《Cuatro días para amar》
Esa noche volvieron a aquel local, Paul se había ofrecido a acompañarlos nuevamente, aún cuándo se quedaba la mayoría de la noche solo, bebiendo en una mesa llena de sillas vacías, no le importaba.
Pero esa noche sería diferente.
Esa era la primera de las cinco noches y podría irse nuevamente a Liverpool junto a Ringo, estaba realmente ansioso y nervioso por llegar, aún cuándo sabía que todo seguiría igual y que su mejor amigo y el hombre que le robó el corazón no estarían ahí.
-Buenas noches.- habló un chico sentándose a su lado, era Ludwig.
-Hola, Lud.
-Pensé que dijiste que te irías en dos días hace exactamente dos días.
-Deberías saberlo, les pagarán el miércoles.
-Lo sé.- sonrió -¿Por qué no te vas sin Ringo?
-No puedo irme sin él...
-Eso no responde a mi pregunta, McCartney. -Paul negó con la cabeza. -¿Fumas?
-Si.
-¿Quieres uno?- dijo mostrándole la cajetilla llena de cigarros.
-Claro.
-Vamos a fuera.
-¿Y por qué no aquí?
-La noche está agradable y aquí estoy intoxicadome, ¿vienes?
-Está bien.
Paul se levantó de su lugar, le echó una mirada a Ringo, quién estaba concentrado tocando la batería; al notar que éste último no se percataría de su ausencia, se decidió a salir del bar, siguiendo al rubio más alto que él.
Cuándo salió del local, Ludwig ya lo esperaba con un cigarrillo entre los labios, aún sin encenderlo y dándole la espalda a la puerta.Ludwig tenía razón, la noche estaba perfecta, con un clima temperado aún cuándo corría una brisa fresca.
-El cielo se vé hermoso.- susurró Paul.
-No tanto cómo tú.- las mejillas del menor se tornaron rojas al escuchar aquellas palabras provenir del rubio, pensó que no lo había escuchado -Toma.- dijo tendiendole un cigarro, el cuál McCartney tomó con nerviosismo, mirándolo detenidamente, recordando a John, cuándo éste le dió a probar uno de sus muchos cigarrillos. Casi se ahogó ese día, pero Paul estaba seguro de que lo viviría una y otra vez por escuchar la hermosa risa de Lennon.
Posó el filtro sobre sus labios, sosteniendo una pequeña sonrisa, recordando sus buenos y malos días con el pelicastaño que aún lo traía loco. Entonces, una luz naranja lo hizo reaccionar, era el encendedor de Lud, quién se lo acercaba para encender su cigarro.
-Gracias.- dijo dando la primera calada, disfrutando del sabor y relajación que le causaba.
-¿Acaso el cigarro te recordó a alguien?- preguntó el ojiazul, con su típico acento alemán.
-Ah... no, no, para nada.- respondió cabizbajo, haciéndole soltar una risa al mayor.
-No soy idiota, ¿sabes? Nunca había visto a alguien mirar un cigarrillo cómo tú lo haces.
-¿Cómo lo hago...?- cuestionó dando otra calada.
-Cómo... recordando, añorando días pasados.
-¿Tan evidente fui?- Ludwig asintió, fumando su cigarro.
-¿Y por quién fue?- preguntó dejando salir el humo de sus pulmones, saliendo rápidamente de entre sus labios -¿Fue por el tipo de la foto?
-¿Qué? No.- respondió rápido, desviando la mirada.
-Ya te dije, no soy idiota. Es por él, ¿no? -el de orbes hazel no pudo hacer más que asentir, triste.
Se sentía estúpido, no sólo por ser tan obvio para los demás, sino que por el hecho de seguir amando a alguien que lo había dañado tanto, porque el rencor seguía en su ser.
-¿Sabes?- miró al más alto, poniendo toda su atención en él -Cuándo te vi por primera vez... me sorprendí mucho.
-¿Por qué...?
-Por tu rostro.- exhaló, dejando escapar otro poco de humo -Eres hermoso.
Las mejillas del menor ardieron al instante a causa de la vergüenza.
-Yo...- Paul no sabía que decir, así que prefirió callar sus balbuceos, agachando la mirada rápidamente, acto que hizo sonreír a Lud.
-Quiero hacerte olvidar a ese tipo.- con paso lento, pero decidido, se posó frente al pelinegro, quién lo miró al instante -Se nota que haz sufrido mucho por él, niño, eres un libro abierto.- le quitó el cigarro de los labios.
-Lu...
Las palabras del pelinegro fueron calladas por los labios del rubio, quién besó al chico con pasión, tomándolo de las mejillas para que el menor no lograra apartarse, pero aquel beso lo había dejado sorprendido e inmóvil su lugar. El besó duró bastante, así que después de un rato tuvieron que separarse por la falta de aire.
Los labios carnosos y ahora húmedos de Paul estaban entre abiertos, seguía sorprendido por el acto del mayor, en ningún momento había subido la mirada para ver aquellas orbes azules, se sentía terrible.
El rostro algo pecoso del mayor lentamente se le acercó, pero esta vez no lo besó, sino que apoyó su mejilla a la ajena, quedando con los labios muy cerca de la oreja de McCartney.
-Dame los cuatro días que estarás aquí.- susurró, erizando la piel del chico inglés.
Paul asintió de forma lenta, para finalmente ser rodeado por los brazos de Ludwig, quienes lo atrajeron al cuerpo ajeno.
ESTÁS LEYENDO
Hasta no poder más [McLennon]
Fanfiction¿Cuánto estarías dispuesto a soportar por la persona que amas? Paul se ha obsesionado con un chico que canta en las calles, sin embargo por un descuido, éste chico lo soborna para formar una banda, lo que llevará a Paul a sufrir por el amor no corre...