Hasta no poder más [McLennon]

Capítulo 22

《Cómplices》

Se separaron, el abrazo se fue deshaciendo lentamente, Paul no quería soltar al pelicastaño, pues pensaba en que todo volvería a ser cómo estaba antes, pensaba que John volvería a ser indiferente con sus sentimientos; llevó el dorso de su mano derecha a sus labios, no para limpiarse, sino que para detener sus labios temblorosos.

-¿Es un sueño...?- preguntó en un susurro, sin apartar su mano. Aún no podía creer que todas las acciones y palabras de hace unos pocos segundos fueron reales. Era un trago duro de dar.

-Por supuesto que no, Paulie.- respondió un poco más alto, llevando sus manos a las mejillas ahora calientes del pelinegro, quién dió un pequeño saltito en su lugar ante aquel tacto.

Todo era silencio entre ellos dos.

Paul alzó sus manos y las colocó sobre las de Lennon. Las manos del mayor estaban frías.

-Te odio.- soltó con voz quebrada, sus ojos estaban llenándose de lágrimas que comenzaban a desbordarse.

-No lo haces.- John hablaba con un tono de voz tan tierno que provocaba sensaciones agradables en McCartney.

-Si, te odio.- suspiró intentando convencerse a sí mismo. John relamió sus labios y se acercó a los labios ajenos, aún sostenía al menor de sus mejillas. -¿Qué haces?

-Te demostraré que me amas tanto cómo yo a ti.- aquellas palabras lograron llevar al límite a Paul; John volvió a juntar sus labios con los del pelinegro, el beso fue lento y lleno de cariño, Paul pudo sentirlo y con rapidez se dejó llevar por los cálidos besos de Lennon.
Se separaron y John miró el rostro ajeno, incomodando un poco al de mirada color hazel.

-¿Tengo algo en la cara?

Negó-. Es solo que ahora puedo ver lo bello que eres... siempre evitaba mirarte a rostro, porque sabía que tus facciones terminarían por gustarme más de lo que deberían.- se acercó lentamente al rostro ruborizado a casua de la vergüenza y dió un pequeño beso en la comisura del labio.

Paul nunca imaginó llegar a esa situación junto a John, sentía que iba a morir de la felicidad, así que sin pensarlo dos veces, se abalanzó al cuerpo contrario y lo abrazó con fuerza.

En ese momento un fuerte ruido hizo abrir los ojos al menor, al hacerlo había mucha serpentina a su alrededor, alguna aún iba cayendo en dirección al suelo.

-¿Pero qué...?

-¡Esperamos sean muy felices!- escuchó decir a dos voces al mismo tiempo, los buscó con la mirada y ahí estaban.

-¡¿Qué hacen aquí?!- exclamó separándose de Lennon, mirando furioso a Ringo y George.

-¿Cómo que qué hacemos aquí? Ayudamos a John y teníamos que ver si le iba bien.- se defendió Ringo.

-Nunca se sabe cuándo lo arruinará.- agregó George.

-¿Ustedes...- los miró extrañado -lo ayudaron?

-Así es.- dijo Ringo orgulloso.

-¿Cómo?

-Resulta que Lennon llegó a casa de Ringo un poco después de que te fuiste a dormir, nos pidió ayuda para traerte aquí, a la fiesta, en dónde él te esperaría y bueno, no sé qué pensaba hacer luego de eso, pero al parecer le funcionó.- habló George, al finalizar su explicación le dió una pequeña sonrisa a McCartney, quién lo miraba con preocupación.

-Solo esperamos que no lo arruines, Lennon.

-No lo haré.- habló al fin el pelicastaño más alto, entrelazando su mano con la de Paul.

-Por cierto, ¿la fiesta de quién es?

-Ni idea.

-No lo sé, yo solo vine a comer.

-Es de Cynthia.- escuchar ese nombre le provocó un revoltijo en el estómago al pelinegro.

-¿Cynthia...?- Paul no odiaba a la chica, pero le dolía saber que ella pudo tener algo con su amado.

-Tranquilo, no ocurrió nada con ella.

Paul asintió. Ahora no importaba nada de eso, ya no quería pensar en cosas que podrían separarlo de su John, quería disfrutar de su felicidad.

-John, vamos a casa.- jaló al chico de ojos color almendra -Ustedes dos, no piensen en interrumpirnos.

-No lo haremos, Paulie.

-¡Quiero todo limpio en la mañana!- exclamó Starkey -¡Y nada de hacerlo en la cocina!

Paul rió, comenzando a caminar más rápido junto a su amado, quién también reía, sujetando con fuerza la mano del menor.