Capítulo 17

223 34 23
                                    

《Déjalo》

Ringo miraba con curiosidad a su amigo años menor, la noche anterior, cuándo quiso salir a tomar aire fresco para despejar su mente y desestrésarse, se encontró con Paul y Ludwig, abrazados; claro que la parejita no se percató de su presencia y aquello había dado a Ringo la oportunidad de hacerse el tonto, pero sinceramente el ojiazul ya no podía ocultar su curiosidad, de hecho podía sentir las palabras estancadas en su garganta, queriendo salir con desesperación. El juego de cartas ya no era importante para él; miraba las cartas, miraba a Paul, se mordía el labio con tal de intentar callar sus palabras.

-¡¡Te vi!!- exclamó de la nada, asustando al menor.

-¿...Qué?- habló McCartney, extrañado por el repentino grito de su amigo.

-¿Qué de qué?- respondió nervioso y rápido.

-¿A qué te refieres con que me viste?

-Me refiero a eso... Qué te vi.- balbuceó, sin mirar al pelinegro en ningún momento. En algunas ocasiones Paul parecía el mayor y Ringo el menor en todos los sentidos.

Paul miró a los lados, más extrañado que antes, algo incómodo también. Lentamente se acercó a su amigo.

-¿Podrías ser más específico? -dijo despacio.

Suspiró-. Te vi con el alemán.

Paul arqueó una ceja, Ringo en el poco tiempo que conocía a Ludwig, era la primera vez que lo llamaba así o mejor dicho, la primera vez que hablaba de alguien así, con desprecio.

-Se estaban abrazando.

El de mirada hazel miró sus cartas y lentamente las dejó sobre el suelo alfombrado, revelándolas a su amigo y dando por terminado el juego.

-¿Tienes preguntas...?

-¡Si!- exclamó inmediatamente- ¡¿Por qué diablos se estaban abrazando?!

-Yo...- bufó, ordenando sus ideas, con la mirada expectante del pelicastaño sobre él; finalmente le explicó todo.

-¡¿Qué hiciste qué?! ¡Pero Paul...! ¿Por qué?

-No lo sé, Rings...

-Pero tú amas a Lennon, tú me lo dijiste, te la pasaban hablando y pensado en él

-¡Y por eso estoy arto de él! -interrumpió - Me cansé de amarlo, me cansé de su estupidez, me cansé de ser su segunda opción.- dijo totalmente alterado, cómo si aquellas palabras hubiesen querido salir desde hace mucho.

-Pero tú dijiste que él al final te correspondió. ¿No es lo que tanto querías?

-Ya no sé qué es lo que quiero... Es cierto, cuándo John me dijo todo eso yo... fui la persona más feliz del mundo, pero luego cuándo fui consciente de que siempre supo mis sentimientos y aún así los ignoró... me sentí la persona más estúpida del mundo. Todo en menos de veinte segundos... Soy alguien orgulloso, Ringo, eso es algo que difícilmente cambiará.

-Pero jugar con Ludwig... ¿Crees que es la solución?

-¿Y qué si no lo es? Yo ni siquiera le gusto por quién soy, le gusta mi rostro y soy consciente de ello. ¿No es igual de malo para mí en ese caso?

Starkey miró a su amigo con tristeza, ¿en qué momento cambió tanto?

-Solo te diré que... ésta no es la solución para nada, ambos saldrán insatisfechos, pero solo espero que ya no estén tan ciegos.- seguido de éstas palabras, el ojiazul se levantó de su lugar y salió de la habitación, dejándo en completa soledad al pelinegro, mirando sus cartas y las de su amigo.

Si el juego hubiese terminado, Ringo hubiese sido el ganador, tal cómo ahora con sus palabras.

* * * * * *

Pero Paul no por eso cambió de parecer.

Necesitaba sentirse amado por lo menos los próximos días, su partida a Liverpool no era lejana, por lo que su "relación" con Ludwig era cómo el típico romance de verano y ambos lo sabían.

En ningún momento hubo un te quiero o un te amo, pues no sentían nada de eso.
Paul decidió no acompañar a la banda los días que le quedaban, solo para cumplir con aquellas palabras de Lud.

Le dedicaría los días que le quedaban en Hamburgo.

En esos momentos caminaban por las oscuras calles de Hamburgo, la noche ya había llegado y el cielo estaba estrellado, las calles, con el pavimento algo húmedo, eran alumbradas por algunos faros.

-¿Y qué te pareció Hamburgo? -preguntó el rubio, dirigiendo su mirada al menor.

-Bueno, es una ciudad que me ha dado muchas cosas.

-¿A sí... Cómo qué?

-Um... cómo oportunidades, tristezas, alegrías, ilusiones y aquí abrí mis ojos.

-¿A qué te refieres con eso?- Paul soltó una risita. Le gustaba hablar con Lud, ya que le podía contar de todo y éste no lo juzgaría, le daría su opinión o algún consejo, pero nada más.

-Me refiero a que aquí me di cuenta de muchas cosas...

-Me desanima un poco.

-¿Qué cosa?- preguntó atónito por el cambio tan repentino.

-El hecho de que ese tipo siempre esté en tu cabeza.- suspiró -Me molesta.

-¿Estás celoso?- se burló.

-Sin duda alguna.

Paul pudo sentir el cómo la sangre subía a sus mejillas, aquello era malo, los celos significaban algo más ¿o podía dejarlo pasar? ¿Acaso  eran solo ideas suyas? Eso esperaba.

La caminata se detuvo por parte de McCartney, seguido del alemán.

-Lud... Eso no está bien.- dijo con gran seriedad, pero no por eso el rojo en sus mejillas se había esfumado.

-¿Por qué no? Es lo que siento...

Paul no supo qué decir, ninguna respuesta coherente llegaba a su cabeza en esos momentos. Estuvo así, pensando, hasta que sintió los cálidos labios del rubio sobre los suyos.

-Vamos, olvídalo ya.- habló el más alto en los pocos segundos que dejó de besar al pelinegro.

Olvídalo ya.- se repitió Paul mentalmente, hundiéndose más en el beso.

÷ ÷ ÷ ÷ ÷ ÷ ÷ ÷ ÷ ÷ ÷ ÷ ÷ ÷ ÷ ÷ ÷ ÷ ÷ ÷ ÷

Bueno, hoy es 24 de febrero y hoy estaría cumpliendo 74 añitos nuestro amado Georgie! (Aunque muchos crean que es el 25).
En fin, solo tengo una forma de festejarlo y es dibujando.


Te amamos George Harrison.

Hasta no poder más  [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora