Capítulo 18

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《De regreso a Liverpool》

Cuándo Ringo dijo: "Ésta no es la solución para nada, ambos saldrán insatisfechos" tenía toda la razón del mundo; los días habían pasado tan rápido que cuando Paul quiso darse cuenta ya era la última noche en Hamburgo, pero no por eso las cosas seguían iguales.

Ludwig sin saber cómo, se había enamorado de Paul, no solo de su físico sino que también de él cómo persona y en cuánto a Paul, éste último seguía amando a John. Ambos habían perdido.

La banda había ido a dar su último acto junto a Ringo mientras Paul y Ludwig se encontraban en la habitación que el menor compartía con Starkey; el rubio quería dar el último paso con McCartney, el más importante, quería que éste le correspondiera y se le entregara en cuerpo y alma, pero el pelinegro aún no se sentía listo para dar ese paso, había sido violado hace menos de una semana y realmente quería evitar tener un encuentro sexual, pero también quería olvidar todo lo ocurrido antes en su vida, quería olvidar la violación, pero ¿Ludwig era la solución? ¿Realmente estaba dispuesto a entregarse a él?

Los besos del mayor no le permitían hablar, aunque tampoco sabía qué decir. Las caricias eran lentas e inquietaban al menor, definitivamente no estaba listo y posiblemente jamás lo estaría; intentó alejar a Ludwig, pero éste hizo caso omiso a los débiles empujones del menor, quién jadeaba durante el beso.
Paul fue guiado hacia la cama, el rubio estaba decidido a terminar esa noche con placer.

-Lud...- intentó hablar McCartney, pero sus palabras eran calladas por los labios del alemán -Lud, detente...- las manos del más alto comenzaron a acariciar con más desesperación, buscando la forma de quitar el pantalón de cuero del camino, los besos también subieron de tono y una pequeña batalla se llevaba a cabo, ambos parados a un lado de la cama, Ludwig intentando desnudar a Paul y éste último evitandolo.
-Lud, no...- su pantalón fue abierto y entonces los recuerdos de aquella violación volvieron tan frescos a la mente del pelinegro, tan claros cómo ese mismo día -¡No, detente!- empujó con fuerza el cuerpo ajeno, alejandolo bastante. Se abrazó a sí mismo bajo la mirada azul, rápidamente se acomodó el pantalón y tomó su chaqueta.

-Paul...

-Yo... vete.

-¿Qué?

-¡Vete! Por favor, es lo mejor ahora... Vete.- aquella última palabra la soltó como un débil susurro.
Ludwig observó un par de minutos más al muchacho frente a él, su mirada expresaba toda la tristeza que sentía en esos momentos, por su lado, Paul solo era capaz de mirar el suelo, pensando en que todo había sido un error... el haber comenzado ese efímero romance con Ludwig, aquel romance que desde un principio era sabido que no tendría un buen final.

Era cierto ese dicho que dice: "El que se enamora primero es el que más sufre".

Así había sido para Paul y ahora era así para Ludwig y el problema es que no podían hacer nada por cambiarlo, ya todo estaba hecho.

Ya no estaban ciegos.

* * * * * *

Daban las doce del día, Paul y Ringo ya estaban con sus maletas listas y todos los integrantes de la banda se despedían de ellos, deseando lo mejor para ambos en Liverpool; cuándo iban a retomar su caminata hacia el aeropuerto, una voz hizo parar en seco al pelinegro.

-Será mejor que hables con él antes de que nos vayamos, Paulie.- dijo Ringo con voz suave pero profunda. Paul asintió.
Caminó hasta dónde estaba el rubio, quién lo miraba de una forma que los primeros dos días no tenía, lo miraba con amor.

-Hola.- soltó en voz baja, temiendo terminar mal las cosas.

-Hola...

-Éste... Um.- suspiró por tercera vez en el día, levantó la mirada para ver al mayor, quién tenía una dulce sonrisa en el rostro, le hacía lucir estúpido, de eso no hay duda, pero así luces cuándo amas a alguien, el de mirada color hazel sabía el cómo se sentía el ojiazul, rayos, McCartney lo sabía de sobra, de hecho más de una vez pensó en llamarse a sí mismo "Profesor del amor no correspondido".

-Te voy a extrañar.- dijo sin borrar aquella cálida sonrisa.

-Quizás nos volveremos a encontrar...

-Posiblemente, para ese entonces te seguiré amando.- dijo con aquella voz pomada, suave y tranquila, tan característica de él.

-No; espero conozcas a alguien mejor que yo y que tengas una mejor historia de amor con esa persona.

Ludwig negó, sonriendo divertido.

-¿Qué te hace sonreír? -cuestionó extrañado.

-Ahora te entiendo.

-¿A qué te refieres?

-Ahora estoy en tu lugar, Paul... ahora tú estás en el lugar de ese tipo y yo en el tuyo.- McCartney guardó silencio, sin dejar de mirar el rostro pecoso -Ya no importa.- rió -Te deseo lo mejor.

Ludwig se acercó lentamente al menor.

Un beso en la frente, esa fue la despedida del chico alemán.

En el avión Paul aún podía sentir la calides de los labios del rubio sobre su frente.

* * * * *

-Deberías volver.- habló Stuart, mirando a su amigo quién tocaba su guitarra con tranquilidad, o eso quería hacer pensar, porque en su mente había una terrible tormenta de pensamientos.

-¿Vendrás conmigo, Stu?- el chico negó.

-Quiero quedarme aquí, ¿sabes? Tenía eso planeado antes de que e fuera McCartney...- sonrió mirando una de las tantas fotografías tomadas por Astrid en dónde todos salían posando, ahí estaba McCartney.

-¿Por qué...?- susurró John, sin mirar a su amigo.

-Sabes que mi pasión nunca a sido la música, sino que el arte... Tenía planeado dejar la banda para que al fin McCartney pudiera demostrarte su talento con el bajo, pero se me adelantó.

-¿Y qué solución tendría volver a Liverpool?

-Quizás él esté allá... Arregla las cosas con él.

-No lo sé, Stu.- habló cavizbajo el más alto, rasgando con suavidad las cuerdas de su guitarra.

-John.- dijo con determinación Sutcliffe -Tú eres la persona más obstinada que he conocido y conoceré, siempre consigues lo que te propones, nunca te rindes y esas son tus mejores cualidades... intentar negar tu amor por él fue el peor error que pudiste cometer, pero ahora tienes que arreglar ese error... y con tu persistencia lo conseguirás, será difícil, porque McCartney es muy orgulloso, pero lo conseguirás.

Aquellas palabras animaron enormemente a Lennon, quién dejó su instrumento a un lado y miró a su amigo.

-Volveré a Liverpool.

Hasta no poder más  [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora