》

Paul miraba con tristeza a John, quién se encontraba dormido en su cama; acababan de llegar del entierro de Julia, John no había dormido nada en todo lo que duró su funeral, por lo que Paul lo obligó a descansar, lo que los dejó en aquella situación: Lennon respirando de forma tranquila y pausada, con ojeras y la cara roja a causa de todo el llanto, por otro lado, McCartney solo se dedicaba a acariciar de forma gentil los cabellos castaños, tarareando una canción que su madre solía cantarle a él para calmarlo.

-Paul.- habló el ojimarrón, sin abrir los ojos ni moverse.

-¿Qué ocurre?- Paul alejó su mano de los suaves cabellos ajenos.

-Gracias.- dió un pequeño suspiro y todo volvió a ser silencio.
La mirada hazel del menor fue del rostro de Lennon a los labios de éste.

McCartney bajó la mirada, perdiendola en un punto que estaba en el brazo del mayor, exactamente en su sangradura[1]. Paul en esos momentos no quería dejar solo a John, pero le hacía daño estar junto a él y aquello no lo podía negar, era tan doloroso que su pecho se lo recordaba constantemente, ya que cada vez que estaba cerca de Lennon, Paul sentía un nudo en la garganta y un profundo vacío en su pecho y aquello él lo veía cómo un aviso de que John no le hacía bien.

-Johnny.- susurró, sin embargo, ahora el mencionado estaba profundamente dormido -Te quiero.- volvió a susurrar para ahora depositar un suave beso sobre la frente del ojimarrón y lentamente se separó de él.
En ese momento la puerta fue abierta, dejando ver a Mimi, quién traía dos platos con comida.

-Hola.- saludó despacio.

-Hola.- el menor le regaló una sonrisa amarga.

-Gracias por apoyar tanto a John.- habló en tono bajo la mujer, dejando ambos platos en la mesita de noche pegada a la cama.

-No es nada, John es realmente importante para mí.

Mimi le sonrió-. Si despierta, por favor que coma algo. Igual tú, ¿bien?- Paul asintió y ella salió de la habitación, dejando todo en silencio una vez más.

* * * * * *

Lo había olvidado, John había olvidado la muerte de Julia más rápido de lo que Paul pudo imaginar, sin embargo intentó no tomarle gran importancia, dando cómo respuesta que a pesar de que era su madre, no pasaron tanto tiempo juntos cómo para formar un lazo lo suficientemente resistente.

Estaban tocando en un local, éste estaba casi vacío, pero no era el público lo más importante en esos momentos, sino convencer al dueño del lugar, quién podía conseguirles un mejor trabajo.
La canción terminó y tanto John cómo Paul bajaron del escenario, eufóricos por la música y porque todo había salido bien.

-¿Y bien señor, qué dice?- habló Lennon, adornando su rostro con una gran sonrisa de ansias.

-Están bien, es solo que...

-¿Qué?- preguntó el de ojos hazel.

-El bajo, no me gusta cómo suena.- dijo aquel hombre, intentando no sonar muy crudo.

Paul miró a John, sabiendo que no sería fácil convencerlo, pero el pelinegro opinaba lo mismo que aquel hombre.

-No voy a sacar a Stu de la banda.- habló decidido.

-John, él tiene razón, yo tocó bien el bajo, ya tenemos tres guitarristas y ese número es totalmente innecesario.- Paul por primera vez opinó respecto a Stuart, por lo menos frente a Lennon.

-No lo sacaré, Paul.

-Entonces no hay nada qué hacer.- habló el dueño, decidido en no darles la oportunidad de sus vidas.

Hasta no poder más  [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora